Alexander respetó no volver a besarla tal como le prometió a Mari, el sábado llegó y en la mañana Mariangel fue de compras para hacerse de un hermoso vestido rojo de cola, se recogió el pelo con una coleta baja que le daba un toque elegante, decidió ponerse unos colgantes de rubí que su padre le había regalado cuando cumplió sus quince años y dejó su cuello desnudo para evitar opacar los colgantes.
La celebración se realizó en una casa a las afueras de la ciudad, la seguridad estaba al límite.
Cuando entró se encontró a las personas más importantes del país en el evento e incluso a viejos amigos de su padre, los cuales se acercaron a saludar.
Después de minutos de saludo y presentación su mirada se encontró a lo lejos con Alexander quien se encontraba hablando con el presidente y su hermana la cual no se despegó ni un segundo de Alex.
Mariangel se acercó a Lucía para felicitarla y entregarle su regalo, se había decidido por regalarle un collar de esmeralda que le había costado un buen dinero.
_ Está hermosísimo gracias_ dijo Lucía admirando la jolla_ sabes elegir muy bien las prendas_ dijo observando los pendientes que traía.
_ Son un regalo de mi padre_ dijo tocando los pendientes_ pero te confieso que sí, tengo una debilidad por las jollas.
_ Yo también_ respondió la mujer sonriendo
La noche había pasado muy rápido, Alexander solo se había acercado a ella para decirle que estaba hermosa y luego se había vuelto a alejar.
Al llegar la media noche Mariangel se encontraba conversando con el dueño de una empresa petrolera y hablaban sobre futuros negocios cuando se sintió un disparo, automáticamente se agachó buscando refugio debajo de la mesa que tenía enfrente, bajo un paño de lágrimas vió como comenzó un cruce de balas entre los guardias de seguridad y los atacantes, alcanzó a ver como se llevaban al presidente y a Lucía sus guardaespaldas. Vió como un disparo alcanzaba al hombre que había estado conversando con ella minutos antes y entonces trató de encontrar con la mirada a Alexander pero no lo vió, ella sabía que tenía que salir de ahí porque esa mesa no la protegería de los disparos, pero estaba paralizada tenía pánico de que se repitiera la misma historia que hacía siete años y perdiera a la persona que más amaba en el mundo, Alex.
Sintió un disparo más cerca y se estremeció, de pronto apareció Alexander a sus espaldas con una pistola en la mano. En cuanto lo vió lo abrazó con fuerza.
_ Escúchame Mariangel_ dijo agarrándola por la mandívula_ tenemos que salir de aquí, esta mesa no nos protegerá.
Ella asintió con la cabeza.
_ Cuando te diga salimos corriendo hacia esa puerta, ¿me escuchas?
_ si
Disparó tres veces
_¡Ahora!
Ambos salieron corriendo hacia la puerta y hubo varios disparos que pasaron cerca pero ninguno los hirieron.
Caminaron por un pasillo hasta llegar a una puerta grande de metal que Alexander abrió con una contraseña.
_ Tienes que entrar Mari, ahí estarás a salvo
_ ¿Y tú? ¿Acaso no vas a entrar conmigo?_preguntó ella asustada
_ No, tenemos que atrapar a los atacantes_ dijo él
_ No entraré sin ti
_ sí lo harás, te prometo que regresaré lo antes posible.
_ Por favor no te vayas_ pidió ella con lágrimas en los ojos.
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Nunca Te Dije Que Te Quería
Teen FictionMariangel regresa a la ciudad dónde un pasado tormentoso le persigue, intentando dejar todo atrás para continuar con su vida y su carrera pero un altercado con su departamento la llevará directo a vivir con su aún desconocido hermanastro. La atracc...