•TRAS EL ESCENARIO•2YEON

Cheer up Era

Narra Nayeon

Hoy Jeongyeon no estaba con nosotras, había ido a un programa en el que pasaría el día en el campo. Como no tenía algo mejor que hacer estaba viendo el show junto a Jihyo, Sana, Tzuyu y Mina.

–¿Por qué ha ido sola?–le preguntó Tzuyu a Jihyo.

–Jyp me lo prupuso y yo se lo comenté a ella porque le gusta la naturaleza y esas cosas.

Todo fue muy bien, el programa era entretenido hasta que vimos como uno de los caballos le propinaba una fuerte coz a nuestra amiga y esta rompía en llanto.

–Jeong–dije sufriendo por ella.

–Mantén la calma, voy a llamar y vamos a dónde la lleven–Jihyo colocó una mano en mi hombro.

Esperé los minutos que mi líder pasó en llamada impaciente.

–¿Qué dicen?

–Está en un hospital cercano, no la pueden traer por el momento aunque lo harán cuando puedan.

–¿Cómo está?–estaba nerviosa y un poco desesperada.

–Bien, le duele pero le están rebajando el dolor, pasará unas semanas con un yeso y lista.

–Puf, lo va a llevar fatal.

–Cierto pero habrá que aguantarla así–trató de bromear Momo para calmar el ambiente.

Tuvimos que esperar hasta la tarde para ir a verla al hospital principal de Seoul.

Ella se encontraba en una de las tantas habitaciones del hospital con la pierna puesta en alto y cara de fastidio. La primera en entrar fui yo.

–Jeongie–la abracé–¿Cómo estás?¿Te duele mucho?

–Bueno, antes me dolía más–contestó decaída.

–Se te pasará, pronto estarás como siempre–revisé que no hubiese nadie cerca y la besé compartiendo nuestras preocupaciones y transmitiéndole mi apoyo.

–No podré participar en las próximas actuaciones, decepcionaré a Once.

–Yoo–la amenacé apuntandole con mi dedo índice–No tienes la culpa de lo que ha pasado, no vas a decepcionar a nadie y sobre las actuaciones, solo serán dos semanas.

–Voy a ser una molestia con las muletas–prosiguió con sus quejas.

–Todas te ayudaremos, somos un grupo recuérdalo.

–Unnie–Dahyun asomó su pálida cara por la puerta–Mira lo que te hemos traído–mostró una cesta con sus dulces favoritos y una pegatina de un caballo.

Jeongyeon no pudo contener la risa, ese era su tipo favorito de regalos.

Finalmente todas entraron en la habitación y consiguieron besarla y abrazarla a pesar de sus protestas.

Solo estuvo parte del día siguiente en el hospital hasta que le dieron el alta. Las cosas eran un poco más difíciles para ella pero la ayudábamos como podíamos.

–¿No crees que es temprano para que te vayas a dormir?

–Estoy cansada–me miró con la mirada gacha.

–Vamos entonces–mi misión consistía en agarrarla para que no perdiese el equilibrio–¿Quieres hablar? Sé que no estás bien.

–Solo quiero dormir–me dió un beso de buenas noches y cerró los ojos.

La cosa no mejoraría en los próximos días ya que teníamos varias actuaciones donde no podría participar.

–Te observaré durante toda la canción amor–me susurró cuando la dejé sentada en el banco donde reposaría.

–No lo dudaba, disfruta.

Era consciente de que ella no mostraba su desagrado para no ser una carga pero todas podíamos percibirlo.

–Creo que deberíamos hacerle una pequeña sorpresa–propuso Jihyo.

–¿Alguna idea?–dije.

–Podemos pintar sus muletas–propuso Chae–Es fácil y no nos llevará mucho tiempo.

–Creo que está bien–participó Mina.

–Actuamos y cuando acabemos Momo, Chaeyoung y Nayeon irán a pintarlo mientras las demás las excusamos–Jihyo nos explicó el plan.

A Jeongyeon no le sirvió ninguna excusa y para cuando acabamos de dibujar y pintar en sus muletas que Chaeyoung había cogido con astucia ella ya sabía que algo tramábamos.

–¿Cómo os ha ido la reunión?

–Eh muy productiva–mentí.

–Venga ya, soltad la verdad.

–Si insistes–Momo tomó la iniciativa y le ofreció sus dos muletas totalmente transformadas–Esperamos que te gusten.

La cara de mi novia reflejaba una mezcla entre sorpresa y gracia hasta que sin decir palabra comenzó a reír.

–Os quiero mucho–extendió sus brazos y sin perder la oportunidad todas nos abrazamos–Es el mejor regalo posible.

El resto del tiempo que pasó con muletas lo hizo con más alegría. La mayor parte del tiempo caminaba apoyándose en mi mientras yo cargaba con ellas para hacérselo más fácil hasta que por fin le quitaron la escayola.

–Tu pierna está perfecta–dictaminó el doctor antes de quitarla.

–Nayeon, ya soy libre, puedo bailar y correr y saltar–Jeongyeon corría por toda la habitación como una niña pequeña dando saltitos y parándose de vez en cuando para besarme o abrazarme.