El Plan II

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Poco a poco iba conociendo más de la chica que flechó mi corazón, era hora de armar un plan B, ya conocía a la mayoría de mis compañeros de aula y por supuesto conocía más a Amira. Ya era Julio, y hacía un frio que te dejaba congelado, el sol bajaba y la luna tomaba el cielo, se oscurecía y aparecen las estrellas, miraba cada una de ellas y pensaba en ella, no salía de mi cabeza para nada el nombre de Amira. Amanecía, y era una mañana fría, estaba yendo de camino a la escuela, llegaba a la puerta... con la cabeza en alto, y una sonrisa estaba ahí, ella estaba esperándome en la puerta de aquella Aula. Mientras el profesor dictaba la clase, yo estaba distraído pensando en el siguiente plan que pondría en marcha:

-Piensa... Piensa ... debe haber una forma de conquistar a aquella chica con los ojos mas hermosos que pude haber visto.

Con una preocupación, y la car distraída el profesor me llamó la atención:

-¡Naín! ¿Estás en la clase?... en qué piensas, presta atención.

Todos voltearon a mirarme, tenía la cara sonrojada y la mirada en el suelo, Amira estaba a mi lado... y me daba vergüenza mirarla.

-RING! RING!

Aquel Receso, fue algo que jamás olvidaré... Estaba sentado en aquella banca de madera, color café y con algunos rasguños, Mirando el césped ella llego a donde estaba, me preguntó con una sonrisa en el rostro:

-¿Estás bien? ...Olvida lo que pasó en clase, ¡a mí también me pasó!

Sin duda , volví a pensar en que era aquella bella dama que quería a mi lado, teníamos que entrar al salón, caminaba lentamente contando cada cuadrado de la vereda, el área de Geografía era la que menos me gustaba. El profesor sugirió:

-Equipos de dos jóvenes, sin hacer desorden por favor.

Pensaba en que me iba a quedar solo , pero las manos suaves de aquella chica, me llevó a hacer el equipo, era un chico demasiado distraído, nunca había sido así... me preocupaba bajar el rendimiento escolar por culpa de aquel enamoramiento adolecente que se presentaba en mi vida, tenía confusiones que no podía resolver, problemas que no podía controlar, pero sin duda cada vez que la veía, es como si viajara a un valle, en un atardecer con el sonido de las aves, y las nubes con formas distintas.

Aquella miradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora