Capítulo 4.

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Cuando las manos de Louis llegaron a sus muñecas, le quitó el reloj de oro y diamantes y lo dejó sobre una mesa a su lado. De la otra muñeca le quitó un brazalete, y luego los anillos de sus dedos.
Luego los pendientes y el collar, hasta que ____ estuvo libre de accesorios.

- ¿Te he dicho ya lo guapa que estás esta noche?- ____ se sintió avergonzada cuando la única respuesta que pudo encontrar a esas palabras fue una especie de sonido estrangulado. Louis sonrió, y sus ojos se tornaron de un gris tormentoso, brillando con picardía. Llevó las manos al cabello de ____ y le quitó las horquillas una a una, lentamente. Al terminar, hundió los dedos entre sus mechones y lo peinó hacia abajo, dejándolo caer hasta su cintura. Unos segundos después, sintió que le abría la cremallera del vestido, que cayó al suelo instantes más tarde.

Ella no lo impidió, ni trató de recoger el vestido antes de que cayera al suelo. Simplemente se quedó allí, dejando que él la desvistiera, hasta quedarse en ropa interior, con el liguero sosteniendo sus medias y los zapatos de tacón alto.
Louis dio un pequeño paso atrás, separándose para poder observarla completamente.

-Me gusta.
-Fue idea de mi hermana -dijo ella.
No se había parado a pensar lo que decía, y su comentario recibió una pregunta que salió de la cálida sonrisa de Louis.

- ¿Qué cosa?
-El liguero y las medias. Me dijo que eran más sexy que las medias normales hasta la cintura y que te gustaría.
El sonrió aún más, deteniendo la mirada en el límite del encaje sobre sus muslos y los finos tirantes que lo sostenían.

-Tu hermana tenía razón. Recuérdame enviarle una nota de agradecimiento cuando volvamos. Y tal vez una caja de chocolates o un ramo de flores.
____ asintió, ausente, sintiendo en su interior debilidad y calor al mismo tiempo.
Con una mano en su cintura y la otra acariciando su brazo de arriba abajo, Louis se inclinó y susurró en su oído.

-Dime, ____, ¿vendrás a la cama conmigo? ¿Ahora, esta noche?
Ella cerró los ojos, sintiendo sus párpados demasiado pesados como para permanecer abiertos. Sentía que su sangre fluía pesadamente como almíbar por sus venas.

Si ella hubiera sabido que él iba a tener aquel efecto sobre ella, tal vez no habría ido. El era demasiado guapo, demasiado encantador y obviamente tenía mucho poder sobre ella. El poder de aflojarle las rodillas y obnubilar sus sentidos. El poder de hacerla no sólo dormir con un hombre al que apenas conocía, sino también llevarla al límite de implorar su contacto.
Seguramente, él ya se habría dado cuenta de que se deshacía entre sus manos y de que estaba lista para que la tomara. Aun así, le había pedido permiso para hacerle el amor, y estaba esperando aún su respuesta.
Por más que hubiese estado dudando sobre su decisión de hacer con él aquel viaje, la de compartir su cama había sido fácil. Ella lo deseaba y, más allá de las razones de él para desearla a ella, sólo había una respuesta posible.
____ abrió los ojos y lo vio observándola con una expresión intensa.

-Sí -dijo ella finalmente.
____ sintió la tensión de Louis escurrirse por su cuerpo y las líneas de su cara desvanecerse. Entonces, antes de que pudiera pensar nada más, él la tomó en sus brazos y la llevó al dormitorio.

Una vez allí, la depositó suavemente sobre la cama y retrocedió para desvestirse. Ella se elevó un poco, apoyándose sobre sus codos, y lo observó quitarse los zapatos, la chaqueta, la corbata y la camisa. Volvió a ella totalmente desnudo, tan espléndido, que se le hizo la boca agua.
Louis se sentó al borde de la cama y abrió uno de los cajones de la mesilla de noche para sacar una caja de preservativos que depositó sobre uno de los almohadones de la cama. Luego volvió su atención a ella. El deseo de ____ crecía en su estómago y se expandía por todo su cuerpo.
Louis recorrió con sus dedos el borde del sujetador sin dejar de observarla fijamente a los ojos. Luego se inclinó y mordió suavemente el labio inferior de ____, que se abrió a él, queriendo más, queriéndolo todo. Y él se lo dio, cubriendo su boca, uniendo sus cuerpos, besándola hasta hacerla jadear.

Chantaje en el Dormitorio (Louis Tomlinson y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora