Fred II Weasley.

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Maratón 4/4. 


—Hogwarts del pasado, yo soy el genial y esplendido Fred II Fabián Weasley —se presentó el chico quitándose la capucha.

Era un chico moreno de pelo y piel, con los ojos oscuros y los labios finos. Alto y fuerte, los músculos se le marcaban a través de la camiseta blanca de algodón.

—Hijo de George Weasley y Angelina Johnson, por si a alguien le quedaba alguna duda.

Angelina sonrió feliz, sonrisa interrumpida por los labios del pelirrojo, que la besaba con cariño y amor.

—Tengo diecisiete años, estoy en séptimo curso y soy Gryffindor, por supuesto.

— ¡Ese es mi hijo! —exclamó George.

—Mis padrinos son tío Fred, por quien llevo este nombre.

— ¡Gracias hermano! —Exclamó Fred abrazando a su gemelo—. Angelina —añadió abrazando a la chica.

—... y tía Ann. Se han presentado dos hijos vuestros ya, no sé porque hacéis esas caras.

— ¡Gracias George! —Exclamó Annabeth, abrazándole —¡Angie! —bramó después, abrazando a la chica.

—No soy prefecto ni premio anual —continuó el moreno—, pero estoy en el equipo de Quidditch y juego en la posición de golpeador.

Los gemelos sonrieron.

—Físicamente me parezco mucho a mi madre —comentó señalando su piel y ojos oscuros—, pero por dentro soy un bromista.

Angelina golpeó a los gemelos.

—Eso es culpa vuestra.

—Pero me amas así —comentó George, besándola.

Fred miró a Ann, deseando poder hacer lo mismo que su hermano.

—Soy un Merodeador, con el nombre de Canuto —dijo mirando a Sirius, que le sonrió.

—Tengo un buen sucesor, me parece —comentó, guiñándole un ojo.

—Oh, créeme, él mío es mejor —dijo James, abrazando a su nieto.

Remus tembló.

—James, no le agarres. Sois tan parecidos que al hacerlo dais miedo —explicó.

—Hay algo que debéis saber y es que mi patronus ha cambiado desde la primera vez que lo conjuré —siguió el chico, pero no entró en detalles—. Mi asignatura favorita es astronomía y todas las chicas mueren por mí —bromeó, haciendo un movimiento de caderas, cual diva.

—Es repugnante —murmuró Vero, en un tono prácticamente inaudible.

—Cuando salga de Hogwarts quiero ser sanador como Vicky, pero yo sí que iré a San Mungo.

— ¿Tienes novia bombón? —gritó una chica, siendo aclamada por los gritos y risas de sus amigas.

—Obviamente que debe tener novia —bramó Lilianne, mirando a la chica. Y es que si las miradas matasen, aquella fémina de séptimo curso de la primera generación ya estaría bajo tierra, muerta y enterrada—. Y sino la tuviera, tú no serías su novia, zorra.

Fred, sobre la tarima, centró su mirada en Vero, aunque nadie se dio cuenta. A excepción de una encapuchada, su hermana menor sí conocía ese idilio que se tenían los dos primos.

—Yo no tengo novia. Tengo dueña —murmuró, con una voz sensual que hizo que muchas chicas gritaran y que a su prima se le pusieran los pelos de punta—. Con eso me refiero que, como ha dicho tía Lils —la aludida sonrió con ternura—, no tengo novia pero no cambiaría a la dueña de mi vida por nada del mundo.

— ¿Más preguntas? ¿No?

Bajó del escenario cuando vio que no preguntarían nada más y saludó a sus padres, sentándose finalmente al lado de su prima, que le daba la espalda. Cuando todo el mundo dejó de prestarle atención para mirar al escenario donde había un nuevo un encapuchado, se acercó a ella, colocando sus labios en su oreja, de forma que al hablar estos la rozaban.

—Tengo dueña... pero ella también es mía —le dijo, con la voz aún más ronca y sensual que antes, consiguiendo que ella cerrara los ojos y soltara un gemido solo escuchado por él.

Se separó lentamente de ella, despidiéndose con un beso en su cuello.

✓ | A través del tiempo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora