MORTAL ENEMIES? ~ AU omar & edvin

PELIGROSAMENTE TENTADOR

Sus ojos grises no apartaban la mirada, y yo no me sentía capaz de apartarla primero.

Tomé consciencia de lo que estaba pasando en el momento que Edvin se interpuso en la guerra de miradas que se estaba llevando a cabo entre mi exnovio y yo.

Sabía que Edvin estaba diciéndome algo pero mi cerebro solo parecía estar funcionando en torno a Andrés, simplemente se me vino a la mente todos los recuerdos, tanto los buenos como los malos, aún que los últimos ganaban por goleada. No estaba preparado para verlo después de más de medio año, no estaba mentalmente preparado.

Así que me di la vuelta en busca de los baños y comencé a andar entre la multitud de gente que disfrutaba y bailaba en la pista de baile como yo estaba haciendo hace un par de minutos con el rubio que se estaba colando en mi vida cada vez más. Ese niño pijo que... ¡Edvin! Me di la vuelta de nuevo al darme cuenta que le había dejado tirado en la pista sin decirle ni una palabra.

Estuve un par de segundos mirando entre la marea de gente y no fui capaz de verlo, ni a él ni a Andrés, aún que eso último me alegraba.

- Joder -susurré antes de seguir mi camino hacía los baños cuando me di por vencido en esa búsqueda por encontrar al rubio, supuse que ya se habría cansado de mis cambios de humor y habría decidido irse a pasárselo bien con sus amigos, con esa gente que no lo deja tirado sin darle explicación.

Entré a los servicios y fui directo al espejo donde se encontraba el grifo y metí la cara en el agua, en parte era por el calor y en otra porque sabía que el alcohol ya estaba haciendo su efecto en mí y no me sentía con ánimos, lo único para lo que tenía ganas era para echar la pota eh irme a mi casa para meterme en la cama y no moverme hasta el lunes.

Obviamente mis planes se fueron directos a la basura en cuanto me levanté y vi en el espejo a la persona que había formado en mí todas mis inseguridades.

No me moví del sitio donde me encontraba, noté como mis manos se aferraban con más fuerza de la necesaria al lavamanos, pero seguía sin moverme, tampoco sabía que quería hacer, porque quería girarme y gritarle a la cara todo el daño que me había hecho, pero también sentía la necesidad de que él me pidiera perdón, esa estúpida necesidad de que él me quisiera, odiaba eso, por ello también quería salir de allí corriendo como el loco que era, pero verlo de frente lo haría más real, tenía la sensación de que verlo reflejado en el espejo no era lo suficientemente real, y eso me ayudaba a controlar la situación, aún que fuera un poco.

-Eres tú -el reflejo de Andrés sonrió de manera sincera, como lo hacía al principio de nuestra relación- Me habías parecido tú en la pista, pero no estaba seguro así que decidí seguirte. Estás muy diferente para solo haber pasado unos cuantos meses y...

-Siete, han pasado siete meses -ví el asombro en su cara cuando me armé de valor para mirarle a los ojos y dejar su reflejo, era precioso, tiene esos ojos grises que se parecen a la mejor tormenta de verano y que encajaban tan bien con su pelo color carbón, que a su vez encajaba tan bien entre mis dedos, la altura también acompañaba a su figura trabajada, pero lo que siempre me llamó la atención de él fueron sus labios, eran peligrosamente tentadores, el conjunto hacía una persona demasiado atractiva, pero por dentro estaba podrido- ¿Qué querías Andrés? ¿Para que me has seguido si has visto que estaba tratando de esquivarte?

El asombro no abandonó su cara cuando habló- Bueno si hubiera sabido que estabas esquivandome no te habría seguido, eso seguro. Pero me pareció que estabas tratando de encontrarme entre la gente segundos después de vernos. ¿O me equivoco? Parecías bastante necesitado en medio de la pista, así que decidí ver si estabas bien.

-Pues ala, ya ves que estoy perfectamente. Adiós.

Necesitaba aire, no aguantaba esa situación, así que decidí ponerme en marcha y tratar de pasar por su lado lo más rápido posible para llegar hasta la puerta del baño que se encontraba situada a un par de metros a su espalda.