Capítulo 4

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Eran las 7:00 am y Alina se levantó por el ruido que estaban haciendo sus padres en su casa. Así que bajó las escaleras para ver qué era todo lo que hacían.

—¿Qué está pasando por aquí?— Preguntó ella

—Oh, hija, es muy temprano. Lamentamos haberte despertado.— Dijo Carla

—Lo qué pasa es que a tu padre le llegó una solicitud de trabajo hoy en la mañana, y ha decidido ir para ver de qué se trata.— Agregó su madre

Alina se rió y dijo que no pasa nada. Pero no estaba acostumbrada a levantarse tan temprano ni ver a sus padres empacando un montón de papeles y más cosas.
Ella fue a la cocina para preparar su desayuno. Pero se sorprendió cuando vio que en la mesa ya estaba listo.

—Hey hija, hemos comido sin ti, pero te prepare tu desayuno hace unos minutos así que supongo que siga caliente.— Dijo su papá

—Esta bien, no hay problema.— Dijo con una voz quejosa

Se sentó y comenzó a comer. Y cuando sus padres terminaron de empacar todo eso su madre le dijo que ya se iban a sus trabajos.

—Vale— Dijo con la boca llena de comida

Cuando se cerró la puerta Alina sintió gran libertad; disfrutaba el tiempo con sus padres pero de vez en cuando necesitaba tiempo para ella misma. Así que cuando terminó de comer fue a su cuarto para arreglarse y comenzar su día.

—Bueno, me temo que lo primero que voy a hacer es intentar encontrarme con Ámbar.

—Y también... averiguar más a fondo quién es y de dónde viene.— Añadió

Así que luego de tomar las llaves de su casa comenzó a caminar en una sola dirección. Porque ni siquiera sabía dónde podría estar Ámbar. Pero de repente sintió un dedo en su espalda, y se volteó y vió a Ámbar.

-"Hola Alina, veo que saliste.— Le dijo Ámbar

—Hola, si lo sé, hoy sí que traigo unas ganas de hablar profundamente porque quiero saber quién eres en realidad.

—¿A que te refieres con eso exactamente?— Preguntó Ámbar

—Pues ya sabes, de dónde eres, quien es tu familia y todo eso. Ni siquiera sé dónde vives.— Dijo Alina

—Yo no sé quienes son mis padres. Me contaron que tuve un pasado muy trágico. Me abandonaron en un lugar de adopción. Pero me negaron la entrada. Así que me la he tenido que resolver toda mi vida sola.— Respondió Ámbar

—Vaya, esto es demasiado malo. Pero ¿Tienes alguna idea de quienes podrían ser tus padres?— Preguntó Alina

—No no tengo idea, y creo que si los viera ellos no me reconocerían. Porque ya soy grande, y ellos me abandonaron de bebé.

—Eso es muy malo, no puedo creer como existen personas que hacen ese tipo de cosas.— Dijo Alina

—Sí, yo tampoco lo sé. Pero bueno, mírame, estoy viviendo en una pequeña pero buena casa.

—Y... No es por querer incomodarte pero ¿De dónde sacas dinero?— Preguntó Alina

—Recibo ayuda del país, es complicado de explicar— Rió —Pero la verdad me alcanza para bastantes cosas.

—Guau, eso es... raro pero al menos estás contenta ¿Cierto?

—Sí, lo estoy. Vivo sola en completa libertad. Pero no te puedo negar, de vez en cuando siento que me falta compañía. Tener familia es algo que siempre he soñado, ni siquiera sé quienes son mis abuelos.

Alina comenzó a hablar de lo que Ámbar podía hacer con ese dinero. Y pasaron las horas. Ya era un poco tarde, y no había almorzado.

—Me ha encantado hablar contigo Ámbar, pero necesito ir a comer algo.— Dijo Alina

—Muy bien ¿Quieres que te invite a mi casa?

—No hace falta, estoy bien. Pero agradezco tu opción.

—Ok— Dijo Ámbar

Alina comenzó a caminar hacia su casa. Pero se dió cuenta que no había nada listo para almorzar.

—¡Cómo! ¡Que ya son las 3 de la tarde!— Gritó Alina sorprendida

—No me haré nada de almuerzo, veré qué hay en la nevera y eso mismo tomaré.

Alina comió algunos fideos recalentados que habían guardado sus padres.
Luego de esto, sintió tanto sueño, que definitivamente se quedó dormida.

—Hola hola— Dijo Marvin

—¡Qué!— Gritó Alina asustada

Se acababa de despertar.

—¿Cómo? ¡Ya llegaron!— Dijo Alina

—Hija tranquila, te has quedado dormida. Parece que estabas muy cansada.— Dijo Carla

—Pero ya es hora de cenar. Hemos traído unas cuantas alitas de pollo que sé que te van a gustar.— Dijo Carla

—¡Alitas de pollo!— Gritó Alina riéndose a la vez

—Sí, cariño. Se que te gustan— Dijo su madre

Cuando Alina sintió el olor de la comida, se paró de inmediato y se sentó en la mesa. Todos estaban disfrutando de aquel manjar. Y su padre abrió conversación:

—Hija ¿Qué has hecho hoy?

—Hoy... no mucho pero hablé con esa chica que se llama Ámbar. ¿Saben lo trágica que ha sido su vida?

—¿A qué te refieres exactamente?— Preguntó su madre
—Bueno, sus padres la abandonaron de pequeña en un lugar de adopción. Pero negaron su entrada. Y la dejaron tirada en la calle. Tuvo que hacerse su propia vida. Y ahora tiene dinero porque el gobierno la ayuda.

—Vaya, eso es... Muy malo. Imagina el dolor que debe estar sintiendo esa pobre chica— Dijo Marvin

—Sí, imagina... Pero dice que ya se ha adaptado. Pero claro, de ves en cuando siente que necesita compañía. Algo así como una familia.— Contestó Alina

—Claro hija, todo los seres humanos necesitan afecto.— Respondió su madre

—Bueno, ha estado muy rico todo. Pero me voy a mi habitación.

—Buenas noches hija— Dijeron sus padres

—Antes de irme, ¿Qué tal el trabajo padre?— Preguntó Alina

—Hija me fue muy bien. Tengo un trabajo en el que me pagan demasiado. Y vamos a poder seguir comprando cualquier cosa que necesitemos.— Dijo su padre

—Eso me alegra muchísimo.— Dijo Alina

—Hija ya es tarde, si deseas puedes subir a tu habitación.— Dijo Carla

—Sí, es lo que estaba a punto de hacer mamá.

Así que Alina dejó sus platos en la mesa y subió a su habitación. Se dió un pequeño baño y se alistó para dormir. Sabía que mañana podría ser un día agotador y necesitaba estar preparada. Entonces apagó sus luces, y se quedó dormida...

Ella Sí Existe!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora