21 de abril de 1830.
Querido diario, pasé el resto del día de ayer en el invernadero. Es uno de mis lugares preferidos para meditar, el olor a tierra mojada y la sutil luz que la estructura de vidrio deja entrar, me hacen recordar a una tarde de otoño. Cuando los atardeceres aún conservan el cálido aire de verano, pero el cielo nos inunda con colores frios.
¿No es fantástico el otoño? Es la estación con los cambios de tonalidades más drásticas. Pareciera ser que no pudiese decidir cuál de sus personalidades mostrar. Un alma con muchos matices.Creo firmemente que si el otoño fuese una persona, sería sin duda alguna excepcional. Con tantos estilos que sería difícil averiguar quién es a lo lejos. Adoraría los bailes de la alta sociedad, pero no por la opulencia de estos, sino por la cara de escándalo de las madres al verle actuar sin un toque de vergüenza en sus venas. Estoy seguro de que sus bailes más sinceros serían bajo la lluvia.
Que amaría con miedo, a tientas, como caminando sobre rocas musgosas. Sin embargo, una vez que su corazón se sintiese en paz, sería tan apasionado como la fuerza del mar.Quizás leería en sus largas noches de insomnio. Hasta me atrevería a decir que a pesar de no considerarse un romántico, las novelas de amor serían sus favoritas. Dando pequeños saltos de alegría cuando las cosas salen como esperaba, y llorando amargamente ante una muerte.
Esa idea surgió en mi en una de las incansables cenas que madre organizaba con las demás familias de poder. Una señora con la sonrisa más falsa que he visto en mucho tiempo, me preguntó qué buscaba en una señorita. Tocó el hombro de su hija, quien primero la miró con terror y luego me sonrió igual que su madre.
Por mucho tiempo estuve pensando en ello, tratando de imaginarme enamorado de una mujer así. Tratando de imaginar escenarios en los que yo la acompañaba en sus travesías, sin embargo, cuando por fin lograba emocionarme la idea, notaba que la mano que sostenía, era más grande y firme que la mía.
Ayer Erik me recordó esa sensación.Eh decidido que, ya que me ha dado el permiso de usar sus dos nombres, es justo que les de una razón para salir de mis labios.
Víctor... Víctor es la forma en la que se esfuerza en encajar, la elocuencia de su hablar, las largas conversaciones que puede mantener con los más adultos de la sociedad. Es su labor de tutor, su palabra de hombre y su desgarrador intento de fingir amar una conversación trivial.
Por otro lado, Erik es su parte imperfecta, la parte que más me gusta. Erik no tiene miedo de hablar sobre lo que cree aún si eso significa ser tildado de hereje. Erik ama caminar bajo la lluvia, le gusta sentarse en el pasto a ver lo hermoso que es un árbol visto desde abajo, sin importar si eso ensucia su vestimenta. Erik jamás le daría importancia a algo tan vanal como el dinero.
Creo que esa es la razón de que su presencia me resulte tan magnética, él es quien se tinta en mis páginas, es la valentía que me falta, la imaginación más perfecta. Él es el otoño.
Desearía ser suyo.
Si fuera suyo él me llevaría, me dejaría volar a su lado, ser quien lo escuche en sus largas noches de desvelo, si fuera suyo nunca tendría que preocuparme del frio del invierno, ni de la llegada de los bailes en primavera, el verano sería tan solo una isla. Pero el jamás sería mio.
Un alma tan fugaz jamás podría ser atada a la tierra, seguramente su llama, por más intensa que arda, se extinguiría como una vela vieja a mitad de la noche.
Y yo jamás podría hacer algo tan horrible como eso.
He decidido que sería el peor error dejar ir a quien he pedido toda mi vida, no pienso rendirme. Ni mucho menos le obligaré a quedarse, a conformarse conmigo. Es hora de que yo también descubra quién soy, saber de una buena vez si el dolor de mi invierno ya logró consumirme o si la primavera me dará nuevas hojas en las que escribir esta historia.
Querido diario, a veces imagino que posees consciencia. Por alguna razón no me siento solo cuando tú me lees ¿no te parece extraño? Solo soy un personaje escrito para ti. Esa idea me surgió y a pesar de lo inquietante que suene, no me molesta si es que me das vida en tu mente. Si me dejas tener un espacio en tus recuerdos y de vez en cuando suspiras pensando en mi. Desearía que hablaras, que escribieras, saber lo que piensas. Aunque quizás solo estoy carente de cordura.
-con cariño, Donovan Snyder W.
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¿Quién es Donovan? - Matías Oliver H.
Ficción históricaUn chico del siglo XIX (diecinueve) solitario que busca descubrirse a si mismo cuando la llegada de su tutor derriba toda su percepción del mundo y ¿por qué no?, del amor.