CAP 2: Que fais tu? (¿Qué haces?)
Esa noche, Tony no durmió. Sabía que Peter cometía errores cuando estaba aprendiendo algo nuevo, él mismo lo había puesto a prueba varias veces cuando las lecciones de francés comenzaron. Nunca podría olvidar esa primera vez que le preguntó algo en francés y el chico le respondió de manera equivocada con un "Bonjour madame". Esa vez Tony se había carcajeado al corregirlo: —Es "bonjour monsieur". Usas 'madame' para decir 'señora', ¿qué no has puesto atención?
Después, aquellos errores sintácticos fueron muy comunes. Cada vez que Tony le preguntaba algo tan banal como el clima, la hora o cómo estaba, el chico respondía con las frases equivocadas y en serio parecía avergonzado al decirlas. Aquel primer "mon coeur" lo había tomado con la guardia baja y aunque no se había repetido hasta unos días atrás, Tony, atemorizado, comenzó a sospechar que el chico en serio quería decir eso, aunque tampoco estaba del todo seguro.
Tony se frotó los ojos. Ya era de madrugada y se había encerrado en su laboratorio para seguir aprendiendo más acerca de los cambios que los omegas tenían cuando el primer celo estaba cerca. Lo obvio, era el fuerte y característico aroma de las feromonas. Después, aquel súbito arranque de irascibilidad que no se había vuelto a presentar y por último, la manera en la que se había sentado y lo sumiso de su actuar. Tony maldijo el hecho de tener que cuidar de esa forma a su "hijo", pero más le enfermaba el tener que darse cuenta de que, de alguna manera, se estaba sintiendo atraído por él.
"Ni se te ocurra, eso no está bien", se reprendió desde el primer momento. Molesto, subió a la cocina y abrió el refrigerador. Se tuvo que sostener con fuerza a lo primero que encontró porque su pie resbaló con algo líquido.
"¡Joder!", gritó furioso creyendo que tal vez el chico había derramado algo, pero cuando se agachó a limpiarlo, su cuerpo empezó a temblar con ansias y sus sentidos se pusieron en alerta.
Miel.
Aquel aroma y esa consistencia eran inconfundibles. Algo dentro de él despertó de un forzado letargo y sintió aquella mezcla entre miedo y ansiedad. Llevaba años sin sentir eso y le parecía terrible ceder a aquel impulso que se había apoderado de su mente. Aunque se vio tentado a probarla, a lamerla directamente del suelo y seguir con su lengua aquel rastro pegajoso hasta llegar a la fuente, Tony, sumamente avergonzado, buscó inmediatamente con qué limpiar ese brilloso rastro que atravesaba toda la estancia.
Tragó saliva y procuró distraerse, pensar en algo que apagara ese repentino deseo que estaba sintiendo, pero fue inútil. No podía dejar de pensar en lo tentador que resultaba aquel líquido, viscoso y de fragante aroma. Sólo quería que su instinto animal lo resolviera y poder saciarse como nunca lo había hecho, pero Tony no podía simplemente dar cauce a sus más bajos deseos. No podía sucumbir ante aquella silente tentación por muy fuerte que fuera.
—Que fais tu? (¿Qué haces?)
La luz se encendió y Tony vio a Peter, con aire somnoliento, mirándolo desconcertado.
—Creo que alguien comió algo y no lo limpió bien—se atrevió a decir sabiendo que era una mentira.
El chico bostezó y lo miró fijamente.
—Discúlpame. No me di cuenta. ¿Estás bien?
Tony se dio cuenta de que su pulso estaba agitado e ignorando el sudor helado que cubría su cuerpo, negó con la cabeza.
—Iba a tomarme un trago, pero mejor no. Descansa, Peter.
El chico se sentó en el suelo de la manera en la que Tony sentía iba a perder el control.
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Miel (Omegaverse Starker)
Hayran KurguMiel. La casa olía a miel. Aquello era insoportable, porque en lo único que Tony, Alfa, podía pensar, era en reclamar a Peter, como su Omega. Un Omega que había criado desde tan temprana edad. Y por muchas razones, Peter Parker era el único Omega qu...