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- ¡Ey, Carlos!

Lucas eleva el brazo agitándolo cuando descubre a su amigo saliendo por la puerta entre el tumulto de gente. El rubio camina hacia él y lo estrecha con mucha fuerza haciéndolo reír.

- ¡Mira estos músculos! -dice su amigo mientras le pica el abdomen con el dedo- quien diría que hace unos meses eras una masa blanda llena de comida chatarra.

-Basta- ordena entre risas golpeando la mano que busca tocarlo-voy a dejarte aquí si no te detienes.

-Lulu, ambos sabemos que eres incapaz de hacer eso- Carlos le pasa el brazo sobre los hombros y comienzan a caminar hacia la salida del aeropuerto- a demás, me muero por conocer a Samuel, seguramente es aún más guapo en persona.

-Ya te lo dije antes, Sam es hetero- responde cuando entran a su auto.

-Homiguita, tienes que comprender algo. No hay nadie cien por ciento hetero.

Carlos le guiña un ojo con su mejor gesto coqueto haciéndolo reír con más fuerza cuando conduce hacia la calle. La visita no había estado planeada en realidad, pero en cuanto Carlos supo lo sucedido con el 46 en la fiesta de Allison semanas atrás, ni siquiera preguntó antes de agendar un vuelo hacia Pittsburgh para ver al mariscal. A veces Lucas se siente sobre protegido por él, pero ahora, mientras ríen sin parar en el auto, está tan agradecido de que su amigo haya volado hasta él.

-Diablos, tienes un gusto terrible- es lo primero que dice Carlos cuando entra a su departamento- y, ¿No es exactamente igual al que tenías con el 46?

-Nico lo eligió para mí- contesta el mariscal, detrás de él mientras se rasca la parte trasera de la cabeza-y no pude decirle que no.

El rubio suspira y deja la maleta a un lado del sillón.

-Bien, cuando superes esta ruptura vamos a trabajar en tu necesidad de agradarle a todo el mundo.

-Trato.

-Ahora cuéntame qué más sucedió.

Charlaron toda la tarde y parte de la noche. Carlos fue quien se encargó de hacer la comida mientras escuchaba a Navarro y hacía comentarios esporádicos o simplemente exhalaba y negaba con la cabeza. Al igual que Samuel, su amigo pensaba que haber ido a esa fiesta en primer lugar había sido un error. Aunque le tuviera un gran cariño a Allison, él y Rivera no terminaron en buenos términos para poder seguir en ese tipo de convivencia. Lucas estaba convencido del error y aseguró no volver a hacer algo parecido jamás.

Se durmieron ya entrada la madrugada, juntos en la cama del mariscal como solían hacerlo cuando estaban en la universidad. La familiaridad que Carlos llevaba consigo era como un nuevo oasis para Lucas, un lugar a salvo donde descansar de todo lo que pasaba en su vida.

🌙

-Diablos, ¡Es más ardiente en persona! -dice Carlos en el oído de Lucas, sin ser para nada discreto cuando mira a Samuel caminando hacia ellos.

- ¡Carlos! -Navarro niega, sonriendo sin poder evitarlo.

-Hola, Lu- Sam le despeina el cabello con suavidad en un gesto que ha adoptado con el paso de los días.

-Hola, Sam. Este es mi amigo Carlos.

-Ey.

-Ey.

-Estábamos pensando en que podíamos comer y dar un paseo por la ciudad ¿Qué te parece?

-Suena genial- acepta Samuel.

Carlos elige comida italiana y él y Sam encajan de inmediato, como si se conocieran desde hace mucho tiempo. Las horas se escurren entre los chistes y las anécdotas, como aquella vez que fueron a la excursión para ver luciérnagas y Carlos asegura que Lucas se quedó atrapado en el baño portátil por quince minutos y el mariscal dice que en realidad fue más de una hora por su culpa, porque estaba tan ocupado coqueteando con el guía que ni siquiera notó que Navarro no estaba.

Tiempo Fuera [Secuela Medio Tiempo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora