Darcy y Arcturus Pucey-Black.

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Dos jóvenes subieron al escenario, como los gemelos Weasley hicieron el primer día de las presentaciones. Eso, hizo que muchos pensaran que eran gemelos también. O, mellizos, quien sabía.

La falda delataba que uno de los dos era una chica, posiblemente hermosa, pues esas piernas que parecían eternas debido a los tacones ya decía que parecía una diosa. Y, por descarte, el otro debía ser un chico. Un varón atlético y hermoso también.

No tardaron en despejar las dudas que algunos estudiantes del pasado tenían en mente. Ambos se deshicieron de aquellas capuchas negras que impedían ver a los del futuro, dejando ver a dos jóvenes que parecían ser esculpidos por dioses. Los ojos de aquel tono grisáceo eran tan característicos de una familia que todas las miradas se posaron en Draco Malfoy y Maïa Black.

— ¿Qué miráis, perdedores? —Gruñó Maïa, apretando sus puños para no perder los modales—. Mirad a los niños, no a mí. Imbéciles.

Pareció hacer efecto en todos, pues volvieron a poner las miradas al frente. Una sonrisa de orgullo se dibujó en el rostro tanto de Dorcas como de aquellos dos jóvenes, que también daban a entender que eran Black. Regulus, por su parte, que estaba junto a su hija, la cual tenía a su novio al otro lado, negó con la cabeza. Él no era para nada así, no entendía porque se ponía siempre a la defensiva.

—Y esta es nuestra mamá —exclamaron los dos mellizos a la vez.

—Yo soy Darcy Narcissa y él es Arcturus Orión —dijo la fémina, sonriendo—. Y obviamente, como podéis ver, somos Black. Pero también. . . Pucey.

Maïa sonrió ampliamente al saber que se casaría con el amor de su vida, al que no tardó en besar y dejar todos los pensamientos intrusivos de lado. EL chico, que también estaba feliz, no dudó en corresponderle. Y es que, si no fuese por la falta de oxígeno y por el carraspeo del joven padre de Nashira, seguirían besándose como si no hubiese un mañana.

—Si mis padres nos dejan seguir. . . —se burló Arcturus—. Tenemos dieciocho años y ambos fuimos a Slytherin. Yo no jugué a Quidditch, soy un fiasco sobre una escoba y tengo acrofobia diagnosticada; miedo a las alturas.

—Yo fui cazadora desde segundo hasta séptimo —hinchó el pecho orgullosa su melliza—. Pero ninguno fuimos prefectos o premios anuales, según Minnie no dábamos el perfil perfecto —se encogió de hombros, mirando a su profesora de reojo—. Sé que en estos tiempos sonará extraño, pero estoy estudiando Administración y Dirección de Empresas Mágicas, para llevar las Empresas Black en unos años, pues fui nombrada sucesora, pese a tener a mi hermano el apellido también. ¡Las cosas en el futuro han evolucionado muchísimo! —Bramó, como si quisiera que todo evolucionase más rápido y no solo en su presente—. Pero bueno, no tiene importancia decirlo ahora, tampoco.

—Yo estoy en la Academia de Aurores, junto a Thomas —comentó el chico, mirando fijamente a sus padres—. Porque, igual que sabréis más tarde, nosotros también queremos acabar con todo el mal que todavía sigue en nuestro presente. . . y queremos evitar algo, también, viniendo aquí.


La mirada de Darcy cambió, cuando sus ojos se cristalizaron, sabiendo lo que vendría ahora. Su hermano la miró, con tristeza, para después abrazarla.

—Papá murió hace poco —musitó Darcy, sin siquiera ser capaz de alzar la mirada de nuevo.

—Nuestro padre murió por salvar a nuestra mamá, sacrificándose cuando unos mortífagos quisieron asesinarla —continuó Arcturus, que se armó con todo el coraje del mundo para mirar a sus progenitores, mientras mantenía apretada su mano con la de su hermana melliza—. Ese día casi nos quedamos huérfanos, aunque podríamos decir que lo somos. Torturaron tanto a mamá que, pese al sacrificio de papá, ella está en coma en nuestro presente. . . y no saben si despertará.

Los sollozos por parte de ambos no tardaron en aparecer, seguidos de los de su primo mayor, Orión, y de sus padres. A pesar de ser mayores de edad, a pesar de mostrarse ante el mundo como si nada les importase, tan fríos y distantes con la mayoría de personas, no eran más que unos muchachos que habían vivido tanto en tan poco tiempo; todo por el peso de su apellido y de la historia familiar. Todo por culpa de los malditos mortífagos.

—Estamos felices de conocer a nuestros abuelos maternos —dijo la fémina, con un nudo de la garganta—. Llevamos nuestros nombres por ellos, pues a mí siempre me llaman Doe, de la misma forma que llaman a la abuela Dorcas.

—Y mi nombre es el mismo que el del abuelo Regulus, y de nuestro abuelo Sirius —murmuró aquel varón de cabellos oscuros, que miraba orgulloso a su abuelo—. Y ahora entiendo porque Sirius siempre decía que me parecía tanto a ti, abuelo, porque soy una copia exacta —una carcajada inundó sus palabras sin poderlo evitar.

Los dos hermanos intentaron cortar la tensión que se había producido con su confesión, pues tampoco era algo que quisieran alargar mucho más tiempo.

— ¡Por cierto! Mi padrino es tío Draco —exclamó Darcy Narcissa, sonriendo—. Y mi madrina, no podía ser otra que no fuera Natalie Zabini.

—Y los míos son tía Lily y tío Marcus —terminó el otro mellizo, bajando del escenario.


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Así como añadí un nuevo personaje, Maïa Nashira Black, me he visto con la obligación de añadir otros dos bebés de la tercera generación también JAJAJA

Cuando termine la reedición, subiré el cast de todos los personajes en mi book "Meet my oc's", para que podáis ver cómo me los imagino yo.

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