Lilianne Potter.

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Maratón 2/3.


Una encapuchada salió a la tarima y se quitó la máscara. Una chica alta, delgada y con un cuerpo de envidia, pelirroja con ojos verdes. La diva imagen de Lily Evans.


—Hola a todos, soy Lilianne Elizabeth Potter y soy la hija mediana de James y Lily Potter –dice un tanto melancólica al ver a sus padres vivos—. Tengo dieciséis años y soy una orgullosa Slytherin, serpiente de corazón.

James al oír tal cosa escupe el zumo de calabaza que estaba bebiendo casi atragantándose, para poder hablar.

— ¿Cómo has dicho? Mi hija, una serpiente —murmuró pellizcándose para ver si era un sueño—. Es mentira, ¿verdad?

— ¿Me ves con cara de estar bromeando? —Preguntó con un tono totalmente serio, algo muy extraño en ella, mirando a mi padre—. Como pueden ver, soy la diva imagen de mi madre, y estoy orgullosa de que sea así —suspiró pesadamente—. Mis padrinos son Fabián Prewett y Molly Weasley. —Los aludidos agradecieron a los novios—. Como ya saben soy una serpiente, pero a pesar de esto no significa que dejara de hablar con mis hermanos por estar en diferentes cases —añadió riendo, mientras se va moviendo por la tarima; no era mucho de su estilo estar quieta durante mucho rato—. Es más, en seis años los problemas siguen viniendo a nosotros. Tengo otra hermana, la pequeña Annie. Es la pequeña de los tres y somos trillizos. Destaco en pociones y defensa contra las artes oscuras. Odio adivinación e historia de la magia.

—No puedes ser mi hija, historia de la magia es genial —discrepó su madre y tanto James como Harry y Lily la contradijeron—. Está bien, no me griten.

—Juego a Quidditch desde primer año como cazadora, entré al equipo por salvar a mi novio de una fuerte caída a la vez que mi hermano entró también —explicó la pelirroja, dirigiéndose una mala mirada a su hermano—. Ahora mismo soy la capitana desde el año pasado, además que comparto la capitanía con mi huroncito.

— ¿Cómo que novio? —exclamó el padre de la chica, sobresaltado.

—Ay papá, que ya soy mayorcita —le contrajo la chica a su padre—. Está bien, pero papá, prométeme que no te enojarás cuando te diga quien es —James asintió, no muy convencido—. Estoy saliendo con Draco Malfoy desde hace casi dos años —dijo rápidamente la chica, para que fuera más difícil de entender—. ¿Papá? ¿Papi? ¿Hola, papá? —Preguntó sorprendida la chica, ya que su padre se había quedado en shock—. Harry, haz algo. Se ha quedado en shock.

—Es que tú también tienes un tacto —murmuraron el aludido y los gemelos Weasley y la chica les asesinó con la mirada—. Mejor nos callamos.


Lilianne se quedó mirando a Draco fijamente y él sonrió, logrando que la pelirroja también sonriese. Se levantó de la mesa ignorando a su padre y se acercó a la chica, algo nervioso.

—Sé que últimamente hemos tenido altibajos, pero. . . ¿Quieres casarte conmigo en un futuro? ¿Aceptarás ser la señora Malfoy en cuando nos graduemos en un año? —preguntó el chico rubio a Lily con una cajita y un anillo increíble dentro.

Ella se quedó sorprendida, sin saber cómo actuar ni qué decir. Era algo que no se esperaba y la había tomado por sorpresa. Notó como una lágrima traicionera corría por su mejilla, la que quitó al instante para evitar que alguien la viera. Sintió como sus ojos se cristalizaban, por la emoción del momento, así como su cuerpo parecía no reaccionar. El hecho de no tener algo previsto, hizo que se bloquease por unos minutos. Tras esa espera interminable y bajo la atenta mirada de todos los presentes, hizo una respiración profunda antes de fijar su verde mirada que había heredado de su madre en la grisácea mirada del heredero de los Malfoy.

Ojos verdes  .vs. Ojos grises.

—Esto no me lo esperaba, amor —comentó Lilianne, mirándole a los ojos sin contestar su pregunta. El rubio agachó la mirada y se dispuso a volver a su sitio, notando como algo en su interior se rompía. Sin embargo, la de cabellos pelirrojos como el fuego reaccionó y le cogió del brazo, haciéndole girar hasta que se quedaron mirando—. Claro que si tonto, claro que acepto ser tu mujer en un futuro.


Dicho esto, salvó a su novio con un Protego no verbal y sus labios se juntaron, dándose un largo y dulce beso.

— ¡Ah! Casi se me olvida. Mi cuñada, Maïa, es la mejor del mundo —bramó mientras se acercaba a la mesa de los leones, sonriendo a la mencionada—. Nunca nadie conseguirá quitar su puesto, porque es única e irremplazable. Y mi patronus es un hurón.

✓ | A través del tiempo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora