"No cometerás actos impuros"

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"—Dios te salve, llena eres de gracia..."

"Levi..."

"—... El Señor es contigo..."

"Pídelo, May. Suplica tal como haces en el templo."

"—... Bendita eres entre todas las mujeres..."

"Hazme tocar tu reino. Te lo suplico..."

"—Y bendito sea el fruto de tu vientre..."

"Tus plegarias han sido correspondidas. Mi pequeña May."




















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Las circunstancias que te han traído hasta el punto más bajo en que se puede llegar podrían tomar días para analizar a profundidad y con extrema facilidad comprender que no eres más que una pobre ingenua que ante la primera tentación presentada cedió a sus pecaminosos deseos mundanos.

Tus prendas salpicadas con el fluido escarlata y terracota son un recordatorio del segundo pecado más grave que has cometido en la corta extensión de vida que llevas, siendo el primero acceder a interactuar con el mismísimo rey del tan temido infierno. Donde los pecadores son castigados, privados del descanso eterno en consecuencia del desastre de vida que llevaron como simples mortales.

"Levi... Yo no quería hacerlo... " Tus agrietados labios no se cansan de la misma frase. Anunciadas con temor y arrepentimiento. Un frío violento abate la piel de tus hombros al ser descubiertos por las rasposas y gélidas manos del hombre tras de ti, quien se dedica con cautela a deshacerse de la única prenda que recubre tu desnudez.

Con fiermeza tomas las sábanas de tu cama y aprietas de ellas, buscando comfort y seguridad ante la decisión que tomaste tan pronto despertaste en el regazo del maligno 'Levi'.

"Tu Dios perdona a todos los pecadores, May. Tú eres una pecadora más que busca redención aún cuando no la merece." Finalmente eres despojada de la única prenda que te protege. Tu cuerpo reacciona ante la tenue respiración del otro y sede poco a poco a sus propios instintos, guiándose de su propia inexperiencia y del milenario conocimiento del otro. "Así que ora, suplica el perdón de un pecado mientras cometes otro. Así funcionan ustedes los humanos, ¿Cierto?."

'No' deseabas responder, mas la voz sólo te dio para orar. Orar mientras tu cuerpo es obligado a recostarse de espaldas de las finas sábanas blancas de tu cama. Sintiéndote pequeña bajo el hombre cuya estatura difiere algunas unidades por debajo de la tuya.

"Señor... Yo, una fiel sierva de tu divina palabra..." Sus manos recorren la silueta de tu cuerpo, sus pulgares acariciando la forma de algunas costillas hasta acercarse peligrosamente hacia tu pecho, has detenido tu oración por un momento y tras tragar aire, continúas. "Te imploro perdón... " Un peculiar movimiento a acertado en una reacción nunca antes experimentada. Todo tu cuerpo se eriza hasta hacerte sentir hormigueos en los brazos y obligarte a apresar la mandíbula con fuerza.

El movimiento circular con los dedos se torna brusco cuando en tu lado derecho, finalmente, obtienes una sensación cálida de Levi. Su boca a tomado posesión de la aureola derecha y su mano juega con ansias con la aureola contraria. Las sensaciones que te son brindadas llenan de éxtasis tu cuerpo hasta hacerlo vibrar. Sensaciones nuevas y de las que sin problema te podrías volver adicta a experimentar.

Tu respiración se vuelve irregular y por tu frente finas gotas de sudor han comenzado a hacer aparición. La labor del imponente hombre sobre ti se detiene para hacerte suspirar por un momento, haciéndote sentir un vacío en la zona atendida. Notas su rostro ascender en dirección al tuyo y por inercia has girado tu rostro hacia un lado, permitiéndole acceder con facilidad a tu oído.

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⏰ Última actualización: Aug 02, 2022 ⏰

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Él no puede amar [Levi Ackerman]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora