XVIII - Final

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Un pequeño hilo de luz se posaba en su rostro para hacerle despertar. Bufó al pensar que debió cerrar la cortina completamente antes de dormir. Soltó un bostezo un tanto ruidoso sin abrir bien los ojos aún. Tenía bastante sueño como para despertar.

Dispuesto a seguir durmiendo los minutos que le fueran posibles, se giró buscando el calor de su pareja, pero fue una sorpresa hallarle despierto, con los ojos bien abiertos y perdidos.

— Cariño. — Le susurró. — ¿Qué haces despierto?

Jisung sacudió un poco la cabeza recapacitando del trance en el que estaba. Minho le veía un tanto preocupado.

— Lo siento. Me desperté antes y no pude volver a dormir. — Dijo en un tono suave y melancólico que terminó por alertar al castaño.

— ¿Estás bien? — Se inclinó hacia él buscando acariciar sus abultadas mejillas.

— Sí. — Correspondió a esa caricia tranquilamente y se apegó al cuerpo del mayor. Su cabeza quedó a la altura del pecho de este y por poco podía oír sus latidos. — Sólo estaba pensando un poco.

— ¿En qué?

— ¿Está mal pensar en que algún día nos separaremos? — Preguntó en voz baja. Minho se sintió extrañado ante la interrogante.

— ¿Por qué piensas en eso?

— Todo tiene un final. ¿No? La mayoría de los amores no son para siempre. Las parejas se separan, los matrimonios se divorcian... ¿Qué me asegura que al final del día seguirás aquí? — Comentó influenciado por sus pensamientos. — Yo no quiero perderte pero aún así sé que algún día pasará. ¿Debería estar listo para ese día? — Terminó de decir. Antes de que Minho dijese algo, se hundió más en su pecho, arrepentido. — Ignórame. Estuve pensando de más.

— Hannie, por favor mírame. — Pidió con el dulce gesto de levantar su barbilla para hacerle mirar hacia arriba, donde sus ojos se encontraron. — ¿Cuánto tiempo llevas despierto?

— No lo sé. — Farfulló. Era común para él tener pensamientos excesivos, haciéndole caer lentamente en preguntas que lo único que hacían era torturarlo. Eso no era más que su ansiedad manifestándose otra vez. — Quizás una hora.

— Está bien. — Besó su frente deleitándose con la vista que tenía. El rostro del menor lucía muy bien en su estado más natural. — Respondiendo a tu pregunta; no. No está mal que te lo preguntes, pero lo que realmente está mal es anticiparte a ese momento, porque no tienes los motivos para hacerlo. Recuerda que vives en el presente, y en el presente las cosas entre ambos están bien. ¿Verdad? — Han asintió levemente. — Entonces aprovéchalo. Tenemos una cama para nosotros dos, tres gatos, un fin de semana tranquilo, y tú tienes un novio que te preparará un excelente desayuno para levantarte ese ánimo. ¿Qué te parece?

Sung soltó una pequeña risa que hizo sonreír a Minho.

— Me parece que es mucho para mí.

— No digas esas cosas. Esto no es ni la mitad de lo que mereces. — Dijo volviendo a besar su frente. — Me preocuparé de que comas bien.

La calidez que se había formado entre sus cuerpos era lo suficientemente confortante como para que ni uno de los dos quisiera moverse. El hilo de luz que entraba por la ventana ya no implicaba ninguna molestia. Todo era perfecto en esa habitación bajo las sábanas grises.

— ¿Por qué estás conmigo, Lino? — Se le oyó decir escondido tras volver a pensar en lo que su novio le había dicho.

— Porque te amo. — Le respondió sin dudar ni un segundo.

Please!! Remember me || Minsung (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora