Capítulo 5

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Alina se levantó más tarde de lo normal, y como era de esperarse sus padres ya se habían ido al trabajo. Pero se percató de que su padre le dejó una nota que decía:
"Hija, hoy no te has despertado temprano, pero tranquila, te he hecho tus panqueques. Si están fríos, los puedes calentar. Te amo- tu padre"

Alina se rió por unos segundos y luego tomó su desayuno.

—¿Qué estará haciendo ahora Ámbar?

—Me ha encantado hablar con ella... Digo, me entiende perfectamente. Siento que es una gran compañía. Una gran amiga

Alina se dió cuenta que estaba hablando con ella misma, y un pensamiento paso por su mente: ¿Me estoy volviendo loca? Pero decidió respirar profundamente y comenzó a reírse.

Luego subió las escaleras hasta el segundo piso, donde se encontraba su habitación y se alistó para poder... Mejor dicho para no hacer nada en su casa, o al menos eso parecía.

—Hoy me tocará quedarme en mi casa, al menos hasta que mis padres lleguen.

Alina bajó, se sentó al frente de la televisión intentando encontrar un buen show para ver. Pero seguía buscando y buscando, canal por canal.

—Vaya, ¿Quien ve esto? Parece de ancianos.—Dijo Alina quejándose

Pero mientras ella se quejaba, tocaron una vez la puerta y tiraron un sobre por debajo de esta.

—¿Qué es esto? ¿Ahora también recibimos mensajería?— Rió

Pero su sonrisa se borró cuando en el medio de el sobre decía: "Solicitud de adopción negada"

—No puedo creer que esto esté pasando.— Dijo aguantando sus lágrimas

Pero no pudo aguantar un segundo más y comenzó a llorar.

—¿Mis padres me quieren dar en adopción? No he hecho nada malo.— Lloraba profundamente

Alina no tuvo de otra. Le tocaba esperar a que sus padres llegaran del trabajo para así, preguntarles. Entonces, pasó la hora del almuerzo, y como solo sabía hacer huevos se hizo algunos.
Alina no paraba de pensar qué estaba sucediendo, ahora se daba cuenta de que algo realmente malo pasaba en su casa.

—No soy tan tonta, quiero ver que tanto me mienten mis padres y no me dicen sobre esa carta.— Dijo ella

—Así que, vamos a ver hasta donde llegan sin decirme nada.

—Me siento una persona mala pero sé que no lo soy.— Rió

—Pero claro, necesito averiguar un poco más de esto, sin decirle a mis padres.

Llegó la hora de la tarde, ya sólo faltaban unas horas y sus padres llegaban. Y Alina solo estaba  esperando a comer una buena cena, hecha por su padre, el cocinero de la familia.
Pasaron unos minutos mientras Alina estaba sentada viendo su teléfono cuando abrieron la puerta. ¡Eran sus padres! Así que corrió de inmediato a darles un abrazo.

—Hija, ¿Hace cuándo no hacías esto?— Se reía su padre

—Es cierto. Desde pequeña diría yo— Dijo Carla

—¿A caso hay algún motivo de felicidad hoy?— Preguntó Marvin su padre

Alina simplemente movió su cabeza dando a entender un no. Pero para que sus padres no se dieran cuenta que ella vió la carta de adopción ella intentó alejarse lo más posible de ese lugar. Y observaba a sus padres cuando tomaron el sobre sorprendidos. Y se miraron los dos, preocupados. Pero Alina estaba disimulando, ni siquiera miró el sobre ni preguntó nada.

—¿Será que logró ver el sobre?— Preguntó silenciosamente Carla

—No lo creo, si no, estuviera preguntando de qué se trata.— Susurró su padre

Y Alina seguía sin decir nada. Solo quería saber hasta cuando sus padres no le iban a contar sobre ese sobre. Pero estaba hambrienta así que preguntó por la cena.

—¿Qué vamos a comer hoy?— Preguntó ella

—Pues he dejado en la nevera unos pescados listos. Solo falta freírlos.— Dijo su mamá

—Ok— Dijo Alina

Así que cuando la comida estuvo lista se sentaron en la mesa. Y como era de costumbre sus padres siempre sacaban tema de conversación porque sentían que si no lo hacían se volvería un momento incómodo.
Pero en este caso, fue Alina la que lo hizo.

—Y cuéntenme ¿Cómo les ha ido en el trabajo?

—Muy bien hija— Dijo su papá

—Pero hoy sí que ha sido un día muy agotador para mí.— Dijo Carla

Luego siguieron hablando de todo lo que habían hecho en su trabajo, pero Alina estaba harta de escuchar esta conversación de adultos trabajadores. Así que decidió retirarse a su cuarto. Pero a sus padres se le hizo extraño porque todavía no era tarde para ir a dormir. Entonces, cuando Alina subió a su cuarto, se acostó en su cama de inmediato.
Pero no pasó ni cinco minutos más y ya Alina se había quedado dormida. Y sus padres notaron que se le había olvidado cerrar la puerta de su habitación así que la cerraron.

—Algún día ella se dará cuenta Marvin, y tenemos que contarle lo qué pasó. Dijo su madre en silencio

Y los dos padres se miraron preocupados uno al otro.

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