XV - Renacimiento

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Minho estaba junto a él, acariciando su cabello mientras le observaba dulcemente.

— Te dormiste.

— ¿Lo hice? — Preguntó Han.

— Te dejé dormir por mucho tiempo. Ya es hora de que despiertes. — Y dicho aquello se puso de pie. Jisung se percató de que se había dormido apoyado sobre una mesa, y no era cualquier mesa. Se espantó al notar que estaba en el café donde esperó a Minho ese día.

— ¿Por qué estoy aquí? — Dijo confundido.

— ¿Acaso no recuerdas nuestra cita? Cuando llegué estabas durmiendo. Te ves cansado así que te llevaré a casa a dormir.

— No estoy cansado. — Contestó poniéndose de pie también, mucho más confundido antes. — ¿Por qué estás acá? Tú no recuerdas esto.

— ¿De qué hablas cariño?

Sung miró a su alrededor al detalle. No había nadie en ese café, y los dos estaban completamente solos. Incluso el mundo se sentía vacío. La única luz encendida estaba sobre ambos, y más allá de la oscuridad no podía ver nada.

— Tú no recuerdas esto. Tú ya no me amas. ¿No es así? — Le preguntó asustado tensando sus hombros.

— Te equivocas. Hay cosas que no se pueden borrar, Hannie. Nuestra mente puede ser muy delicada con las cosas que recuerda, pero el corazón nunca olvida. — La figura de Lee lentamente se desvanecía en forma de humo. — Tú me trajiste hasta aquí porque no puedes deshacerte de mi.

Cuando todo su cuerpo terminó de desaparecer, el humo comenzó a envolver a Jisung negándole completamente la visión. Se ahogaba.

— ¡Detente! — Rogó sin poder recuperar el aire. Todo a su alrededor daba vueltas sin cesar y poco a poco empezaba a tener miedo de morir en medio del humo. Pensó que iba a caer inconsciente cuando la luz sobre él se apagó.

Volvió a encenderse tan solo un segundo después. El humo ya no estaba ahí, sin embargo la luz se había convertido en el sol, y el lugar en donde estaba ya no era el café, sino una playa.

Las olas eran violentas, y cuando rompían, el agua fría abrazaba sus pies. No había nadie nuevamente. O eso pensaba.

— Dijiste que me traerías. — Otra vez era la voz de Minho tras él. Volteó, y precisamente ahí estaba. — Eso ya no será posible.

— Es por tu culpa.

— No. Es tu culpa. Te fuiste sin dejarme hablar. Tapaste mi boca para siempre porque no querías oírme, pero eso no quita que yo siga existiendo. Para ti siempre seré inmortal. Puedes evitarme, pero jamás borrarme, Hannie.

— Intenté olvidarte porque tú lo hiciste primero. — Confesó desesperado. No quería seguir oyendo a Minho. — ¿Qué sentido tenía seguir apegado a ti? Por favor ya cállate.

— Eres tan cobarde que ni siquiera eres capaz de enfrentarme. — Le reprochó acercándose a él. Jisung se tapaba las orejas y aún así podía escucharlo con claridad. — Tan cobarde que huiste. Siempre estás huyendo, y cuando no puedes hacerlo ni siquiera te defiendes.

— Ya, basta. — Pidió arrodillándose sin despegar las manos de su cabeza. El agua del mar que llegaba hasta él chocaba en su espalda y no comprendía por qué la marea había subido tanto. El castaño lo miraba como si su dulzura jamás hubiera existido. Sus pies estaban sumergidos bajo el agua.

— ¿Qué intentas? — Le preguntó riéndose producto de la actitud infantil que Han mantenía. Este cerraba los ojos para ignorarlo y tarareaba a un alto volumen con el tal de no entender ni una de las palabras que el contrario decía. — Sé que puedes oírme.

Please!! Remember me || Minsung (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora