Capítulo 17. Noche en la sala de los menesteres.

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Protagonizada por los chicos.


—Alumnos, creo que deberían irse a dormir —dijo Dumbledore cuando todos, hasta Ron, tenían el estómago lleno—. Las personas del futuro dormirán en la sala de los Menesteres, y todo el que quiera dormir con ellos para conocer mejor a sus hijos, sobrinos. . .puede ir también, si así lo desea.

La mayoría de los alumnos se fueron a su sala común.

En el Gran Comedor quedaron la segunda generación, los señores Weasley y Tonks, los Merodeadores, Lily, Frank, Alice, Marlene y la tercera generación, estos todavía en su mesa.

Cuando se pusieron de acuerdo, todos fueron hacia la sala de los Menesteres.

La sala se dividió en dos partes, una para la segunda y otra para la tercera generación. La segunda generación se dividió así:

En una de las habitaciones se quedaron Bill y Fleur. La habitación era azul y tenía solamente una cama grande. En otra habitación durmieron Charlie, Percy y Wood. Puede parecer incluso raro que tres personas tan diferentes (a uno le iban los dragones, a otro estudiar y al otro el Quidditch) se llevaran bien, pero lo cierto es que así era. Charlie apreciaba mucho a Percy y Wood estaba en su equipo de Quidditch cuando él estaba en la escuela. Percy y Wood se llevaban muy bien, de hecho en Hogwarts fueron muy amigos. La tercera habitación fue para Draco, Blaise y Theo, junto a Viktor, que habían incluido en su grupo para no dejarle solo. La habitación era verde, decorada con posters de jugadores de Quidditch y con banderines de su casa, junto algunos de Durmstrang, en honor al búlgaro. Rolf había preferido quedarse solo, puesto que no conocía a nadie y tampoco quería sentirse desplazado por sus compañeros, ni hacerles sentir mal por ello; al igual que Adrian Pucey, que también decidió optar por una habitación en la que estar solo, mientras esperaba a Maïa para dormir juntos más tarde. En otra habitación, los señores Weasley. Ellos no querían molestar a sus hijos con preguntas, pero necesitaban una habitación para hospedarse hasta que las presentaciones acabaran. Al igual que los señores Tonks, esta vez sin la pequeña Nymphadora, a la que habían llevado con su tía paterna, tal y como les había pedido Dumbledore cuando les avisó. Por otro lado estaban Harry, Ron, Neville, Fred, George, Lee, Frank, James, Sirius y Remus. Su habitación estaba decorada como las habitaciones de Gryffindor. Diez camas estaban dispuestas en círculo, cada chico sentado en una de ellas. La última habitación estaba ocupada por chicas en su totalidad. Lilianne, Ginny, Hermione, Hannah, Annabeth, Angie, Alicia, Katie, Alice, Lily, Marlene, Dorcas, Tonks, Astoria, Audrey, Maïa, Daphne y Luna. Hannah, Audrey, Maïa y Daphne en un principio no quisieron ir, pero Hannah se llevaba bien con Hermione y Ann. Astoria convenció a su hermana. Y Ginny había visto el brillo en los ojos de su hermano al hablar con Audrey y quería saber sobre esa chica. Maïa, que se rehusaba a compartir espacio con tantas personas, finalmente aceptó las súplicas de Lilianne, que sabía que la necesitaría en algún momento, y terminó quedándose a su lado. Al final, las cuatro se acoplaron bien al grupo, incluso las dos serpientes, y se lo pasaron muy bien.

En la habitación de los chicos.

Después de jugar un rato al snap explosivo y al ajedrez mágico, los diez chicos se sentaron cada uno en su cama, sabiendo que llegaba la hora de hablar sobre algo muy importante: chicas.

Sirius fue el primero en hablar.

—Bueno, ahijado. . . ¿qué tal te va con la pelirroja? —preguntó moviendo las cejas de arriba abajo.

—Que es nuestra hermana —gruñeron Ron, Fred y George, mirando a Sirius con mala cara. Este hizo un gesto con la mano para restarle importancia.

—Bien —contestó el moreno, esquivamente.

✓ | A través del tiempo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora