Capítulo 08: Una oda a nadie

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John aparece. Noviembre está por terminar, yo he retomado los negocios con Jimmy y el incidente del ahorcamiento parece ser un hecho que flota entre los dos como algo que ambos tratamos de fingir que nunca ha pasado. La negación es una cosa poderosa y peligrosa. El día que John vuelve yo tengo que verlo a Jimmy en el parque, por lo que me retraso. Me dispongo a salir de casa con una carpeta bajo el brazo que contiene todos los deberes de Jimmy de la próxima semana y cuando abro la puerta ahí está John. Tiene la mano en un puño alzado dispuesto a llamar a la puerta, al verla abrirse la deja caer y me mira. Está diferente. Parece sobrio, recién afeitado, incluso huele a colonia.

—Hola. —Saluda, haciendo que con solo esa palabra yo abrace mi carpeta.

—¿Qué haces aquí?

—¿Está tu madre en casa? Tengo que hablar con ustedes.

Le miro de arriba a abajo. No lo quiero de vuelta con nosotras. No le creo su voz casual, ni su olor a colonia, ni su recién afeitado. Lo quiero lejos. Ruby está gritando. Me dice que niegue a mamá, que lo eche, pero la otra voz me pide calma. El dinero que saco de Jimmy no es suficiente y mamá no me quiere firmar el permiso para trabajar, necesitamos ayuda. Me hago a un lado y lo dejo pasar. Me acerco a las escaleras y le grito a mamá que John está en casa. Baja las escaleras con prontitud, se detiene al verlo, una pequeña sonrisa se le forma en los labios al verlo.

—Volviste. —Susurra ella dando un paso al frente, John la frena.

—Tengo que hablar con la dos. Es algo importante. Deberíamos sentarnos.

Aquello no tiene buena pinta y mamá no parece darse cuenta. Le ofrece café, un té o una cerveza, pero él dice tomando asiento en la sala de estar:

—Estoy yendo a alcohólicos anónimos, así que no estoy tomando alcohol. —Mamá le sonríe.

—Esas son buenas noticias...

—Déjame hablar... por favor —él la interrumpe. Me siento junto a mamá en el sofá frente a él. Parece nervioso, se frota las manos un poco y entonces continua—, esta relación nunca funcionó... admito que nunca hice un esfuerzo porque lo hiciera. —Hace una pausa, como buscando las palabras—. Cuando nos mudamos a esta ciudad, yo conocí a alguien. Su nombre es Sarah. —Miro a mamá, puedo ver el instante preciso en que su mirada se apaga—. No he sido mejor con ella de lo que lo fui con ustedes, sin embargo, por ella siento algo que ya no siento por ti desde hace mucho. —John mira a mamá—. Quiero mejorar. Estoy cansado de esta ira incontrolable que siento todo el tiempo, estoy harto de gastarme medio sueldo en bebida... quiero... una vida normal.

—Pero no conmigo. —Susurra mamá, una lágrima se desliza por su mejilla, John la mira.

—Sarah está embarazada. Esta vez quiero hacerlo bien. —Dejo salir una risa irónica provocando que él me mire, por un segundo siento miedo al recordar sus bofetadas, sus gritos, pero él no parece enojado, más bien, avergonzado.

—Sé que no puedo borrar lo que hice, pero al menos puedo ayudarlas económicamente.

—Es lo que te corresponde. —Esa es Ruby hablando con mi voz, pero John asiente.

—Tienes razón, Emily. Es lo que me corresponde. Enviaré un cheque a principio de cada mes. Pueden contar con eso. Y lo siento, por todo.

Se pone en pie, mamá tiene la mirada fija en el sillón que él ocupaba y permanece así hasta que él se va, por lo que cuando estamos solas me acerco a ella sosteniendo la carpeta en un abrazo.

—¿Mamá?

—Pensé que ibas de salida. —Ella se limpia las mejillas, se pone de pie y camina a la cocina, la sigo y veo como se sirve un vaso con agua mientras sus manos muestran un ligero temblor.

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