Capítulo 10. Epílogo

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Mariangel despidió a su último paciente del día justo antes de observar a un auto detenerse frente a la clínica, sonrió al ver por la ventana a su esposo bajar del auto con su pequeña hija tomada de la mano.

Los últimos cinco años habían pasado volando aunque parecía ayer cuando Alexander le había pedido matrimonio en el hospital tres días antes de darle el alta, después de dos semanas en el hospital Alexander había perdido la paciencia y se le había arrodillado frente a la camilla con un anillo en la mano culpando a los médicos de aplasar tanto el alta.

Se casaron un mes después antes de que se notara el embarazo.

Mariangel se atrazó otro año de la carrera pero por fin ya la había terminado,  dos años atrás decidió venderle sus acciones de la compañía a Javi, sabía que la empresa no podía estar en mejores manos pero ese no era su sueño sino el de su padre y él ya no estaba.

Con el dinero de las acciones compró una clínica junto con Leticia justo después de que las dos eligieran la especialidad de cirugía plástica y su padre enojado la sacará del hospital y eligiera a su hermana como la preferida.

La clínica era bastante grande y se habían encargado de contratar otros cirujanos realmente buenos. En poco tiempo alcanzó buena fama y ya se podían dar el lujo de escoger a sus pacientes.

Su esposo y su hija irrumpieron en su consultorio.

_ mami_ dijo la pequeña Daniela saltando a los brazos de su madre

_ ¿Hoy es el almuerzo con Ángel y Lucía? _preguntó confundida

_ No, eso es el viernes.

_ vinimos a rescatarte_ dijo su hija dándole un rápido beso en la mejilla.

_ ¿y qué harán para rescatarme?_ preguntó ella sonriéndole a su hija en brazos.

_ Dice papi  que nos llevará al mejor restaurante de la ciudad_ dijo Daniela mirando a su madre con los ojos abiertos como platos impresionada, la niña era una versión pequeña de Mariangel con los ojos de su padre y era una niña muy inteligente.

_ ¿y qué quieres a cambio?

_ ¿tengo que querer algo para invitar a almorzar a mi esposa? Yo te invito a cenar fuera todos los fines de semana _ dijo inocentemente

_ Tu no almuerzas fuera nunca porque siempre quieres regresar rápido a encerrarte en tu despacho y seguir trabajando.

_ Bien_ dijo él alzando las manos en señal de rendición_ hay que sacar a tu madre de casa ya, mi padre me llamó y está pensando seriamente demandarla por abandono de hogar.

_ no exageres cariño, sólo adora a su nieta y quiere pasar tiempo con ella.

_ Sólo va los fines de semana a su casa, estoy al despedir a la niñera total ya no tiene trabajo, sólo la necesitamos cuando tu madre mete a sus amigas del club en casa para sus reuniones, pero no son personas decentes, el otro día la señora de más edad me dio una nalgada_ se quejó

_ Vale, hablaré con mi mamá _ dijo Mari sonriendo

_ Gracias_ dijo cerrando los ojos en señal de alivio algo exagerado.

La toma de la cintura y le da un corto beso en los labios.

_ ¿te quedan muchos pacientes?

_ termine por hoy _ dijo ella quitándose la bata.

_ Ah, casi lo olvido, tu amigo Enrique vino a verte ayer._ dijo en tono despreocupado.

_ ¿A qué hora?

_ A las 6

_ y por qué no le vi, a esa hora estaba en casa.

_ porque le dije que no estabas y educadamente le dije que era hora de cenar y lo mande fuera.

_ Tienes que dejar de correr a Enrique de todas partes, ni creas que no sé que le corriste del hospital hace cinco años_ dijo entrecerrando los ojos.

_ intentaré no hacerlo

_ Eso me dijiste hace años

_ lo intentaré con más ganas

_ Vale, vamos por ese almuerzo que ya somos cuatro hambrientos_
Dijo cargando a su hija la cual se abrazó rápidamente a su mamá.

_ vamos entonces... espera... ¿cuatro? ¿Leticia va con nosotros?_ preguntó confundido

_ bueno si quieres ponerle Leticia al niño entonces sí, va con nosotros.

_ ¿ niño?..... espera ¿estas embarazada?

_ sip

_ voy a tener un hermanito?_ preguntó su hija emocionada

_ sí mi amor _ le dijo a Daniela con ternura

_ vamos a tener otro hijo _dijo Alexander alzando a su esposa e hija en brazos.

_ te amo_ dijo al cabo de unos segundos _ todos los días intento recordar,  que hice tan bueno en la vida como para merecerte
Mariangel sonrió besando a su esposo con la misma intensidad de la primera vez, pero con una diferencia en ese beso había  más amor, cada día lo amaba más.

Nunca Te Dije Que Te QueríaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora