Cap 5: Miel [FINAL]

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Cap 5: Miel

Tony ya se había dado cuenta y por lo mismo, la situación era insostenible. Para él, no para Peter, quien lucía repentinamente de mejor humor y con un brillo especial en la mirada, y Tony luchaba cada vez más contra aquel anhelo de querer poseerlo a como diera lugar.

Apenas el chico había devuelto las frazadas, aquel aroma a miel abundaba en su guardarropa y en su cama. Tony había pensado hasta en quemar sus cosas, en tirarlas o en hacer lo que fuera con tal de poder seguir como si nada, sin tener que sucumbir al martirio que ahora le representaba aquella fragancia. Aunado a eso, estaba la manera tan cariñosa en la que Peter lo buscaba y se le restregaba para dejarlo oliendo completamente a miel y el tono tan dulce y afable con el que le hablaba.

Tenía que contenerse cuando Peter llegaba y se sentaba a su lado si lo encontraba descansando en el sillón, o en la cama, para después, acomodarse sobre su regazo y quedarse profundamente dormido. Alguna vez lo había visto usando sus camisas y cuando apenas el chico había sido descubierto, sonreía como si nada, sin dar explicaciones a lo que era obvio.

Tony no sabía por cuánto tiempo más iba a soportar todo eso.

Esos mon coeur, mon sier y los mon chérie eran cada vez más constantes cuando Peter lo veía y lo saludaba o le hablaba, y Tony sentía que ya no iba a poder resistirlo por más tiempo, porque todo lo que llenaba su mente eran aquellas libidinosas imágenes donde se veía a sí mismo seduciendo a Peter, y al joven susurrándole esas mismas palabras entre gemidos ahogados.

Esa tarde, Tony había entrado casi a hurtadillas a su casa y se había ido a esconder a su laboratorio mientras pensaba qué hacer con el chico. Tony sabía que su propia esencia también se había intensificado y sabía que estaba a nada de querer emparejarse con Peter. Nadie haría un escándalo si ambos se mostraban como pareja, pero a Tony la idea le seguía pareciendo problemática. Él había criado a Peter como un hijo, como alguien que lo iba a suceder una vez se retirara, no como su pareja ni como aquel con quien pudiera engendrar descendencia. Incluso, a últimas, esa idea tomaba demasiada fuerza y tenía que espabilarse pensando en otra cosa que no fuera el tener, al fin, un hijo propio con aquel dulce omega de ojos brillantes y cabellos ondulados.

No tenía a quien confesarle lo que estaba sintiendo. No sabía qué hacer y se sentía acorralado, a merced de la fuerza de la naturaleza obrando en contra suya.

Tony vio el reloj y eran casi las tres de la mañana. Sabía que no iba a lograr dormir ni un poco y aun así, llevó algo para poder acomodarse en su laboratorio. Toda su habitación estaba llena de ese aroma que hacía que la temperatura de su cuerpo aumentara sin poderlo evitar y que lo remitía a pensar en cosas por demás prohibidas.

La edad de Peter era un problema, porque aunque su cuerpo estaba exigiendo lo que necesitaba, Tony lo seguía viendo como un niño.

"De acuerdo, los dos quieren porque la naturaleza está haciendo de las suyas. ¿En serio está listo para cuidar a un bebé?", se preguntó a sí mismo como si hablara con alguien más mientras volvía a pasar la vista por aquel documento sin entender nada de lo que estaba escrito. "¿No te parece aberrante tener un hijo con tu hijo adoptivo?"

Se masajeó las sienes al sentir otra vez aquel dolor de cabeza incesante. Llevaba años absteniéndose de emparejarse con alguien, porque no los encontraba interesantes, dignos de sí y en ese tiempo, no quería tener ningún compromiso con nadie. Para Tony, antes bastaba con que solo se diera la vuelta al percibir los aromas que le ofrecían en desplegado quienes lo rodeaban y querían estar con él. Por mucho tiempo, esa era su sutil manera de rechazar cualquier insinuación por más insistente que fuera. Había sido fácil todos esos años fingir indiferencia ante lo obvio, pero ahora que la tentación estaba en casa recordándole constantemente su presencia, Tony ya no podía más.

Miel (Omegaverse Starker)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora