Capítulo 8

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"Only love can hurt like this"

Nathalie estaba de espaldas a Gabriel, mirando la noche estrellada que se proyectaba ampliamente por el inmenso ventanal con detalles de mariposa que había en aquella guarida subterránea, el diseñador admiraba su espalda, estaba ansioso pero sabía que debía dejarla, después de haberla raptado no estaría para nada de buen humor.

─¿De que quieres hablar?.

Arrojó la primera piedra, Gabriel sudaba y estaba nervioso, trago saliva y pensó en lo que diría, si lo hacia libremente terminarían peor que antes.

─Estoy loco.

Ella se giró pero no encontró sus ojos, el estaba apenado y miraba el suelo mientras sostenía sus manos, a simple vista se lo podía ver temblar.

─Ya no puedo parar, no quiero parar─ levanta la mirada ─Necesito el poder

─¿Para que?, el poder nunca la va a traer de regreso.

─¡Si lo hará!─ baja la cabeza otra vez ─No solo voy a traerla, con el poder haré que nadie me la arrebate, nunca mas─ levanta la mirada, había decisión en ella ─Sin Ladybug en el camino seré imparable

Ella empieza a caminar hacía el, quedando a tan solo unos centímetros, teniendo que elevar la mirada por culpa de la diferencia de estatura.

─¿Eso me querías decir?, no hacía falta que me traigas.

─¡NO!.

─¿Entonces que es?.

─Te necesito, sin ti a mi lado soy un desastre, debía hacerte caso─ se arrodilla ─Estoy arrepentido, te pido perdón desde lo más profundo de mi ser

─Acepto tus disculpas y te perdono. . .pero no voy a volver─ el la mira ─Gabriel Agreste, yo, Nathalie Sancoeur. . .renunció─ se quita el anillo, el cual había permanecido en su dedo desde los incidentes con Risk y se lo extiende ─Gracias por todo

El diseñador se queda con el anillo en su mano, pero no puede procesar el hecho de que su asistente lo estaba dejando definitivamente.

─¿Que hay de tu amor?─ dijo después de que ella lo sobrepasó para llegar a la trampilla

─¿Para que quiere mi amor?, va a hacer que nadie lo separe de su esposa, soy su enemiga número uno en su mundo ideal─ el se gira

─Jamas serias mi enemiga.

─Es bueno saberlo, le deseo la mejor de las fortunas señor Agreste.

─No acepto─ el camina ─Desestimo tu renuncia

─Haga lo que se le de la gana, no trabajaré más aqui, no regresaré más a su vida, me voy, ya no puedo seguir.

─Eso es una enorme mentira, tu lugar es aquí, con nosotros, por favor.

─¡No me suplique─ su voz se vuelve temblorosa ─Desde el primer día en el que te vi, estuve enamorada de ti, te vine ayudando todo este tiempo por ese patético sentimiento, tu felicidad era mi felicidad a pesar de que ayudarte significaba nunca tenerte, podía vivir con eso, porque amaba incondicionalmente la forma en la que harías lo que fuera por tu familia, pero no me puedo quedar al lado de un loco psicópata que planea hacerse con todo el poder.

Rápidamente piza la trampa y se va de la habitación, Gabriel la intenta detener pero es imposible, cuando el ascensor estuvo libre y el lo pudo tomar, Nathalie ya no estaba en la mansión, creyó que era conveniente seguirla pero las palabras de su hijo resonaron en su cabeza, estaba siendo irracional, si iba detrás de ella ahora, debía olvidarse de todos sus ideales.

Nathalie por su parte corría por París, con todas sus fuerzas tenía que llegar hasta la residencia Kubdel cuánto antes, una vez allí tocó el timbre, Alim abrió completamente soñoliento, se despertó cuando sintió el cuerpo de la pelinegra apegarse al suyo, aferrándose con todas sus fuerzas.

─¿Cómo saliste, que pasó?.

─Abrazame por favor.

Fue lo único que ella dijo, el la abrazo con todas sus fuerzas, sin soltarse la metió dentro y cerró la puerta, ambos se quedaron así hasta que Alim empezó a sentir su pecho mojado, Nathalie lloraba sin consuelo contra su cuerpo, estaba destruida.

─Dime que puedo hacer algo por ti.

─Renuncie─ dijo entre sollozos

─¿Estás segura de todo esto?─ ella no respondió ─Tu vida está ahí, no creo que haya sucedido algo grabe como para tomes la decisión de irte

─Es lo mejor.

─No si duele.

─Toda partida duele.

─Eso es mentira Nathalie, nada duele si tiene que pasar─ ella se separa

─No me podía quedar─ el seca sus lágrimas

─Entiendo─ la abraza ─Aqui estarás bien, lo prometo

Después de eso ambos terminaron en la sala, bebiendo café y comiendo unos exquisitos dulces de arándanos que Alim compro en una expedición que realizó, los dos estaban callados, ni siquiera se miraban, pero la compañía del uno al otro era tan grata que no importaba si estaban callados.

─¿Puede ir a la mansión a buscar mis cosas?.

Dijo ella de repente, el se asombro, tomo un poco de café, pensó unos segundos y luego asíntio.

─Mañana a primera hora estaré allí, dígame qué tengo que traer.

─Todo─ sonríe y luego bebé café

─Muy bien.

─Ahora que definí mi situación voy a necesitar tus contactos, creo que tres años son buenos ahora.

─Claro─ dijo con desilución

─Mañana a primera hora arrendare un departamento, gracias por estos días.

─No debes hacerlo.

Ahora el silencio si se volvió molesto, ella termino y se despidió, el se quedó unos minutos más, reflexionó sobre todo, a pesar de que fueron pocos días los que ella estuvo ahí, se había acostumbrado a su presencia, credulamente creyó que después de su leve confesión las cosas cambiarían y en su favor, pero parecía que no, cansado, dejo el lugar, tenía que descansar, mañana sería un día largó, demasiado.

Miraculous: EtéreoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora