"Honrarás a tu padre y a tu madre"

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"—Yo los bendigo..."

"¿No te extraña que el mismo rey del inframundo deambule por la misma provincia que tú?"

"—... En el nombre del Padre..."

"No, sólo tengo curiosidad en saber qué podría querer alguien que ya lo tiene todo."

"—... Del Hijo..."

"Ustedes los mundanos gozan de todo menos vida eterna y aún así siempre desean más, no hay mucha diferencia entre ustedes y nosotros."

"—... Y del Espíritu Santo..."

"Creo que... Tienes razón."

"— Amén."























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La música y risas poco a poco han menguado hasta pasar a ser un silencio sepulcral. Los minutos se convirtieron en horas y la noche se volvió madrugada. El hombre en sintonía con el oscuro cielo te habla con formalidades pese a que te ofreció tutearlo —ofrecimiento que no dudaste en aceptar— y sin quererlo deseaste más charlas con él.

Los chicos de la provincia a tu parecer son hombres grises y sin ese deseo de aventura y ansias por comer el mundo que tú tanto tienes. Nunca te interesaste en alguien no por reglas de tu madre y padre, sino porque no existía hombre que despertara curiosidad en ti tanto como lo hace el nombrado Levi.

Morbosamente deseabas alguien que moviera tu mundo 180° hasta ponerlo de cabeza y tener la tan ansiada adrenalina que experimentas al amar de la que las chicas hablan. Pecaminosamente deseaste alguien contrario a todo lo que tus padres desean para ti.

"Oh mi Dios, mis padres. El festival terminó y debía ver a mi madre antes de que dieran la bendición. Van a-"

"¿A matarte?" Has sido interrumpida antes de siquiera terminar la oración. Muy tarde fuiste consciente de lo que ibas a decir, tanto es tu asombro que cubres con ambas manos tus rosados labios y con expresión de shock miras al hombre frente a ti que te observa espectante. "Tu religión dicta no matar ni a una mosca. ¿Insinúas que por algo como esto preferirán honrar a su Dios antes que a su sangre?"

La pregunta te ha dejado muda y lejos de mostrarte consuelo busca cuestionarte. ¿Por qué habrían tus padres de preferir a alguien que no conocen que a ti que te concibieron con amor durante diecinueve años? La respuesta llega tan deprisa que necesitas ayuda para ponerte de pie del bello prado verde alumbrado por luciérnagas y una lámpara frente tuyo.

No dijiste nada, no hizo falta. Tomaste la lámpara y la bella flor negra con destellos dorados que en algún punto de la conversación te fue concedida por el no tan alto y caminaste deprisa colina abajo hasta llegar a tu hogar.

Las luces apagadas indican que deben estar dormidos, el can acostado en la entrada te espera y a punto de ladrar te hincas para acariciarlo y pedirle hacer silencio. Te levantas y caminas hasta dar con la ventana de tu alcoba para encontrarte con la sorpresa de estar completamente abierta y no parcialmente como sueles dejar. Un poco extrañada decides pasarlo por alto y con ayuda de una maceta y el marco de la misma logras entrar en silencio.

Te giras para mirar la colina y efectivamente el hombre de la oscuridad te mira sonriente portando una linterna con una peculiar luz azul en su mano y esbozando una sonrisa que consideras angelical pese a tratarse del rey del inframundo.

"May" la voz de tu madre te asusta al grado de hacerte soltar la lámpara y por instinto apretar el tallo de la rosa contra tu mano, los pinchazos de las espinas de la rosa contra tu mano avisan del pronto recorrido de la brillante sangre y la escondes tras la espalda deprisa para darte vuelta.
Lleva en su mano una lámpara que encandila una tenue luz acaramelada que atrae a los molestos insectos de la luz, pues chocan constantemente contra el cristal.

"Madre" te limitas a responder, no sabes cómo excusarte y tampoco lo planeas hacer, mentir no está en tu lista de deseos pero silenciosamente oraste por un milagro que no te sería concedido.

"¿Dónde estabas? No te vi en la ceremonia y mucho menos en la celebración, el párroco preguntó por su corista favorita y tú no estabas" su tono es áspero y frío, tan característico en ella. No te sorprende que incluso sobre la cuestión de dónde estabas sea opacada por la importancia del evento religioso. Que entre la palabra del anciano degenerado que tienen por líder y la de su sangre, la del primero tenga más peso.

No te sorprende, pero por primera vez lo cuestionas.

Cuestionas la decisión de tu madre al elegir las palabras, su tono de voz, su mirada, sus expresiones. Ella. En tu cabeza brotan cientos de preguntas que nunca consideraste siquiera formular y ahora corren tan rápido como los corceles salvajes del bosque durante el verano.

"Estaba con alguien, me enseñó cosas importantes" respondiste, y no era mentira. El maligno 'Levi' te ilustró del mundo que sólo en los libros de tu padre has conocido, lenguas que se consideran prohibidas y demás que no tardarás en escribir en un cuaderno para evitar olvidar todo ese nuevo conocimiento de alguien tan 'sabio' como lo es él.

"No lo volverás a ver. Alguien que te desvía del camino del Señor de esa manera no es bueno para ti. ¿Es que ninguno de los dos tiene temor de Dios? No lo verás otra vez, May. Es una órden" su mirada gélida termina con la conversación al instante, su entrecejo está fruncido y sus labios levemente abultados en una clara señal de molestia e irritación. Sabes que habla muy enserio. Tras un par de segundos en silencio se da la vuelta, dispuesta a retirarse de la habitación

"—¿Insinúas que por algo como esto preferirán honrar a su Dios antes que a su sangre?"

"¡No!" ha salido de tus labios sin pensarlo, tus puños se cierran aún más y en la mano en que llevas la bella rosa dejas de sentir las espinas. El andar de la mujer de baja estatura se ve abruptamente detenido y lentamente se da la vuelta. Su mirada ya no es la de hacía un momento, ahora expresa una auténtica sorpresa.

"May... ¿Qué has dicho?" el hilo de voz con que ahora se dirige a ti es por primera vez indescifrable. Tu madre siempre ha sido alguien predecible, pero enfrentarte a ella por primera vez abre un mundo de posibilidades donde tienes que tantear la tierra que pisas y la roca que lanzas a partir de ahora.

"Que no. Siempre te he dejado controlar todo en mi vida, incluso las personas con quienes me relaciono. Pero no más. A él no pienso dejar de verle ni hablarle. No está a discusión y no–" las palabras se han quedado en tu boca al instante. Un calor seguido de un abrasador ardor en tu mejilla es lo que pausa tu primera revelación. "¿Ma...má?"

"¡Escúchate, May! Jamás me habías deshonrado de esta manera, nunca te saltas ni un solo evento y sólo aparece ese hombre en tu vida y ya me irrespetas. ¿¡Te parece justo a ti!?" La tensión del momento terminó por acelerar a ambas y los murmullos pasaron a convertirse en gritos. Es cuestión de segundos para que tu padre igual se despierte y se encuentren.

Sabes que de seguir hablando las cosas sólo se pondrán peor, pero callarte demostraría que tiene razón y tú no. Finalmente decides hablar para terminar de una vez por todas.

"¿Deshonrado? Todos los días hago exactamente lo que me pides tal como lo dices, no pongo un solo pero y hasta ahora lo único que pido es tenerle en mi vida. ¿Te parece eso una deshonra? Si es así lamento informarte que tendrás que vivir con ello" la voz por poco se te quiebra y lo único que pides a Dios es que tu madre no decida hablar, no tienes la fuerza suficiente para mantener la serenidad y la impulsibilidad a raya por más tiempo.

Tu madre decide no hablar más y termina la conversación espetando un 've al confesionario mañana'. Ya esperabas aquello y la ves salir de la pequeña habitación, cerrando con cuidado la puerta tras de si.

Finalmente rompes a llanto abierto pero en silencio, cuidando no ser escuchada por aquello. Tu mejilla arde y tu corazón duele. Pero Levi te lo dijo muy claro:

"— Ustedes confunden honrar con servir. Mis sirvientes me sirven porque soy más que ellos y para eso existen. Son piezas que puedo desechar en el momento que me plazca. Mis aliados me honran porque les demuestro que lo merezco por quién soy, no sólo por mi nombre. Me honran porque así lo han decidido y no porque se les haya sido impuesto. Ustedes hacen lo contrario y por eso siempre terminan en dolor y guerra."

Él no puede amar [Levi Ackerman]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora