Capítulo 1

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─Tenias el miraculous del conejo, pudiste escojer salvar a Emilie. . .salvarme, pero elegiste tu obsesión con Ladybug, estás loco Gabriel.

Nathalie bajo del startrain en su primera parada, Lila la acompaño, pero la italiana estaba extrañamente callada, ahí le anuncio que el proyecto Agreste había sido dado de baja y que debían regresar a París cuánto antes, la joven no lo tomo bien, pero solo tenía dos opciones, volver a París con Nathalie o quedarse atrapada allí hasta que su madre se digne a buscarla, y eso, en la vida de una embajadora podía ser mucho tiempo, ofuscada, la ojiverde siguió a la adulta, hasta que abordaron el primer tren de regreso a París, extrañamente Nathalie evito hacer que los pasajes coincidan, por lo que Lila viajo en una parte y la Sancoeur en otra, lo más lejos posible de la vista de la chica, no quería que la vea en ese estádo, podría preguntar y hasta sospechar.

Sus manos temblaban y cada cierto periodo de tiempo tosia, la vía se acortaba casa vez más anunciando la cercanía con la capital francesa, la ansiedad de Nathalie aumentaba cada vez más, en su bolsillo su celular vibraba, tanto que parecía que iba a explotar, Gabriel llamaba desesperado, pero ella no tenía el valor de atender, había arruinado todo, por eso le gusta esconder sus sentimientos, porque una vez que los deja salir algo malo pasaba, parecía maldita.

Próxima estación, "estación central París", final del recorrido, desenzo por lado izquierdo de la formación.


La voz monótona y robótica del tren entro por sus tímpanos, Nathalie cayó en la realidad, desde su asiento veía la torre, eso significaba que solo quedaban unos minutos para llegar, su templor y tos aumentaron, y sus ojos se llenaron de lágrimas, la crisis termino cuando el sonido de alerta de las puertas se escucharon, indicando que estás se iban a abrir para que todos puedan bajar, tratando de calmarse, la ejecutiva se levantó, tomo su maleta y camino, los primeros pasos los dió con Lila, luego la chica camino más rápido y se dirigió al sector de taxis.

Nathalie iba tan distraída que no vio por dónde caminaba, llevándose por delante a una persona, los dos quedaron tumbados en el suelo, nadie los ayudo, los demás pasaban a su alrededor esquivandolos, como si no fueran personas.

─Me disculpo señorita Sancoeur, no la vi, iba pensando en otras cosas─ se levanta y luego le tiende su mano a la ejecutiva, está la toma y se pará ─Espero no haberle causado daño

─Todo está en su lugar, no se preocupe señor Kubdel.

─¿Segura que está todo bien?─ mira había abajo, Nathalie no había soltado su mano ─Esta temblando─ ella lo suelta asustada

─Todo está bien, enserio no se preocupe.

─Señorita Sancoeur se que somos dos extraños, pero puede confiar en mi, si algo le sucede lo mejor es decirlo, mi esposa era diabética y solía tener temblores así, si su nivel de glucosa en sangre está bajo eso sería algo dañino para su salud, ¿no le parece mejor si la acompaño?.

─No soy diabética quedése tranquilo, puedo llegar a la mansión por mi cuenta.

Al recordar su hogar y a su jefe rápidamente fue invadida por un ataque de tos, que casi la deja nuevamente en el suelo, si no fuera por Alim que la sostuvo, se habría golpeado.

─El cuerpo habla por si solo, insisto en acompañarla.

─Espere─ tose nuevamente y de reincorpora ─Si tantó insiste en ayudarme, necesito que me recomiende un lugar donde quedarme

─¿Usted no vive en la mansión?.

─No puedo volver ahí.

─Ya veo. . .la invitó a tomar un café y le cuento dónde puede conseguir un buen lugar, ¿está de acuerdo?.

─Espero no crea que soy diabética.

─Para nada, pero una estación de tren no es agradable para charlar.

Nathalie acepto, descontenta pero acepto, Alim la llevo tres manzanas adelante a un hermoso y sereno restaurant, los dos tomaron asiento y una mesera rápidamente se acercó para tomar la orden.

─Dos café negro, yo quiero un porcion de tarta de arándanos─ Nathalie alza una ceja y este la mira para que pida lo que quiera

─Lo mismo.

La mujer anota todo y se aleja, Nathalie se cruza de brazos y es rápidamente indagada por el contrario.

─Conozco lugares por día, por semana y por mes, incluso con contratos por hasta tres años mínimo, ¿cuál es su condición señorita Sancoeur?.

─Aun no defino mi situación. . .tres años sería exagerado, pero una semana sería muy poco─ suspira

─¿Sucedió algo con el señor Agreste?─ ella lo mira enojada ─Perdon, hablé de más. . .solo quiero ayudar

─Digamos que lo insulte. . .y no quiero volver a la mansión por propia voluntad.

─Pero tendrá que volver. . .

─Algun día, cuando esté lista a pedir perdón.

─Se siente más como que la disculpa tiene que venir de su parte. . .¿me equivoco?

El café y la tarta de arándanos llega, ambos se quedan en silencio disfrutando de la infusión.

─Si, debería, pero me extra límite, no debí decir lo que dije, se que no está enojado, pero dentro de mi algo rechaza volver a la mansion─ muerde el postre

─No quiero sonar extraño, se que nos conocimos hace medio minuto, ¿pero porque no viene a mi casa?─ ella se asombra ─Tome mi propuesta como la de un viejo amigo que solo la quiere ayudar, no tiene compromiso, se puede quedar el tiempo que necesite, hasta que aclare su mente

─¿Por qué ayudar a una extraña?.

─Usted es más como una celebridad, es la asistente de Gabriel Agreste, no es una extraña.

─Algun motivo tiene que tener.

─Mire, trabajo todo el día en el Luvre, y mi hija dejo mi casa por tiempo indeterminado, tengo un enorme penthouse y usted necesita lugar.

─Sinceramente suena bien, pero le pagaré mi estadía.

─No hablara enserio, ¿acaso cree que hago esto por el dinero?.

─Claro que no, pero me siento mal aceptar su ayuda así sin más, pagaré mi estadía.

─Para nada, le digo que tengo una casa sin usar, ¿para que querría su dinero?, además mi exposición en el Luvre es la más exitosa gano mas que una tienda Agreste en medio día.

─Bien ya veré como pagarle.

─Tenga, está es mi tarjeta, está mi dirección y mi teléfono celular, le dejo la llave, debo regresar al Luvre en unos instantes, póngase cómoda y olvidé todas las presiones que tenga─ le extiende un llavero

─No se cómo agradecerte. . .

─Alim─ sonríe ─No tienes nada que agradecer. . . Nathalie

─Nuevamente gracias Alim.

Los dos terminaron el café y luego abandonaron el lugar, el castaño se fue directamente al Luvre y la ejecutiva emprendió camino hacia el penthouse del hombre, mientras, Gabriel seguía llamándola con desesperación, quería hablar con ella de inmediato y arreglar todo este asunto.

Miraculous: EtéreoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora