Tal vez no estaba pensando perfectamente lo que hacía y solo estaba actuando por sobre la marcha de las circunstancias.
Pero todo era por el bien de su familia, el mundo podía joderse, él sólo quería que su familia estuviera bien, fuera feliz y logr...
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Spinner's End. Narradora POV. Diciembre 03, 1965.
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Habían pasado algunos meses desde que la mentalidad de Sebastian había cambiado por completo, gracias a acciones de las que el menor no tenía total control. Aunque había algunas veces en que deseaba ser normal como lo era su padre.
Su cumpleaños número cinco, lo había celebrado en casa pero con la ausencia de su padre. Habia sido triste para él, ya que no estaba acostumbrado a que faltara en los momentos más importantes para él.
Pero como con cualquier niño, había olvidado en ese momento el hecho de que su padre se hubiera ido a beber a la esquina de algun bar, cuando recibió un libro por parte de su madre.
Animales Fantásticos y donde encontrarlos. Ese había sido el título en la pasta de su regalo, Sebastian había amado el libro tan pronto como noto que las imágenes se movían dentro del cuadro donde estaban.
Hablando ahora en el presente, el menor de los Snape desayunaba tranquilo en el comedor que había entre la sala y la cocina. A un lado, tenía su libro –favorito, aclarando– que le había dado su madre, metió una cucharada de cereal a su boca a la vez que con cuidado le daba vuelta a la página.
Intentaba estar lo más callado posible, debido a que su padre estaba con una resaca de la qué no paraba de quejarse. Su madre y Severus habían insistido en que no fuera a molestarlo, y él no tenía la mínima intención de hacerlo.
Aclaraba que al estar a solas con él no le daba mucho entusiasmo como hace algun tiempo debía de ocurrir. Por lo que ignoraba a su quejumbroso padre mientras desayunaba cereal y leía entusiasmado su nuevo libro.
El sonido de algo arrastrándose sobre la mesa lo asusto, alzando la vista sobre esta. No noto nada fuera de lo habitual, salvo que la caja de cereal estaba más hacia el centro de la mesa.
Hechando una mirada hacia el sofá donde estaba su padre, noto que este seguía acostado quejándose sobre su resaca. Sebastian solo pudo bufar de manera silenciosa, hubiera deseado que lo mandaran a él junto a Severus a la farmacia.
La luz del viejo foco qué había encima de la mesa del comedor parpadeo de manera violenta.
—Guarda silencio, niño. —Un escalofrío paso por la espalda del infante al escuchar la voz de su padre desde la sala.
Sebastian ignoró lo que sucedió con la caja de cereal y el foco encima de él, para seguir con su lectura y terminar de una vez por todas su desayuno para irse a encerrar a su habitación y la de Sev.
