Capítulo 1.

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______ Sánchez miró a su alrededor con atención, mientras recorría el pasillo, haciendo sonar los tacones sobre el suelo. No había nadie detrás del mostrador de la recepcionista, claro que era la hora de comer. Precisamente, había aprovechado esa hora para dejar su oficina y acercarse hasta allí.

Mientras caminaba, iba fijándose en los rótulos de las puertas en busca del hombre al que debía ver, aunque no porque lo estuviera deseando. Lo cierto es que no quería. Si su padre no estuviera desesperado, y por ende ella también, habría pasado el resto de su vida sin encontrarse de nuevo con Louis Tomlinson.
Al ver su nombre impreso en letras negras sobre fondo dorado al final del pasillo, su estómago dio un vuelco y sintió deseos de darse media vuelta y salir corriendo. Pero había decidido hacer aquello e iba a hacerlo.
Alzó la mano, llamó a la puerta y se secó el sudor de las manos en la falda de lino roja que llevaba, para que no se diera cuenta de lo nerviosa que estaba cuando se estrecharan las manos.

-Adelante.
Tomando el pomo, abrió la puerta de madera oscura y entró. El despacho era enorme, con tres grandes cristaleras con vistas a la ciudad. Una alfombra oriental y dos butacas de piel ocupaban el espacio que había al otro lado del escritorio de cerezo.
Detrás de aquel escritorio, Louis Tomlinson estaba sentado, escribiendo unas notas, mientras mantenía una acalorada conversación con alguien por teléfono. No se molestó en levantar la mirada, aunque estaba segura de que la había oído entrar.

Sin querer tomar asiento hasta que se lo ofreciera, ____ se quedó donde estaba, junto a la puerta, jugueteando con el cierre de su bolso.
Estaba tan guapo como lo recordaba, aunque más maduro. No había vuelto a verlo desde que eran adolescentes.
Su pelo era castaño oscuro, un poco largo y un pequeño rizo caía sobre su frente. Y, por lo que podía ver, el impecable traje gris que llevaba le sentaba a la perfección. Era ancho de hombros y pecho y sus bronceadas manos se veían lo suficientementefuertes como para construir un edificio. O acariciar el muslo de una mujer.
¿Cómo había pensado eso? Se colocó la tira del bolso sobre el hombro y contuvo la necesidad de abanicarse. Sentía mariposas revoloteando en su estómago, y sus rodillas temblaban.

El hecho de que tuviera unas impresionantes manos grandes no quería decir nada, a pesar de que la hubieran distraído. Quizá fuera porque hacía tiempo que no había disfrutado de compañía masculina e incluso mucho más desde que las manos de un hombre se habían acercado a sus muslos.
Oyó un clic y parpadeó, dirigiendo la mirada al hombre que había detrás del escritorio. Mientras ella fantaseaba con unos largos y masculinos dedos deslizándose bajo su falda, Louis Tomlinson había acabado la llamada y ahora estaba mirándola con un brillo de impaciencia en sus ojos marrones.

- ¿Puedo ayudarla? -preguntó él.
Respirando hondo y tratando de contener los nervios, ella se dirigió hacia las dos butacas que había al otro lado de su escritorio.

-Sí -dijo ella, pasándose un mechón de pelo tras la oreja, antes de poner la mano sobre el respaldo de una de las butacas-. Soy _____ Sánchez y quisiera hablar de la compañía Suministros para Restaurantes Sánchez.
Supo el momento exacto en que la reconoció. No sólo de cuándo reparó en el nombre de la compañía de su padre, de la que estaba en trámites de adquirir, sino de cuándo la reconoció a ella por su nombre y posiblemente por sus rasgos, si es que recordaba algo de ella después de tantos años.
Su mirada se volvió oscura y fría, y sus labios se tensaron en una delgada línea. Dejó caer el bolígrafo sobre los papeles en los que estaba trabajando y se echó hacia atrás en el sillón mientras se balanceaba con las manos cruzadas.

____ se sintió encoger. A juzgar por su reacción ante ella, su memoria era tan impresionante como sus tributos físicos.
Su desprecio estaba justificado. Dos décadas atrás, había sido una jovencita caprichosa y consentida que había tratado mal a mucha gente, incluido a Louis.
No es que su juventud pudiera ser la excusa. Todo el mundo cometía errores de niños por los que más tarde pagaban o enmendaban.

Chantaje en el Dormitorio (Louis Tomlinson y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora