Capítulo 03: El estómago de la bestia

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Todo sale tal cual lo que pienso. A las doce del mediodía en punto los padres de Peter y Evan regresan de la cochera, es evidente que quisieron dejar que su hijo mayor se despidiera en completa libertad de sus amigos. Observo a la señora Donna mientras le ruega a Evan por una foto antes de que se marchen y no puedo evitar pensar: «Mamá no me saca fotos.» Evan no parece muy convencido, sé que tanto él como Peter no son aficionados a las fotos, pero yo no puedo dejar de verla a ella, rogando por esa foto, por una imagen que convertir en un pequeño tesoro para enmarcar a la pared. Así que tomo a Peter por el codo y lo arrastro hasta su hermano, luego zarandeo a Evan por su playera negra y les ordeno.

-Hagan caso a su madre, es solo una foto.

-Tú también, Emily -pide la señora Donna con una sonrisa, acomodando su cámara, luego le hace un ademan a los demás chicos-. Ustedes también, vamos. Tommy, Steve. Rápido.

-Odio el diminutivo de mi nombre -comenta Thomas mientras se coloca a un lado de Peter, Steve se sitúa a un lado de Evan mientras hace una pregunta a nadie en particular.

-¿Cómo es que siempre encuentra la manera de quejarse de todo?

-Papá dice que es un don -comenta Thomas.

-Yo lo llamaría maldición -le contradice Evan-. Odio las fotos.

-¡Sonrían!

En cuanto ella dice eso todos esbozamos nuestras mejores sonrisas. Evan pasa su brazo por mis hombros y el otro por los de Steve. Thomas hace el símbolo de cuernos con la mano derecha y Peter suelta mi agarre de su codo para poder pasar su brazo por mi espalda baja, enganchando su mano en mi cintura, haciendo que brote en ese lugar un montón de cosquillitas que viajan hasta mi estómago y se transforma en el revoloteo de mil mariposas y cuando el flash nos ciega por un segundo es como si la realidad nos cayera de golpe. Es el momento, Steve y Evan en verdad se van. Así que sigue un ajetreo de abrazos, palmadas en los hombros y voces entrecortadas. El padre de Evan y Peter ha permanecido en silencio, cargando el equipaje de los chicos de la casa hasta el auto.

-Llego el momento -le digo a Steve en medio de nuestro abrazo-. El comienzo de tu vida. -Al separarnos una sonrisa le baila en los labios, me aprieta los hombros y me recuerda.

-No tiene nada de malo pedir ayuda a veces, Ems. Promete que, de necesitarla, no dudaras en pedirla. -Trago el nudo en mi garganta y le asiento con lágrimas brillando en mis ojos. Un carraspeo nos interrumpe, Thomas se acerca y le tiende una mano a Steve, puedo ver en su rostro como está intentando controlar sus emociones y no puedo evitar sonreír porque Steve también lo sabe, le revolea los ojos al tiempo que ignora su mano y lo estrecha en un abrazo mientras dice-. Déjate de tonterías, Tommy, te prometo aprenderme cuales son los mejores bares en lo que puedes tocar para cuando vayas el año que viene.

-Mas te vale -dice abrazándolo a su vez, al notar mi mirada gesticula con sus labios-. Me entró una basura.

Acto seguido se seca la lagrima con rapidez cuando Steve lo suelta del abrazo. Evan esta junto a su hermano, se miran cara a cara y Evan le dice algo, pero se están susurrando por lo que no puedo escuchar nada, luego se abrazan y Evan se dirige hacia mí, me sonríe y me abre los brazos, yo hago lo propio y nos fundimos en un abrazo. Entonces me susurra al oído.

-Cuida del idiota de mi hermano, ¿sí?

-Por supuesto, aunque a veces es él quien cuida de mí.

-Lo sé -concuerda mientras soltamos nuestro abrazo, entonces me mira, suelta un suspiro y corre mi cabello hacia atrás-. Y quizás por eso a veces no eres consciente de lo importante que eres para él. No le digas que te dije esto, pero una vez fingió estar enfermo durante toda una semana, cuando me ofrecí a traerle los deberes a casa dijo que prefería que Thomas se los llevara todos juntos el fin de semana, pensé que era una lógica rara y no lo entendí sino hasta que Thomas nos contó que después le pidió que te entregara los deberes a ti para que tú se los trajeras. Ahí empezamos a sospechar que quizás nunca había estado enfermo, después de mucho molestarlo terminó aceptándolo.

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