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Durante el trayecto de regreso a casa, Heejin terminó quedándose dormida sobre el regazo de Jimin. Una vez que llegaron, Jungkook se ofreció a llevarla hasta su habitación, y aunque el omega podía hacerlo por su cuenta, no pudo negarse ante el sutil brillo en la mirada ilusionada del alfa.

Jimin se quedó observándolos desde el marco de la puerta, esperando a que el alfa terminara de acostar y arropar a Heejin en su cama. La sonrisa en su rostro no desapareció, incluso cuando Jungkook se puso de pie y se encaminó hacia él compartiendo la misma sonrisa dulce y gentil.

—Es muy linda cuando duerme —dijo Jungkook tras salir de la habitación—. Se parece a ti.

Las mejillas de Jimin no tardaron en sonrojarse, pintándose de una suave color rojo. Una risa nerviosa escapó de sus labios y dio media vuelta, comenzando a caminar hacia las escaleras.

—¿Qué cosas dices? —resopló con una sonrisa tonta—. ¿Ya la has visto? Ella es casi, por no decir por completo, una copia tuya.

—Físicamente hablando, puede que sí —Jungkook siguió a Jimin escaleras abajo—. Pero definitivamente ella heredó tus rasgos más encantadores.

—¿A qué te refieres con mis rasgos "más encantadores"?

Jimin se detuvo en la sala, cruzándose de brazos mientras miraba a Jungkook con una ceja alzada tras escucharlo hablar con sorna. Su mirada entrecerró sobre el alfa que de pronto traía una sonrisa socarrona.

—Por supuesto, a tu tendencia a rodar los ojos por cualquier cosa cuando crees que nadie te ve y a tu inquebrantable espíritu de siempre querer hacer lo correcto.

—Dices eso porque no las has visto con tus rasgos más encantadores.

Fue el turno de Jungkook de enarcar una de sus cejas. Se colocó delante de Jimin e imitó su postura.

—¿Ah sí? —se inclinó hacia adelante, ahora sonriendo cerca del rostro de Jimin y mirándolo directamente a los ojos—. ¿Y cuáles serían mis rasgos más encantadores?

—Tu inquebrantable espíritu de terquedad y tu tendencia a creer que tienes la razón en todo.

Se quedaron en silencio, mirándose fijamente el uno al otro con el desafío en sus ojos, hasta que unos segundos después terminaron riéndose del otro.

—Me gustó esta noche —dijo Jungkook cuando su risa cesó—. Heejin es una niña maravillosa.

—Sabía que te llevarías bien con ella.

—¿Crees que pueda venir mañana? —de pronto, la mano de Jungkook se colocó sobre su cintura, acercándose más al omega sin considerar mucho su espacio personal—. O si es mucho quizás pasado mañana, me gustaría traerle unas cosas a Heejin.

—Yo- Uh... —por un momento no supo qué responder a su petición. Su mente se quedó en blanco cuando su atención solo podía estar enfocada en la mano sobre su cuerpo, en los dedos tomándolo con delicadeza y dejando una sensación cosquilleante en el lugar—. S-Sí, como quieras, puedes venir cuando desees.

Tranquilízate, Jimin. Debes tranquilizarte.

Relamió sus labios en busca de esa calma que tanto necesitaba, pero terminó siendo peor, porque los ojos de Jungkook fueron a parar sobre su boca y pudo sentir su aroma intensificarse, ocasionando que su piel se erizara y todo en él entrara en una abrupta pausa.

¿Él...?

¿Él iba a besarlo?

El profundo latido que dio su corazón retumbó en sus oídos, aturdiéndolo.

Working with the devil  ⟢  kookmin auDonde viven las historias. Descúbrelo ahora