Víctor Erik Smith

17 2 0
                                    

19 de abril de 1830

Querido diario ¿no es extraño lo mucho que tu vida puede cambiar en un día? Aún no entiendo cómo padre puede decidir lo que será de mi vida en el transcurso de unas horas. A veces siento que es un trámite más para él, aunque quizás estoy pecando de lo mismo.

El tutor llegó a casa exactamente a las ocho de la mañana. Esperaba a un señor entrado en años, canoso y quizás con un bigote blanco. Cuál fue mi sorpresa al encontrarme con un joven tan solo dos años mayor que yo.

El tutor se presentó con el nombre de Víctor Erik Smith, hijo del dueño de la red de librerías Smith y de la baronesa Eleanor Narcissa de Smith.

Llevaba un traje gris diseñado a medida que combinaba perfectamente con el grisáceo de sus ojos. Casi tan grises que podrían ser confundidos con la ceniza de la chimenea en la sala de estar. Su cabello negro como la noche de invierno estaba perfectamente cortado, ni muy largo ni corto. Al llegar se quitó los guantes y no pude evitar notar que en sus manos grandes y delgadas, se marcaban unas blanquecinas cicatrices.

Al terminar su presentación sonrío con sus delgados labios pálidos

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Al terminar su presentación sonrío con sus delgados labios pálidos. La elegancia en su andar y la presencia en su hablar fue algo hipnótico, sin embargo, no tenía idea de lo que haría yo pasando mis días junto con tan interesante ser.

Entre él y yo había un abismo. Él por una parte, conocedor de mundo, un hombre de buen venir, seguramente sabía exactamente qué decir en cada situación frente a cualquier invitado. Yo en cambio, un chico ensimismado, con tan solo la compañía de un piano y con las experiencias que sólo los libros podrían entregarme.

El para mi se sintió tan lejano como un artista en medio de una ovación. Tan brillante, tan distante.

Mi padre por el contrario, solo necesitaba su dinero para unirnos. Aunque ante mis ojos sólo estuviera lanzándolo al abismo con la esperanza de crear un puente.

Después de hacerle un recorrido por la casa en el que yo los seguía casi por compromiso, mi padre nos dejó a solas en la sala principal.

"Bien... ¿Qué tal si me dices quién eres?" dijo al cabo de unos segundos.

Me pareció algo extraña su pregunta, mi padre había estado conversando de mi con él todo el recorrido.

"Soy Donovan Williams, señor"

Víctor sonrío ahogando una risa, aún en aquella situación, su postura seguía siendo impecable.

"Dime Victor. O Erik, cualquier nombre está bien. No es necesario que me trates como a un mayor. El conde me contrató específicamente por esa razón, a su parecer necesitas compañía de tu edad"

Tenía sentido lo que decía, aunque eso sonase más a una idea de madre. Tal vez aquel regalo fue acordado entre ambos.

"Está bien, aunque se me hace confuso llamarlo por dos nombres. ¿Es que no le gusta tener uno fijo?"

Pregunté con sincera curiosidad.

"verás, siempre se me ha hecho un sinsentido poseer dos nombres si vas a ocultar uno."

Aquella idea me hizo sonreír. Es algo que había pasado por alto.

"En ese caso... Puedes llamarme Snyder. Aunque si has de hacerlo, prefiero que sea entre nosotros. No me gustaría explicarle a nadie más una idea que no es mia."

Víctor asintió una vez, cerrando los ojos al bajar. Luego de eso me ofreció asiento, me explicó las materias que trabajaríamos juntos y las cosas que se esperaban de mi.

Me parecía tan irreal el hecho de tenerlo frente a mi, hablando con una voz ronca pero suave como el terciopelo. Parecía sacado de un cuadro, me evocaba la misma sensación que el arte.

Dentro de mi, algo se sentía tan confuso... Jamás había sentido algo similar, nadie despertó tantas sensaciones en mi como Erik lo hizo. Y eso es... No lo sé.

Quizás sólo estoy emocionado por tener un posible amigo. Sólo es su forma encantadora de ser. Entonces... ¿Por qué se siente como si estuviera haciendo algo malo? Estoy seguro que si le digo esto a padre, se enfurecería conmigo. ¿Es acaso este sentimiento un pecado? ¿Soy como esos hombres que el padre Andrés dice que arderan en las llamas del infierno? Estoy asustado, querido diario...

Ruega por mi, diario de Donovan Snyder Williams.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¿Quién es Donovan? - Matías Oliver H. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora