Prólogo.

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En el principio, cuando solo existía nada, un misterioso ser emergió de una grieta que se formó en el vacío. ¿De dónde vino? No se sabe. Entonces, abrió los ojos, y una explosión de energía salió de él, propagándose en todas las direcciones. Así dio inicio a la formación del mundo. Formó el firmamento mismo. Luego, lo seco apareció, adornado con hierva verde, arboles frutales, montañas y numerosas clases de bestias. Se crearon las aguas, dulces y saladas; cada una con sus respectivos bichos. Separó los cielos de la tierra, el día de la noche. Y posteriormente, en un territorio al que luego seria llamado Glaðsheimr, concibió a sus primeros hijos. Esto lo hizo como característica esencial para dirigir y llevar el control de su nuevo mundo. Así nacieron los dioses. Al ver que todo lo que había creado era bueno, el misterioso ser se marchó. ¿A dónde fue? No se sabe. ¿Volverá? No se sabe.
Con el tiempo, en el mundo solo coexistían algunos dioses, animales y plantas. Pero notaron que, de cierta forma, su mundo seguía deshabitado y triste. No existía nadie que los venerase, así que decidieron crear a las primeras criaturas inteligentes que poblarían el mundo. Ellos se fueron a una gran meseta llevando semillas de moriche, y desde allí las esparcieron, precipitándolas a todos los rincones. De estas semillas nacieron los primeros elfos, hadas, duendes, enanos, dragones, monstruos, espíritus y otros seres. El comienzo de este crisol de criaturas se llamó Tiempo original.
Todo marchaba al compás de la dicha y la armonía, pero tras la introducción del mal, ocurrió una ruptura e inició el primer conflicto de la historia. Jaspe, una mujer que no era de carne y hueso sino de piedra, movida por el deseo de dominar el nuevo mundo, ejecutó en secreto un encantamiento desconocido que ocasionó el nacimiento de una raza oscura bastante violenta.
Como una plaga, arrasaron sin cesar cada una de las primeras civilizaciones. Todo se vio vacío y opaco con el pasar de los días. Por esta razón, y como último recurso, los dioses crearon siete armas divinas para así establecer una relación dentro del mal y poder volver a la libertad del mundo.
Tras una ardua batalla, la guerra terminó con Jaspe, la enemiga del mundo, derrotada.
Pero ciertas cosas de la historia no son del todo ciertas.
La historia de este libro se lleva a cabo miles de años después del conflicto con Jaspe, específicamente en la primera región que ha ofrecido paisajes únicos desde su creación; un territorio adornado con impenetrables selvas, ríos, valles profundos y un sinfín de formaciones rocosas e individualmente separadas, llamadas Tepuyes. Todo esto con la participación de un clima que actúa de manera extraña, pues la temperatura promedio es cálida, pero por las noches llega a descender tanto que todos buscaban manera de mantener sus hogares caldeados. Este es Mercatrya, el imperio de los elfos ubicado al sur del continente Gardenia.

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