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Lucas no puede dejar de mover las piernas y se muerde las uñas constantemente sin dejar de mirar la pantalla. Carlos, sentado a su lado en el sofá le pone la mano sobre la rodilla para que se quede quieto.

-Lulu, para ya. Te dará un infarto.

-Bueno, yo no te dije que vinieras ¿Cierto?

-Sabía que verías el Super Bowl y no iba a dejar que lo hicieras solo.

Lucas lo agradece. Al principio se dijo que no importaba, que Tyler estaría del otro lado de la pantalla, a miles de kilómetros de distancia y todo estaría bien. Pero, cuando lo miró salir por el túnel, cuando corría animando a la multitud, Navarro estuvo a punto de desplomarse. La distancia no significaba nada porque el mariscal podía recordar a la perfección la sensación de estar ahí, del grito de la multitud, el aire, el pasto.

El partido fue muy interesante. Tyler, en especial, se había lucido por completo. Ocasionó tres pérdidas de balón, dos capturas al mariscal, un pase interceptado e infinidad de pases incompletos. Lucas lo celebraba, cada vez con menos pena y en una ocasión saltó del sillón diciendo un leve grito de júbilo. Carlos no hizo ningún comentario al respecto y el mariscal lo agradeció.

Ahora están en la pausa de los dos minutos y los gigantes van perdiendo por dos puntos. Esa es la razón por la que Navarro siente que los nervios le rascan el cuerpo y no puede quedarse quieto. Es que quiere que ganen, de verdad. Tyler se lo merece. Desde que él se fue, los gigantes no habían podido ganar.

El partido se reactiva. Ambos equipos hacen todo lo que pueden con el tiempo de posesión del balón y al final se decide todo con diez segundos en el reloj.
Los gigantes pierden. Lucas se siente increíble e inexplicablemente decepcionado. Los jugadores de ambos equipos se felicitan por el partido y los gigantes abandonan el campo para que el equipo ganador reciba su trofeo. Carlos apaga la pantalla con una exhalación larga. La verdad es que nunca le encontró mucho sentido al deporte y lo aprendió solo por el mariscal.

-Vamos, dilo- Lucas lo mira sin comprender-sé que te mueres por decirme todo lo que ese mariscal hizo mal.

-No tengo ningún derecho de juzgarlo- dice Navarro y se encamina a la cocina por un vaso con agua.

-Eres el mejor mariscal de la historia, claro que lo tienes.

-No, no lo tengo. Y ¿Sabes por qué? Porque él está ahí, luchando por una victoria mientras yo estoy aquí escondido detrás de la pantalla.

-Bueno- Carlos se sacude un poco de pelusa en la manga del suéter-eso va a cambiar ¿No? Porque hoy tienes que dar una respuesta.

-No va a cambiar- Lucas desvía la mirada- no voy a regresar. No es...no estoy listo. No es mi lugar.

-Hormiguita- Carlos se pone de pie y se acerca- tú eres Lucas Navarro. El Lucas Navarro. El chico que dejó una marca en todos los lugares en los que puso un pie. Eres una leyenda en la liga. Nunca dejaste que nadie te alejara de tu sueño y nunca te dejaste derribar. Sobreviviste a una terrible tragedia y supiste cómo iniciar de nuevo. Mandaste al carajo a todos los que tenían un problema contigo ¡Incluso a Dante! Les demostraste a todos, que Lucas Navarro era más de lo que creían.

-Ese Lucas Navarro desapareció entre las cámaras de los medios y los micrófonos de los reporteros. Todos se encargaron de ahogarme en sus chismes y ataques de odio, Carlos. Y no estoy dispuesto a vivir eso otra vez. Me acosaron hasta que no pude salir de la casa. Y me desquité con la única persona que era inocente en todo eso, ¿Recuerdas?

-Lulu...

-No voy a volver.

Es lo último que Lucas dice antes de encerrarse en su habitación. Carlos se queda de pie unos minutos más, pero al final, no le queda más que salir del departamento dejando todo en silencio.

Tiempo Fuera [Secuela Medio Tiempo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora