Capítulo 4

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Cuando Sanha entró a la habitación de Myung, notó que estaba completamente vacía, por lo que un suspiro pesado se hizo presente, pues ya tenía la clara idea de donde podría estar su amigo.

Sin más demora, se escabulló entre algunas partes el gran lugar que nadie conocía más que Sanha y Jun, aquellos pasadizos daban hasta la azotea de uno de los edificios más altos. Y ahí estaba Myung, sentado con la mirada perdida, al igual que con evidentes señales de haber llorado, el menor sin decir ninguna sola palabra se acercó hasta su amigo sentándose a su lado dirigiendo su mirada hacia aquel horizonte sin sentido.

-Jun...

-No digas nada, lo entiendo, el señor Kim me comentó lo del viaje a Francia, y lo de tu viaje, yo lo entiendo, realmente espero que te vaya bien en ese lugar, amigo mío... Solo espero que reconsideres lo que te he mencionado, y decidas ser feliz, honestamente es lo único que quiero, verte feliz, no encerrado en este lugar que parece una prisión... Una prisión tanto física, y emocional. -Sanha frunció su ceño suavemente mirando al contrario de manera singular, ya que para el, sus palabras no tenían sentido alguno-

-Myung... Me temo que estás cayendo en la locura, no logro entenderte. -entonces este sonrie de forma suave mirando al pelinegro mientras que sus ojos seguían aguados por las lágrimas-

-Desde que me metieron aquí, lo único que deseaba era irme lejos, irme muy lejos de aquí, con quien me ha prometido un amor eterno.

-¿Y quien es esa chica? -el mayor soltó una risa un tanto más sonora regresando aquella mirada hacia esa misma lejanía, en ese momento Sanha entendió todo, y un golpe de realidad le llegó como un fuerte torrente de aire- Oh...

-Tu historia es muy similar a la mía, Sanha, por eso jamás le agradé al señor Kim, y me dejaba las tareas más pesadas, no tenía amigos, ya que la mayoría de todos son unos bichos raros que no comprenden que el amor va más allá de lo que dice una sociedad, la sociedad está equivocada.

Entonces un largo rato de silencio invadió aquel espacio el cual empezaba a enfriarse al igual que las nubes cubrieron el sol por completo.

-Entonces... ¿Cómo es ese muchacho?

-¿Fisicamente?... Bueno. El, es de mi misma altura, cabello castaño, tiene unos ojos realmente lindos, y una sonrisa que por nada del mundo se me olvidaría... Y como persona, el es muy trabajador, siempre ha sido tan amable con todos, es una persona sumamente especial para mí, y siempre lo será.

-¿Y que pensabas hacer cuando te dieran el dinero para ir hacia Francia?

-Pensaba irme a buscarlo, honestamente... Ya no quiero estar más tiempo aquí... No quiero que me lo tomes a mal, mira, tu has sido mi amigo por todos estos últimos años, has sido como mi hermano, y te quiero con mi alma... Pero te conozco, y sé que me rechazarías si te digo que nos vayamos juntos.

Sanha soltó una mísera sonrisa de lado, pues en efecto, su amigo tenía toda la razón.

-Jun... Yo me siento feliz por ti, porque tienes alguien quien quiere estar contigo a pesar de los años y las diferentes situaciones que por más difíciles sean, sigue ahí... Yo... Yo no tengo a nadie que me espera como a ti, yo solo te tengo a ti, y tu te vas a ir, y solo tengo a Dios... Y si tu vas en busca de tu felicidad, no quiero interponerme siendo un estorbo, ve libremente con esa persona que tanto amas... Pero si gustas, búscame en Castelmezzano, ahí iré a residir, búscame por cualquier cosa que necesites, ¿de acuerdo?

-Te escribiré... Sanha... Gracias por todo, por ser como mi hermano todos estos años, gracias por todo amigo mío, te tendré siempre en mi mente, y en mi corazón, y si nuestros caminos quedan separados y no volvemos a coincidir, permíteme decirte, que siempre he de recordarte como mi gran amigo en una época oscura en mi vida, gracias por todas esas travesuras y todo lo que hicimos juntos, siempre tendrás un amigo, nunca estarás solo.

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