Capítulo 14: ¿Por qué no hay luz?

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Los chicos quieren despedirse de Belleville aunque no es que haya mucho por lo cual despedirse, así que solo damos una vuelta por la tienda de música, luego por la librería y aprovecho de retirar mi último cheque, tomamos un helado en el centro comercial y terminamos sentados frente a la tumba de mi madre con una botella de whiskey que Thomas ha robado del mini bar de su padre.

—Mis queridos, quisiera proponer un brindis —dice sacando la botella y alzándola por sobre su cabeza—. Quiero brindar por la obra de Emily que fue un éxito.

Ladeo una sonrisa, es cierto; Ruby, Lily y yo es escogida por el profesor como ganadora. Susana y yo estuvimos detrás de los ensayos como directoras. Debo admitir que es muy raro para mi ver cobrar vida a Ruby y Lily fuera de mi cabeza e incluso no sé qué tan buena idea ha sido porque desde entonces siento que sus voces son mucho más sonoras y fuertes en mi cabeza, de hecho me encuentro cediendo mucho más ante ellas y a veces siento que ya ni siquiera les cedo el control, sino que son ellas quienes me lo ceden a mí y no sé qué tan preocupante deba encontrar eso.

—También quiero brindar por nuestro viaje de mañana, por ver a los chicos y las chicas. Pero por sobre todo quiero brindar por nuestra futura banda en cuyo nombre ya estoy trabajando.

—¿En serio? —Pregunta Peter dejando escapar una risa, Thomas le da un trago a la botella y me la tiende, le doy un trago también.

—Si, en serio. Tengo un par de ideas, pero prefiero esperar a estar en New York y compartirlas con todos.

—Me parece perfecto —digo pasando la botella a Peter—. Y brindo por el futuro, porque del pasado no quiero recordar nada. —Peter pasa su brazo por mis hombros y agrega.

—Por el futuro entonces.

—Por el futuro, carajo —agrega Thomas y les sonrío.

Al anochecer volvemos a nuestras casas pues a la mañana siguiente debemos tomar el tren a New York, cuando llego a casa encuentro a John sentado a la mesa de la sala con una botella de vodka frente a él. El corazón se me dispara en el pecho y va desacelerando a medida que voy analizando la escena. La botella no solo esta llena sino que esta cerrada, descansando frente a él quien la mira con una mezcla de odio y anhelo. Entonces se da cuenta de mi presencia y alza la mirada, parpadea un par de veces y dice.

—Me la ha regalado un cliente, no sabe... sobre mis problemas.

—¿Dónde esta Sarah?

—Arriba con Julia, estaba cansada y se fue a dormir temprano. Dice que quiere prepararte un almuerzo de despedida.

—Me voy en la mañana.

—Lo sé... no la saqué de su error. Supuse que prefieres irte sin tanto alboroto. —Decido sentarme frente a él, con la botella de vodka entre nosotros.

—Si, así es. —Señalo la botella—. Puedo llevármela, si quieres.

—No tienes edad para beber —enarco una ceja.

—¿Es tu mejor excusa? —infla el pecho tomando una bocanada de aire.

—Es una sola botella, ¿qué daño puede hacer?

En mi cabeza empieza a haber una pequeña guerra entre Ruby y Lily. Ruby quiere que suba a mi habitación a terminar de preparar mis cosas, que me marche y le deje solo como tantas veces hizo él con mamá y conmigo. Lily quiere justo lo contrario, quiere que insista en llevarme la botella y en que no ignore esto. Yo no tengo ni idea de qué debo hacer, ni siquiera sé si me importa lo suficiente, sigo viendo a mamá en el techo.

—A mi madre: ¿la quisiste alguna vez? —la pregunta lo golpea, despega sus ojos de la botella y los clava en mí, suspira.

—Al principio, lo hice... no sé que paso luego.

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