Chantaje en el Dormitorio (Louis Tomlinson y Tú)

Capítulo 3

Había sacado su ordenador portátil y estaba tratando de trabajar, mirando por encima del monitor de vez en cuando.
Por si acaso. Una parte de él deseaba que ____ no aceptara su oferta. Había sido una sugerencia totalmente espontánea e imprudente y aún no estaba seguro de por qué la había hecho.

Tal vez porque había sido obvio ese día en su oficina que ella no era la alta y poderosa princesa que había sido en la escuela secundaria, con un padre suficientemente solvente como para comprar y vender la modesta y trabajadora familia de Louis y cada acre de tierra que ésta poseía.
O tal vez porque, a pesar de que su instinto le decía que abandonara el plan y mantuviera las distancias para no sentirse atraído una vez más por aquellos ojos brillantes color esmeralda de ____, la deseaba a un nivel puramente carnal.

Había pasado los últimos días reprochándose el haber dejado que su libido tomara decisiones por él. Ya no era un adolescente y debía ser capaz de ignorar sus impulsos sexuales.
Desafortunadamente, todo eso se había diluido al primer vistazo de aquella larga cabellera negra, de esa piel oliva y de esos carnosos labios. La forma de sus pechos y de sus generosas caderas con aquel ajustado vestido rojo tampoco había servido de ayuda.

El recuerdo de su delgada figura y su dulce perfume estimulaba su imaginación. Se agitó impaciente en la incómoda silla del aeropuerto y trató de concentrarse una vez más en el monitor de su ordenador.

Un segundo después, una figura alta y verde entró en su campo de visión. Miró hacia arriba y se encontró a ____ de pie frente a él. Su corazón se detuvo, seguramente de la sorpresa y del magnetismo sexual.
Cerró lentamente su ordenador portátil y lo puso a un lado. Luego, se tomó un minuto para digerir la aparición de ____.

Llevaba unos pantalones de vestir verdes y una blusa que hacía juego con el color de sus ojos, con una estrecha hendidura delante y lentejuelas de luminosos colores a los costados a modo de adorno. Su cabello estaba recogido a los lados y sostenido por horquillas de cobre que hacían juego. Pendientes con círculos de cobre, oro y plata brillaban en sus orejas. Llevaba unos zapatos de tacón demasiado altos para viajar y que añadían unos centímetros a su altura. En su mano sostenía un bolso a juego y a sus pies había un bolso de viaje, repleto de cosas.
Haciendo un esfuerzo para no mostrarse sorprendido, Louis sonrió y le indicó que se sentara en la silla que tenía al lado.

-Has venido. Tengo que admitir que estoy sorprendido.

-No me dejaste muchas alternativas. Era esto o ver cómo mi padre perdía su negocio, sin ninguna otra oportunidad de recuperarlo.
Aunque su discurso era dramático y sincero, él se negó a sentirse culpable. Era una mujer adulta, capaz de tomar sus propias decisiones.
Era verdad que él la había acorralado con aquel extraño pacto, pero también era cierto que cualquier otra persona se hubiera ido de la oficina con una firme y rotunda negativa. No le gustaba negociar fuera de la sala de reuniones, aunque muchas veces ni siquiera le hacía falta porque sabía exactamente cómo salirse con la suya sin apenas esforzarse.

-Bueno, considera tu sacrificio como un sacrificio valioso -dijo.
A continuación, sacó un teléfono móvil de uno de los bolsillos exteriores de su suave maletín de cuero y marcó el número de su oficina.

-Nancy. Hazme un favor y suspende por el momento todo lo referente a la absorción de Suministros para Restaurantes Sánchez. Quiero pensar un poco más en el trato antes de proceder. Gracias.
Obtuvo una respuesta afirmativa de su asistente personal y luego colgó.

-Ahí tienes. Cualquier cosa que tu padre piense que puede hacer para sacar a su negocio de su espiral descendente, ahora tiene el tiempo para hacerlo -dijo, observando a ______ y posando su brazo sobre el respaldo del asiento donde ella estaba.
Después, sacó del bolsillo de su chaqueta dos pasajes en primera clase a Las Vegas y le dio el suyo.
Ella lo tomó y estudió su nombre impreso en letras negras en la parte superior.