La sangre de dragón, mucha gente no te reconocía, ni creía en el regreso del sangre de dragón, pero aquí estabas, en Carrera Blanca con tu armadura de acero y tu espada encantada.
Habías escuchado de un grupo llamado los Compañeros, tenías curiosidad pues habías escuchado de ellos en varios lugares, por lo que cuando llegaste a Carrera Blanca fue tu primer lugar de interés. Entraste con seguridad al lugar, había una gran mesa, un fuego en el medio y varias personas sentadas alrededor de la mesa, la mayoría eran hombres y llevaban también armaduras, aunque también había una chica que llamó tu atención, era pelirroja y tenía pintada la cara con líneas azules.
Todos te miraron, tú dejaste ver tus intenciones, unirte a ellos, a su grupo. Ellos rieron al verte, no pensaron que serias fuerte ni valiente, pero al ver tu persistencia Kodlak mandó a Farkas a luchar contra ti, un duelo amistoso.
Tú sonreíste y aceptaste el duelo, eras imparable con tu espada y con tu ágil técnica, por lo que no fue difícil ganar contra él.
Todos quedaron asombrados y ella desde entonces se empezó a fijar en ti, la chica pelirroja, Aela la cazadora, una mujer fuerte y con carácter, según ella la mejor cazadora.
Y así es como empezaste en los Compañeros, haciendo pequeñas tareas o cazando para Aela, ella cada vez se interesaba más por ti y llegó a un punto en el que ya no era interés, era obsesión.Aela estaba enamorada y obsesionada contigo.
Y era obvio que no sabias nada de esto, aunque si tenía cierto interés en ella, era hermosa, tenía un fuerte carácter y era una buena cazadora, por lo que no te molestaba sus nuevas acciones, ahora contigo pasaba más tiempo, cazabais juntas y hasta te retaba para ver quien era mejor.
Todo siguió bien y descubríste que eran licántropos, hombres y mujeres lobos, en ningún momento tuviste problema con ello y aceptaste convertirte en uno cuando se te presentó la opción.
Entraste a la Forja Interior y viste a Skjor y a un hombre lobo, te dijeron que no temieras, era Aela en su forma de mujer lobo.
Tomaste de su sangre y comenzó la transformación, no recuerdas nada de lo que paso, sentiste como tus huesos se rompían, como tu vista se nublaba y como dejabas de ser tú.
Despertaste en el bosque con Aela, ella estaba arrodillada mirándote preocupada.
—¿A-Aela?— preguntaste desorientada mirandola a ella para después mirarte, llevabas una ropa que no te habías puesto. —¿Y mi armadura?— preguntaste ahora con un poco de ansiedad, mientras te preguntabas si te había visto desnuda (que era lo más probable).
—Está a tu lado, ¿cómo te encuentras cariño? — ¿cariño? Habías escuchado bien, sentiste calor en tus mejillas, apartaste la mirada y viste que a tu lado estaba tu armadura.
—Creo que estoy bien , un poco mareada, ¿dónde estamos Aela?¿Qué ha pasado?— preguntaste mientras tomabas tu armadura, no querías cambiarte enfrente de ella, te daba vergüenza.
—Te has convertido en mujer lobo y has matado a un guardia.— tu cara palideció al escuchar tal cosa, ¿cómo pudiste matar a un inocente?
Empezaste a hiper ventilar, dejando que tus pensamientos te comieran. Aela al ver esto te abrazó sin dudarlo, acariciando tu pelo y susurrandote cosas bonitas.
Cosas como: Estoy aquí, todo está bien...
Y al final te conseguiste calmar gracias a ella, saliste de tu trance dándote cuenta de la situación en la que estabais, Aela estaba muy cerca, demasiado cerca y era imposible no sonrojarse.
Ella pareció notarlo, pues su mirada fue hacía tus ojos, podías leerlos, estaban llenos de emoción.
—¿Aela?— preguntaste viendo como se te quedaba mirando, ella solamente se acercaba más a ti, juntando su cara con la tuya y acabando en un beso.
Madre mía, estabas besando a Aela, sabía a gloria.
Y tras varios segundos ella te mordió el labio inferior, haciendo que soltases un gemido, permitiéndole ella usase su lengua en tu boca.
Se sentía demasiado bien.
Al cabo de un rato os tuvisteis que separar, necesitabais oxígeno.
—No sabes cuanto tiempo llevo esperando esto.— te confesó la cazadora mientras apoyaba la cabeza en tu hombro, podías quedarte así para siempre, con Aela abrazada a ti bajo la luz de la luna. —Aunque ya tendremos tiempo para hacer esto, tenemos que hacer una cosa.
—Aela no me puedes hacer esto, no antojes.— hiciste un puchero que ella ignoró totalmente.
—Cuando volvamos a Jorrvaskr podremos continuar.— dijo y te dió un casto beso.
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OneShots| Famosas, superheroína, etc...
RomanceOne-shot GxG, puedes hacer peticiones y sí se aceptan personajes reales como ficticios.