Capítulo 3

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El pelimorado se despertó desubicado con un dolor fuerte de cabeza y la garganta seca. Se sentó en la cama y sintió unas ganas de vomitar. Se alarmó al no encontrarse en su habitación, miró a su alrededor encontrándose con una mata de cabellos lacios y no pudo evitar gritar empujando a la persona que estaba al lado de él ocasionando que este cayera al suelo. Diablos, se desesperó al notar que no estaba en su casa.

—¡Ah mierda!— exclamó Sunghoon sobándose el cuello. Jungwon abrió sus ojos y su pulso se elevó.

—¡Sunghoon!— gritó— Mierda joder tápate— habló con sorpresa y vergüenza al ver a Sunghoon totalmente desnudo.

El pelinegro tomó su boxér y se los puso. Mierda que había hecho con Jungwon. Estaba completamente en shock. Al ver que Jungwon claramente no traía nada debajo de las frazadas y que él al despertar estaba desnudo, sabía con certeza lo que había ocurrido. Miró a Jungwon quien tenia la cara tapada con sus manos. Con temor se sentó al lado de Jungwon, sentía que en cualquier momento iba a explotar, claramente odiaba a Sunghoon. Jungwon levantó su mirada y se encontró con la de Sunghoon. Se le oprimió el pecho de ver las lágrimas en los ojos de Jungwon.

—¿Que hicimos?— susurró con temor. Sunghoon suspiró y lo miró no queriendo decirlo en voz alta.

—Tu cara lo dice todo— se tomó de los cabellos— Joder, me duele la cabeza y el trasero.

Sunghoon soltó una carcajada y Jungwon lo golpeó. Sonrió al ver que Jungwon ya no lloraba.

—Me duele la puta cabeza— se quejó Sunghoon mirando la hora de su teléfono.

—Te aprovechaste de mí— informó Jungwon. Sunghoon se alarmó al escuchar al pelimorado.

—¡No! no me acuerdo de nada— dijo un poco enojado ante la acusación del pelimorado.

—Yo tampoco.

—¿Por qué no lo repetimos?— dijo seductoramente él pelinegro a la vez que se subía sobre Jungwon.

—Sunghoon, aléjate— rió por las cosquillas que los besos de Sunghoon le dejaba en su mandíbula— Aléjate, imbécil. 

Empujó a Sunghoon y se empezó a vestir, no le importaba estar desnudo en frente de Sunghoon, solo se quería ir antes de que se volviera incómodo. Por favor, Sunghoon era su enemigo, la persona que lo molestaba por años.

—No recuerdo lo que ocurrió, pero no volverá a ocurrir— comentó Jungwon, ya completamente vestido, tomando su teléfono y billetera.

—No me importa, Jungwon, puedo follarme a cualquier chica— eso fue lo último que escuchó Jungwon antes de salir de la habitación. 

Salió del edificio y apoyó su frente en la fría pared, luego se golpeó la cabeza contra la pared. Algunas personas lo volteaban a ver con cierta curiosidad y asombro.

—¿Qué hiciste Jungwon?— se repetía.

Cuando llegó a casa su madre lo recibió en muchos abrazos con fuerzas. Miró sobre el hombro de su madre encontrándose con Niki.

—¿Donde estabas? Estaba muy preocupado por ti, mi niño. Llamé a todos tus amigos y no sabían de ti, no me dijiste nada. Casi llamo a la Policía— abrazó fuerte a Jungwon.

—Me quedé dormido en casa de un amigo lo siento— se disculpó y se soltó del abrazó.

—Jungwon, estábamos preocupados por ti. Nayeon me llamó y vine tan rápido— se sentó a lado de Jungwon— Te había estado buscando por toda la fiesta, pero unos amigos me detuvieron.

—No deberías tomar mucho alcohol, cariño— dijo Nayeon preocupada.

—Ya estoy grandecito, sé lo que hago— Claramente no, te acostaste con Sunghoon al que odias. Se reprendió el mismo. 

—Lo se, solo avísame la próxima vez— comentó Nayeon— Te haré un sándwich y te traeré un vaso de agua.

Suspiró cunado su madre se fue a la cocina.

—Sunoo, me dijo que te vio salir con un chico— comentó Niki. Jungwon abrió los ojos alarmados.

—No sé de que hablas— habló nervioso esquivando la mirada de Niki.

—¿Fuiste a tener sexo? ¿Con quién?— preguntó Niki con las cejas alzadas. Jungwon frunció el seño.

—No fui a follar— dijo nervioso.

—Claro, hasta aquí huelo el olor a semen— dijo divertido, pero se borró su sonrisa al ver la cara de Jungwon.

—Ni me lo recuerdes.

—¿Por qué? ¿No era bueno en la cama? ¿O la tenía chiquita?— preguntó. Se sorprendió al saber que Jungwon tuvo sexo con algún extraño, no era de los chicos que salen de fiestas y se acuestan con cualquier persona, el pelimorado prefería mil veces quedarse en casa leyendo algún libro o viendo una película.

—No es eso— dijo Jungwon.

—No se te paro— empezó a reír. Jungwon empujó a Niki siempre sabía como subirle el ánimo.

—No quiero hablar de eso— rió— Me iré a bañar.

Se paró para luego subir las escaleras— No te vayas, haremos maratón de películas.

𝐔𝐧𝐚 𝐥𝐥𝐞𝐠𝐚𝐝𝐚 𝐢𝐧𝐞𝐬𝐩𝐞𝐫𝐚𝐝𝐚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora