Lunes,
4:00 pmDespertar
Mis párpados comenzaron abrirse con lentitud al sentir una luz en mi rostro. Mis ojos se fijaron en los rayos de sol que entraban por una ventana y que impactaban mi cara. Con la mirada comencé a recorrer los pequeños detalles de la habitación en la cual me encontraba, no era la misma por lo cual podía suponer que me encontraba en otro lugar.
Estaba boca bajo sobre la suavidad de una cama. Podía sentir como mi espalda estaba completamente expuesta, sin ningún material que la cubriera.
Mis ojos se cristalizaron al recordar lo ocurrido, ni siquiera podía levantarme, sentía que con solo un leve movimiento me lastimaría mas de lo que ya estaba.
El sonido de una puerta abrirse puso mi cuerpo en alerta, comencé a temblar y suplicar que no se tratase de el.
—A despertado.
Mi cuerpo se relajó al escuchar esa voz vacía de emociones tan conocida pero aun el miedo corría por mis venas a la espera de que hubiera venido por ordenes de su jefe para que me llevara y me hiciera mas daño.
No aparte la mirada de la ventana, ni siquiera lo mire cuando se coloco enfrente de mi y me examino con la mirada.
—Ha estado inconsciente por tres días, un doctor la ha revisado y recomendó que guardara reposo y que por nada del mundo se levantara de la cama—explico.
Luego de eso no obtuvo respuesta de mi parte, no deseaba hablar ni siquiera tenia deseos de comer.
—Debo revisar sus heridas, la herida de su costado a sido atendida nuevamente y se encontra en mejor estado—continuo hablando, esperando alguna respuesta por mi parte—Si le duele demasiado solo digamelo, solo voy a desinfectarlas ¿De acuerdo?
Lo perdí de vista pero rápidamente comencé a sentir como pasaba sus manos con suavidad y cierta delicadeza pero por mas cuidadoso que trataba de ser, con una siempre caricia sentía como todo mi cuerpo se retorcía de dolor.
Mis manos se aferraron a las sabanas que cubrían la cama, el dolor era insoportable pero algo me impedía gritar, por alguna razón pensaba que si gritaba el me escucharía y vendría hacerme sufrir más.
Y así fueron pasando los días, los días se fueron convirtiendo en semanas y las semanas en un mes. Estuve todo el tiempo en reposo, apenas podía lograr moverme sin causarme daño. Todas las mañanas Mustafa venia al cuidado de mis heridas, las atendía con cuidado y luego se marchaba. Luego llegaba una señora de mediana edad, la cual intentaba alimentarme pero simplemente había perdido el apetito con el pasar de los días.
Ella me bañaba con delicadeza, intentando no hacerme daño. Siempre podía mirar la pena y lastima que sentía por mi en sus ojos. No volví hablar con nadie, por más que ella trataba de crear conversaciones conmigo siempre obtenía la misma respuesta, silencio. Jamás aparte mi vista de la ventana, mis ojos siempre se quedaban mirando como el amanecer comenzaba a dar pasos con los rayos de sol, hasta como el sol se iba marchando hasta darle paso a la noche y sus estrellas.
En las noches apenas dormia, no podía evitar cerrar los ojos con temor. Los sueños se habían vuelto constantes pesadillas. Soñaba con el incidente de la escuela, las muertes, las violaciones, la subasta, con todo. Mi mente se había vuelto mi peor enemigo, atormentandome cada vez que se le daba la oportunidad, haciendo mis días una completa tortura.
Con los días podía notar las lentas mejorías de mi cuerpo pero no me sentía mejor, todo lo contrario, me sentía más cansada y vacía. Había bajado de peso de una manera abrumadora.
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MY RAPTOR
Ficción GeneralUn estallido me aseguró que había apretado el gatillo y en un par de segundos mi cuerpo se encontraba de rodillas sobre el suelo. Lleve una mano temblorosa a mi costado, sintiendo como de este comenzaba a salir un liquido y como un dolor insoportab...