Wang Yibo y Xiao Zhan fueron amigos desde pequeños.
Por miedo al amor, Yibo rechaza a Zhan incluso antes de que él pueda declararle sus sentimientos.
Por decisión propia, Xiao Zhan decide marcharse, lejos de ese amor no correspondido, sin saber que...
Los últimos invitados se fueron finalmente. Sólo quedamos mis padres y los de Xiao Zhan.
La señora Xiao se ha disculpado ya un montón de veces por su hijo y mi papá acaba de amenazar al señor Xiao con romper el contrato que nuestras empresas tenían. Al final no quedarán unidas como ellos imaginaron el día que supieron de nuestra relación.
Mamá es la única que se ha limitado a opinar de algo. A decir verdad, creo que evita tocar el tema y sólo se encarga de despedir a la gente del catering, la orquesta y demás asistentes.
Al final, los Xiao se marchan a su casa y nosotros a la nuestra. El camino es silencioso, casi incómodo.
—¿Te das cuenta que has cometido una locura? —dice papá cuando el chófer detiene el coche frente a su casa —has arruinado todo.
—Si el corazón de mamá le hubiera pertenecido a otro, ¿Te habrías casado con ella? —le reto. Él enseguida me responde que no —¿Lo ves? ¿No fuiste tú el que me preguntó si estaba seguro de querer unirme a él? ¿Si realmente lo amaba? Pues esta es mi respuesta: lo amo y quiero que sea feliz. No importa si no es conmigo.
Seguido de eso, me bajo del auto y entro a la casa. Mamá ya se encuentra ordenando que quiten todo adorno floral del camino y yo me dirijo a mi antigua habitación.
Es bueno que Xiao Zhan y yo no viviéramos aquí, por lo cual, me puedo echar a llorar sin sentir su aroma en la habitación, sin ver su silueta en la cama o sin verle salir de la ducha con medio frasco de loción.
A pesar del profundo dolor que siento, no me arrepiento de haberlo vivido. Que lo nuestro no terminara como planeamos, pesará siempre en mi corazón, en ese hueco que nadie ocupará nunca.
Voy a guardar su recuerdo bajo llave por si un día la vida nos vuelve a cruzar y él decide volver a quedarse.
Ya tuvimos nuestra «Única vez en la vida».
A partir de hoy, seguiré viviendo mi vida y mantendré la ilusión intacta, por si a la vuelta de la esquina aparece mi «Para toda la vida».
Hasta entonces, espero que seamos felices.
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