Capítulo 3

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La noche pasó sumamente lenta para Sanha, entre estarse mortificando por aquel beso con MoonBin y lo que había hablado con el señor Kim, su mente no lo dejaba en paz.

Y por otro lado estaba Moon Bin, quien se hallaba fantaseando y pensando en aquel beso, obviamente buscaría pronto la oportunidad de volver a besarlo, sino es que hasta poder tocarlo, ya sea con o sin su consentimiento, pero no se quedaría el asunto en un solo beso.

Ya por la mañana, Sanha fue despertado por algunos golpes suaves en la puerta, se había quedado profundamente dormido en el escritorio de la oficina, entonces la fuerte luz se adentró en toda la habitación, despertando casi de golpe al pelinegro

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Ya por la mañana, Sanha fue despertado por algunos golpes suaves en la puerta, se había quedado profundamente dormido en el escritorio de la oficina, entonces la fuerte luz se adentró en toda la habitación, despertando casi de golpe al pelinegro.

-¿De verdad te dormiste aquí? -preguntó Myung comenzando a ayudarlo a alzar algunas cartas y diligencias escritas que estaban regadas en el suelo-

-Si... Me duele todo el cuerpo. -murmuró con dolor y de cierta forma somnolienta estirando su cuerpo soltando leves quejidos- Anoche pasó algo verdaderamente singular... Anoche vino el señor Kim, y se disculpó conmigo; hablé con el, y hemos arreglado nuestras diferencias.

-Pero no te ves nada alegre o en paz como para haber arreglado las cosas... ¿Pasó algo más?

En ese entonces el cuerpo de Sanha se tensó por completo, sus orejas y mejillas se ruborizaron fuertemente, y negó rápidamente con la cabeza bajando la mirada mientras tragaba saliva. Su corazón bien parecía que se iba a salir de su cuerpo ante tal nerviosismo, pues no sabía si en contarle aquello sucedido con Moon Bin.

-N-no -murmuró en un leve titubeo, por lo que carraspeó para aclarar su garganta- No, digo, solo que la actitud del señor Kim me pareció bastante extraña, porque nunca se había tomado la molestia de ser amable conmigo o siquiera de escucharme.

-Quizá anoche lo meditó, después de haberse salido al principio de la cena, ¿no lo crees?... Pero venga hombre, que no estés con esa cara, ya por fin hiciste las paces con el señor Kim, y Dios apreciaría mucho que se lo agradecieras.

-Tal vez... -volvió a murmurar con aquel tono pensativo mirando algunas de las diligencias que por fin había terminado-

-Por cierto Sanha, he escuchado al señor Kim hablando con el señor Moon, creo que tu y el Irán hacia un pequeño pueblo a las afueras del país, como a unos días de aquí.

-¡¿Qué?!, ¡¿Y porqué el señor Kim no me ha dicho nada?! -mencionó alterado abriendo en grande los ojos-

-Cálmate, supongo que hoy te lo iba a decir... Tengo entendido que el viaje será dentro de un par de días.

-No es posible... -En ese momento se echó a la silla de golpe llevando una de sus manos a la frente como si sufriera la peor de las fiebres, teniendo el rostro tan afligido como si estuviera condenado a muerte-

-¿No te cae bien el señor Moon?

-No es eso, sino... No me entenderías.

-¿Te gusta el Señor Moon? -aquella pregunta tan directa lo heló por completo, sus mejillas se habían descolorido haciéndolo ver muy pálido-

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