Capítulo 7

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Alina estaba por despertarse, pero por primera vez sus padres la despertaron.

—Bueno días hija— Dijo Marvin mientras Alina se frotaba los ojos

—¿Por qué me despiertan?

—Cuando lleguemos del trabajo hablaremos sobre algo.— Dijo Carla

—Pero ya nos tenemos que ir hija, ten un buen día— Dijo Carla

—Ustedes igual... dijo Alina en el fondo mientras sus padres salían de la habitación

Aún era temprano, Alina no estaba acostumbrada a levantarse a esa hora y volvió a quedarse dormida.
Pero, esta vez, se levantó aún más tarde de lo normal.

—¡Ya es la hora del almuerzo!— Exclamó Alina

Pero como era de saber, Alina no tenía nada para comer... O mejor dicho, no sabía hacer nada en la cocina. Todo le resultaba difícil.
En lo que ella se rompía la cabeza pensando qué hacer, tocaron la puerta.

—¡En unos segundos!— Dijo Alina

Cuando abrió la puerta, se encontró a Ámbar.

—Vaya pinta tienes Alina jaja— Dijo ella

—No te burles, me acabo de levantar.— Respondió enojada Alina

—Pero dejando eso atrás, ¿Qué haces en mi casa?

—Pues, he estado toda la mañana aburrida y quería saber si quieres venir conmigo a un parque qué hay muy cerca de por aquí.

—¿Parque? No he visto nada por aquí como un parque.— Dijo Alina

—Sí qué hay, lo he descubierto cuando caminaba hacia acá. Es muy lindo, se ve a lo lejos los árboles y todo lo qué hay.

—¡Vamos Alina! No puedes rechazar esto

—Está bien. Pero necesito arreglarme y... ¿Qué tipo de personas hay allá?  ¿Niños? ¿Jóvenes? ¿Adultos? O ¿Ancianos?— Río Alina

—Hay de todo menos adultos y ancianos. Pero deja de hablar tanto y ponte algo para salir. —Dijo Ámbar

—Vale vale. Puedes esperarme en esta sala.

Alina subió a su habitación a vestirse mientras Ámbar la esperaba abajo.
Entonces pasaron algunos minutos, y Alina bajó:

—¿Ya estoy aceptable para ir?— Preguntó ella

—Sí, ahora sí. Te ves bien.

—Bien, ¿Qué estamos esperando?— Dijo Alina sonriendo

Las chicas salieron de la casa camino al parque.
Mientras caminaban, hablaban de todo. Pero cuando llegaron, se dieron cuenta que era un pequeño parque para niños.

—Rayos... ¿Qué podemos hacer ahora?— Preguntó Ámbar

—No nos preocupemos. ¿Ves esos árboles tan frondosos? Ahí nos podemos sentar.

Las chicas fueron y se sentaron al frente de unos árboles muy grandes que daban sombra. Habían ardillas saltando y corriendo por las plantas.
Niños jugaban en los columpios y toboganes, y sus padres los esperaban en los bancos.

—No puede ser... ¿Por qué nunca me había dado cuenta de este hermoso lugar?— Se preguntó Alina

—Jaj, tienes la razón. Es un bonito lugar, pero no te culpes, yo tampoco lo había visto antes.

—Hey tengo una pregunta...— Dijo Alina como si fuera a preguntar algo personal

—Pregunta con toda confianza Ali

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