18 de abril de 1830.
Querido diario.
Resultaba descortés de mi parte el no presentarme con usted. Mi nombre es Donovan Snyder Williams, hijo del conde Matthew L. Williams y la condesa Victoria R. De Williams.
El día de hoy transcurre mi cumpleaños número diecisiete. Mi madre te ha dado como regalo, no entiendo la finalidad de tenerte y escribir en ti, pero le he prometido intentar y mi padre dice que un hombre sin palabra es un hombre sin honor.
Me ha pedido que escriba mis pensamientos, se excusa en un futuro incierto en el que te necesitaré para rememorar mi juventud. Yo sé que no es su motivación, sé que se preocupa por mi.
Mi madre es pésima para esconder sus emociones.
La he notado viéndome con tristeza cada vez que toco una melodía en el piano de la sala. He visto sus intentos de invitar a familias con hijos de mi edad a cenar, para que logre formar lazos. Sin éxito.
Lo noto en las postales y cartas que me envía cuando está de viaje con mi padre y en los presentes que me da al llegar. Lo noto en este intento de leer mis pensamientos a escondidas.
Pero no hay de que angustiarse querido diario, mis secretos estarán a salvo contigo. He decidido esconderte o portarte en todo momento.
Hay algo en ti, quizás el cuero que recubre tus tapas o el blanco de tus ojas firmes. Tal vez es la forma en la que la tinta luce en ti, los secretos que puedo contarte sin recibir respuesta ni juicio. Quizás es porque amo a mi madre.
Sin importar la razón que nos atañe, necesito dejar en tinta a mi verdadero ser. Quiero contarte mi historia y que la lleves grabada, quiero ser egoista contigo como no lo soy con nadie. Quiero ser grosero, melancólico e incluso eufórico. Quiero ser.
Desde que poseo razonamiento he visto a mis padres viajar bastante, su cargo como gobernadores amerita que una gran parte del trabajo sea la diplomacia. Y cuando tu hijo es un joven de diecisiete años sin un ápice de pasión por la guerra ni el poder o alguno de los valores masculinos requeridos para ser considerado digno de respeto, la opción que te queda es dejarlo en la villa.
Esto dejó de suponer un problema para mi hace un par de años. La soledad ha sido una de las constantes en mi vida por lo que he aprendido bastante de ella. La biblioteca de nuestro hogar es mi lugar favorito, he leído cada uno de los libros que en ella se encuentran, podrá sonar como un sinsentido pero con ellos he logrado viajar tanto como mis padres y vivir maravillosas experiencias sin la necesidad de desplazarme.
La música también ha sido una constante para mi. Mi madre solía cantarme antes de dormir la canción de cuna que su madre le cantó a ella en su niñez. Con el paso del tiempo y cuando sus viajes fueron más y más largos, me vi obligado a aprender piano para no sufrir su ausencia. Hoy escribo mis propias melodías que jamás serán escuchadas por nadie más que mi.
Mi padre es un hombre devoto. Es devoto con su esposa, no hay lugar en la que no la haya presentado con el mayor de los orgullos, ni ramo de rosas que no haya comprado para ella.
Es devoto con dios, no hay domingo que no esté en misa ni causa que el padre Andrés le haya pedido apoyar que no haya visto beneficencia.
Es devoto con su trabajo, que no importa el evento o vida que le sea necesario prescindir para lograr incrementar sus ganancias.
Por mucho tiempo pensé que era mi culpa que no fuera devoto a mi, quizás no fui lo suficientemente importante como su trabajo, no fui tan amable como mi madre o tan extraordinario como dios. Hoy no suelo pensar en ello, creo que es mejor su ausencia que la frustración de no poder ser como él.
No voy a mentir, hay veces en las que al verlo conversar con los jóvenes de mi edad con tanta atención y esa sonrisa de aprobación, siento un vacío que sé, jamás llenaré.
Hoy, por dar un ejemplo, padre ha decidido que su regalo para mi será un tutor. Un maestro que me enseñe no sólo de educación sino que también de modales y virtudes sociales.
Todo lo que al verme a los ojos, no ve.
No fui capaz de rebatir. Padre a estas alturas, no es nada más que un desconocido que conozco muy bien, uno que, a pesar de no formar parte de mi vida, tiene el poder de hacer con ella lo que le plazca.
En fin, no es el mejor de los comienzos, espero logres pasar por alto. Pero la vela ya está por consumirse y la mañana amenaza por salir. Y con ella, un nuevo tutor al que daré tan solo una oportunidad.
Buenas noches, querido diario de Donovan Snyder Williams.
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¿Quién es Donovan? - Matías Oliver H.
Historical FictionUn chico del siglo XIX (diecinueve) solitario que busca descubrirse a si mismo cuando la llegada de su tutor derriba toda su percepción del mundo y ¿por qué no?, del amor.