Capítulo 11. Declaraciones

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SIENNA

Mi teléfono estuvo vibrando sin parar el resto de la tarde. Todo el mundo intentaba localizarme después de que saliera corriendo del almuerzo de Charlotte.

Pensé que quería estar sola, pero no podía estar más equivocada. Necesitaba hablar con alguien.

Pensé en Jocelyn, pero aún no estaba segura de cuál era su conexión con Charlotte, y Michelle y Mia no entenderían por lo que estaba pasando.

Necesitaba a mi madre.

Sienna: "Hola mamá, ¿puedo ir a verte?"

Mamá: "¡Sí! Por supuesto. Estoy en casa todo el día"

Sienna: "Gracias. Nos vemos en 20 minutos"

Mamá: "¡Suena bien! Te quiero, Si. Besos"

Antes de que pudiera llegar a la puerta, ella y Selene estaban fuera con sus brazos rodeándome.

- Oh, Si, lo siento mucho. No teníamos ni idea de que eso iba a pasar. Realmente pensamos que iba a ser un almuerzo normal.

- Empecé a regañarla después de que te fueras, pero mamá me hizo parar —añadió Selene.

- Está bien —respondí—. Sé que estabas tan sorprendida como yo.

- Entra, cariño, y resguárdate del frío. Tengo una gran taza de cacao esperándote.

La familiaridad de estar en la casa de mi infancia fue suficiente para hacerme sentir mejor. No tenía que pensar dos veces lo que decía ni mirar por encima del hombro como hacía en la Casa de la Manada.

Me acurruqué en el sofá y mi madre me trajo el cacao y un plato de galletitas de jengibre mientras Selene me arropaba con una manta.

- Ahí estás, hermanita. Acurrucada como un bicho.

- ¿Hay algo más que pueda ofrecerte? —preguntó mi madre.

- No, esto es perfecto. Sólo necesito saber que no me odiáis...

- Dios mío, Sienna, ¿por qué íbamos a odiarte?

- No sé. Veo lo emocionada que estás por el bebé de Selene, y siento que sería perfecto que ambas tuviéramos hijos al mismo tiempo para que crecieran juntos y...

- Si, estás hablando como una loca —interrumpió Selene—. No deberías tener hijos porque crees que sería bonito que nuestros bebés tuvieran la misma edad. Hay una razón por la que Jeremy y yo esperamos hasta hacerlo. Teníamos otras cosas que queríamos hacer antes de sentar la cabeza.

- Sí, y no creas que te quiero menos porque no me des un nieto. Lo único que me importa es que seas feliz con cualquier camino que tomes en la vida.

- Sí, no dejes que esa suegra golpeada te afecte, Si. Es tu vida. Es tu vientre.

Estaba muy agradecida de tenerlas a las dos en mi vida. Pasamos el resto de la tarde viendo películas y sin hablar en absoluto ni de niños ni de la Manada.


AIDEN

Sienna había llegado a casa con un humor inusual. Por primera vez desde el Festival, parecía estar tranquila.

Jocelyn ya me había contado lo que pasó en la comida, y yo esperaba que Sienna me diera otro ultimátum con respecto a mi madre, pero en lugar de eso, se arrastró a mis brazos y me preguntó por mi día.

No podía entenderlo.

Simplemente nos tumbamos en los brazos del otro y hablamos. Hablamos de todo y de nada. Hablamos hasta que salió el sol.

Lobos milenarios (libro 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora