1 - El nuevo cazador.

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Phoebe

Once años más tarde...

Ya nada era igual, todo había cambiado desde hacía mucho tiempo.

Yo había cambiado desde aquel día y mi vida era un desastre.

La caja de metal me asfixiaba, me consumía hasta el alma.

Eran preferibles las celdas, pero a mi siempre me ponían en esta caja.

Cómo si estuviera muerta.

Cómo si no importara.

Y me dolía, estaba tan adolorida, tan cansada.

- Auxilio - grité todo lo que pude, aunque sabía perfectamente que nadie me escucharía, que era una causa perdida, pero un ruido en el exterior me alertó.

Se escuchaba como unos golpes.

Y entonces pasó.

La puerta se partió en pedazos y varios trozos de metal caían en todas partes, esquivé algunos y cuando lo que quedó de la puerta cayó, se podía ver el otro lado donde la celda de enfrente también había sido tirada y destruída.

Me levanté del suelo lentamente para ver qué era lo que estaba sucediendo cuando de pronto un hombre se atravesó en mi camino, miraba al frente fijamente, me miraba a mí, en sus ojos notándose un brillo despiadado.

- Justo a la chiquilla que estábamos buscando - dijo con voz ronca. - Me pagarán muy bien por ti.

- No - fue un susurro lleno de terror, no podía volver a pasarme esto. No de nuevo, justo cuando sentía la esperanza de la libertad - Por favor, no se acerque.

- Eres una fortuna para muchos, niña.

- Por favor, no.

Él iba hacerme daño.

Él iba a lastimarme.

Y no podía permitirlo.

Desde hace mucho tiempo he estado consciente de lo que poseo, no podía permitir que este ser me lastimara.

Entonces sentí la misma vibra de todas las veces en las que experimentaban conmigo.

El experimento número 5.

Cerré los ojos y pronuncié las palabras en voz baja.

Una maldición caerá sobre ti,
Vete corriendo si quieres vivir,
Si vas a quedarte, tendrás que morir.

Sabía lo que pasaba a continuación, sabía que mi cuerpo comenzaba a cambiar y a resplandecer, sabia que pequeños hilos de plata comenzaban a salir de la punta de mis dedos.

Sabía todo lo que le pasaba a mi cuerpo.

Y justo cuando sentí la ráfaga de viento atravesándome supe que en pocos minutos iba a salirme de control.

Comencé a hacer hechizo tras hechizo, nunca los había estudiado, pero por alguna razón sabía lo que estaba haciendo y lo que estaba invocando.

Las maldiciones que salían de mi boca y envolvían al hombre frente a mí lo estaban haciendo gritar por el dolor que sentía en su cuerpo en tanto sus huesos yacían partiéndose.

Sé perfectamente lo que estoy haciendo y eso me aterra porque sé que con cada grito saliendo de su boca, menos suspiros de vida le quedan.

Camino hacia él; se encuentra en el suelo, sus ojos están enrojecidos y de su boca comienza a salir sangre.

- ¿Quién te envió? - pregunto sabiendo que es una acción tonta ya que él está a punto de morir. No me respondería.

Sin embargo, me sorprendo al escucharlo a hablar, pero no es la respuesta que necesito.

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⏰ Última actualización: Aug 24 ⏰

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