⋆ 𝑷𝒉𝒐𝒕𝒐𝒈𝒓𝒂𝒑𝒉 ⋆

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❤️🍃🍵✨💚

Wang Yibo me espera recargado en su auto. Las manos en los bolsillos y la vista hacia bajo. Su atuendo era el mismo de un rato atrás, sólo que ahora se ha puesto la bufanda.

Respiro profundo para coger valor y enfrentarme a este miedo absurdo de que Yibo sólo esté aquí para romper mi corazón una vez más. Miedo a que me diga que jamás saldrá a una cita conmigo.

Cuando doy un par de pasos hacia él, levanta la mirada y me ve. Me sonríe.

Como un caballero, camina hacia el lado de copiloto y me abre la puerta, luego rodea el auto y ocupa su lugar como conductor.

—¿Y bien? ¿A dónde iremos?

Me duele un poco el estómago. Es por nervios.

En la adolescencia, siempre soñaba con Yibo llevándome de cita, mas nunca soñé mi cita ideal con él. Y si sí, la he olvidado.

—Te he dicho que quiero que me trates como tus otras citas —le recuerdo —no sé qué sitios frecuentas con ellos.

«Mentiroso» —me digo a mí mismo. Sé lo que hacía con ellos y a dónde los llevaba después de algunos tragos, pero no quiero pensarlo.

Yibo tensó un poco la mandíbula, luego, encendió el coche y comenzó a andar hasta llegar a un restaurante italiano en el centro de la ciudad. Un lugar lujoso con vista panorámica. Hermoso.

Pedimos la mejor mesa del lugar y él le susurra algo al mesero. No sé qué fue, pero estoy seguro que tiene que ver conmigo porque el hombre me mira por encima del hombro y luego mueve la cabeza para decir que sí. 

Al momento que nosotros entramos y ocupamos nuestro lugar, los músicos comienzan a tocar «Photograph» con violín y piano.

Siento un nudo en el estómago cuando observo a Yibo asentir con la cabeza en forma de agradecimiento.

—¿Sigue siendo tu canción favorita? —me pregunta repentinamente.

Aunque al principio trato de comprender, al final titubeó un poco para responder «sí». Es increíble que lo recuerde después de tantos años.
Él me sonríe pero hay algo en esto que no comprendo: Yibo se está comportando diferente... como si esta cita no hubiera sido involuntaria.

Pronto llega el mesero con la primera entrada: Pasta en salsa de tomate y una botella de vino, misma que abre frente a nosotros y vierte un poco en copas de cristal.

—Recuerdo que una vez dijiste que te gustaría visitar Italia —habla nuevamente Yibo —¿Aún es tu sueño?

Observo el plato de pasta y suspiro.

«Ya fui ahí» —respondo para mis adentros. Jasper me llevó como regalo de graduación, pero esto es algo que no me apetece contarle a Yibo.

—Creo que sí —digo únicamente en voz bajita.

—¿Aún escribes diarios? Recuerdo que solías cargar un cuaderno a dónde ibas.

Esto es todavía más sorprendente, que lo recuerde, ya que en aquel entonces Yibo no me prestaba mucha atención, salvo cuando dibujaba en nuestras horas de estudio.

—Ya no escribo en diarios —digo —a veces sí, pero... Ahora escribo en digital. Escribo historias.

—¿De verdad? —alucina —¡Cuéntame!, ¿De qué escribes? —me reta a decirle.

Canciones Para El Té | YizhanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora