Capítulo 10

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Nathalie ahora vivía a tan solo unas manzanas del parque, pensó en arrendar un departamento pero cuando chequeó el estado de su cuenta bancaria, decidió comprar un departamento completo. A pesar de eso aún le sobraba buena cantidad, sus ahorros, más el trabajo que hizo para los Agreste encontrando los miraculous y los años que tuvo como asistente, eran más que suficientes como para tener una buena vida. El lugar era extremadamente cómodo, demasiado grande para una mujer sola, pero con un balcón de ensueño, allí Nathalie se refugiaba todas las noches a beber café caliente y admirar el cielo estrellado.

Ahora se encontraba leyendo un libro, estaba sumamente entretenida, cambio las bibliografías por algo literario, la ficción no era su fuerte, pero sus días de trabajo sin descanso habían terminado, ahora debía tomar tiempo para ella y usar sus ratos de forma productiva.

De repente el sonido del timbre la saco de su mundo de fantasía, el apuesto CEO de la compañía más grande de belleza en aquel mundo inventando, estaba a punto de besar a su leal asistente, pero la insistencia del timbre no dejo que al acción se concrete, enojada tomo su señalador de página, marco el párrafo, cerró el libro y se levantó, ofuscada camino hasta la puerta y la abrió, del otro lado había una joven sonriente, de la misma edad de Adrien, cabello azul arreglado en dos coletas y una sonrisa que parecía que irradiaba, curiosamente era aquella compañera entrometida, insistente y torpe que tenía Adrien.

─¿Señorita Dupain-Cheng que la trae por aquí?─ el enojo que está tenía por haber sido molestada le impedía ver la enorme canasta llena de dulces que está tenía en sus manos

─Hola señorita Sancoeur─ sonríe ─Juro que no vengo a molestarla ni a preguntarle si Adrien está con usted. . .como vivo al lado y es la primera en mudarse en mucho tiempo, mis padres le envían este presente─ extiende la canasta ─¿Adrien no esta aquí cierto?─ ríe nerviosa e intenta ver por sobre sus hombros

─Gracias─ toma la canasta y el olor a macarons entra rápidamente por sus fosas nasales haciéndole desear abrir el envoltorio cuánto antes y devorarlos ─Adrien no está aquí, vivo sola, pero algún día, si logra disculparme, podría estarlo

─¿Se pelearon?─ pregunto asombrada

Nathalie no entendía porque dentro de su ser sentía la necesidad de hablar con esta chica, nunca fue de su agrado, pero tampoco le disgustaba su presencia, solo era un poco torpe y eso no era una cualidad a aceptar dentro del mundo Sancoeur.

─¿Te gustaría pasar?,  puedo responder todas sus preguntas disfrutando de los dulces─ se aparta, la chica sonríe y entra

Nathalie camina detrás de ella, luego la guía hasta el comedor, allí deja la canasta en el centro de la enorme mesa, sale por una entrada y a los segundos vuelve con dos tazas y una tetera, la cual al ser eléctrica calentó el agua en un santiamén, lo mejor de la tecnología Tsurugi sin dudas; después de servir el te y de acomodar algunos macarons en un plato color verde agua, la adulta se dispuso a responder la pregunta.

─Deje de trabajar para el señor Agreste y Adrien no estuvo contento por esa decisión.

─Entonces por eso estuvo triste estos días.

─¿De verdad?.

─Si, pero cuando le pregunto no quiere hablar de ello─ la adulta desvía la mirada ─¿Que paso?

─Discutí con el señor Agreste. . .el no se disculpo, y yo soy lo suficientemente orgullosa como para no dejarlo pasar, lo mejor fue irme─ suspira

─¿Quien cometió la falta?.

─El. . .

─Entonces no tiene orgullo que lamentar, usted merece una disculpa, si el no se la da, hizo bien─ bebé un poco de te

─Me recuerdas a mi sobrina─ sonríe ─Tan madura para su edad. . .pero siempre sabiendo que decir

─No sabía que tiene familia.

─La tengo, pero hace rato no los veo, tal vez debería viajar.

─Es una excelente idea, ¿a dónde iría?, si quiere puedo cuidar de las hermosas plantas que tiene en el balcón.

─Acepto la oferta─ dijo extrañamente animada ─A Rusia debería ir─ la contraria se asombra ─Mi madre es rusa, pero no quiso venir a Europa, asíque yo dejé a toda mi familia y me mudé con mi padre a París─ explico ante la tranquilidad expresada por la contraria aunque agradecía ese grado de confianza

─Deberia aprovechar e ir.

─No es mala idea. . .pero no es momento, hace mucho frío allí─ ríe ─Dile a tus padres que agradezco los dulces, no se puede esperar nada más de la mejor panadería de la ciudad

─Se los diré. . .y si algún día quiere, puede venir a pasar tiempo con nosotros.

─Te lo agradezco.

─El té está exquisito, pero debo irme, tengo que terminar tarea de química─ dijo y se tomó todo el contenido de un rápido sorbo, para su suerte ya estaba a temperatura ambiente

─Si algún día necesitas ayuda, no dudes en consultarme, tienes de vecina a la mejor institutriz de la ciudad─ guiña un ojo en forma vanidosa, Marinette se asombra y luego ríe

─Gracias señorita Sancoeur.

─Nathalie─ sonríe tranquila

─Gracias Nathalie.

Luego de ese breve encuentro ambas se despidieron, la ejecutiva volvió rápidamente a su cómodo asiento y retomo la lectura, ahora sí pudo imaginarse la escena en dónde jefe y empleada consumaban su amor, lamentándose de que esa suerte jamás la haya golpeado, después de todo, cosas como esas, solo pasan en la ficción.

Miraculous: EtéreoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora