Capítulo 2

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Estaba aterrada

Miraba a su padre con la vista borrosa por el llanto y luego al hombre que recogía el dinero de la caja fuerte.
La mandíbula dolía debido al  golpe que hacían unos segundos le había propinado el hombre que ahora la sujetaba por la nuca y aunque no intentaba mirar,  sentía la pistola presionándole la nuca.

Pese a eso a ella solo le preocupaba su padre, lo veía respirando con dificultad estaba a punto de sufrir uno de sus ataques de asma.

De pronto se escucha el ruido de las sirenas.

El hombre que la sostenía la empujó con fuerza hacia delante.

_ ¡Maldita zorra nos tendiste una trampa!_ gritó el hombre.

Levantó otra vez la pistola y le vió apretar el gatillo.

Mariangel despertó llorando otra vez como casi todas las noches desde hacía años.

Cuando se sintió más calmada miró la hora, era apenas media noche.

Salió hacia  la cocina en busca de un buen tilo tal y como hacía en su casa cuando no podía dormir.

Cuando bajaba las escaleras se encontró con Juana.

_ Qué pasa señorita, No puede dormir?

_ No, disculpa si te desperté solo me voy a preparar un tilo y ya está.

_ No te preocupes siempre estoy despierta a estas horas porque le preparo un café al señor, no me molesta para nada prepararte tu tilo.

_ No se moleste

_ No es ninguna molestia, tu no conoces esta cocina y te pasaras años tratando de encontrar algo.

_ Vale_ dijo Mariangel siguiendo a Juana que ya iba camino a la cocina _ ¿Entonces Alexander aún está despierto?

_ Si, está trabajando, no le gusta dormir temprano

_Ahh

_ Solo deja que sirva el café del señor y me pongo manos a la obra con tu tilo._ dijo sirviendo el café en una taza.

_ ¿Crees que podrías llevarle esto al señor en lo que yo te lo preparo?_ le preguntó Juana tendiéndole la taza

_ Claro _ dijo Mariangel con sonrisa fingida _ ¿Y dónde está él?

_ En su despacho una puerta justo al terminar ese pasillo_dijo indicándole el camino con el dedo.

Mariangel caminó hacia el despacho de Alexander y al llegar tocó la puerta.

_ Entra Juana_ gritó él

_ lamento desepcionarte_ dijo ella abriendo la puerta.

Alexander estaba sentado frente a su lapto y alzó la vista al escuchar su voz, estaba despeinado y sus ojos tenían un color azul más oscuro pero no parecía cansado  su mirada demostraban sorpresa.

_ Juana me envió con tu café ya que se empeñó en prepararme mi tilo_ dijo ella avanzando y colocando la taza encima de la mesa de Alexander.

_ Déjame adivinar ¿insomnio?_ preguntó él mirandola fijamente.

¿Por qué la miraba así? nunca nadie la había mirado como si quisieran arrancarle el pensamiento.

_ pesadillas_ dijo ella mirando hacia la ventana donde se encontró con un hermoso paisaje de la ciudad y sonrió.

_ Hermoso ¿no?_ dijo él poniendose de pie y probando el primer sorbo de café.

_ había olvidado lo lindo que es México, cuando era pequeña me encantaba venir de vacaciones.

Nunca Te Dije Que Te QueríaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora