Presagios

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Tenía 7 años cuando los habitantes de nuestro planeta por fin pusieron manos a la obra. Todo el mundo se levantó del cómodo sofá de la triada hedónica y se unió en una sola voz de voluntad y responsabilidad.
Han pasado 22 años desde que nuestro planeta empezó con el protocolo MAYIM. Se trata de un estudio realizado por las mentes más brillantes de nuestro mundo. Un proyecto que refleja un estado actual del comportamiento de nuestro planeta con los resultados obtenidos.

Un proyecto que nos propone una nueva forma de habitar, que se va actualizando conforme a la respuesta que arroja nuestro planeta diariamente. Una dicotomía de lo que era nuestro estilo de vida anterior, a lo que es ahora.

Se podría decir que nuestra forma de vivir iba volviéndose más consciente y sobre todo más empática con nuestro entorno.
Desechamos muchas cosas que creíamos difíciles de abandonar. Cada día que transcurría, nuestro planeta mostraba señales de mejoría, nuestra sonrisa en el rostro al ver el enorme tablero tridimensional señalar que nuestras acciones nos brindaban la esperanza de un futuro prometedor, un futuro donde nuestras siguientes generaciones pudieran habitar. Mis ojos sollozaban al ver a muchos padres abrazar a sus hijos, demostrando la felicidad que sentían, verlos con los ojos llorosos diciéndoles 《tranquilo, mi corazón, papá te cuidara. No tienes nada de qué preocuparte.》
Me llenó de felicidad estar entre la multitud que, a pesar de haber pecado con sus acciones, a pesar de que siendo ellos mismos los que crearon todo este mal que casi nos acaba, se levantaban felices, confirmando un futuro a sus descendientes. Un futuro que no estaba prescrito y nos dispusimos a crearlo. Un destino escrito a puño ensangrentado.

Confiábamos que todo nos saldría bien, nos sentíamos capaces de lograr todos nuestros objetivos.

Creo que esa es la primera razón de todos nuestros males, nos confiamos, nos confiamos en algo de lo que no sabemos qué sucederá, creer que tenemos el control de todo lo que nos rodea, hasta del tiempo y del espacio. Nos engreímos en nuestra propia prudencia, sin saber que hay otros asuntos que no conocemos ni en lo más mínimo.

《Tener la certeza de que algo que no vemos va a suceder se le puede denominar fe, pero creer en nuestra propia creación lo puedo considerar imprudencia》.

Confiamos en los científicos y en sus palabras: "MAYIM ES NUESTRA SALVADORA, es la razón por la cual aún vivimos, no hay nada que pueda causar nuestra extinción a partir de ahora y en adelante".

Nos sometimos a su voluntad, nos sentíamos seguros ante su dominio. Creímos en todo lo que nos dijeron y como bueyes nos dirigimos al matadero.
Empezaba el principio de nuestro fin, el comienzo de todos nuestros males, la razón por la cual creer en nuestra propia creación es lo más imprudente que siempre hemos hecho.
Vivir el mismo infierno en carne propia, pagando por nuestra insensatez y nuestro orgullo.

Las Crónicas LinuxDonde viven las historias. Descúbrelo ahora