Golpe al corazón

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Ha pasado un tiempo desde que el malvado tirano Freezer llegó a la Tierra para tomar venganza de Son Gokú por lo ocurrido en la mítica batalla del planeta Namekusei. Obviamente que dicha venganza no pudo ser llevada a cabo, ya que el mítico Saiyajin regresó justo a tiempo del planeta Yadrat para salvar al planeta una vez más de un peligro inminente utilizando una nueva técnica: la Teletransportación. Y esta vez, no tuvo un ápice de piedad para con el autoproclamado "Emperador del Universo" ni para con su padre, el Rey Cold, acabando con ellos de una vez y para siempre.

Desde entonces que la Tierra pudo vivir en paz finalmente. O al menos, eso se creía...

En los siguientes tres años Gokú se dedicó a seguir entrenando y, al mismo tiempo, proteger a su familia en el Monte Paoz: su esposa Milk y su hijo Gohan. Gohan alternaba sus entrenamientos tanto con Gokú como con Piccoro (quien se había instalado en el Templo Sagrado, aunque visitaba seguido a su pupilo Gohan), al mismo tiempo que no descuidaba los estudios, impuestos por su estricta madre ya que, al no haber una amenaza inmediata hacia la Tierra, no había razón para seguir peleando (según ella, claro).

Por otra parte, los demás Guerreros Z (Vegeta, Krilin, Yamcha, Ten-Shin-Han y Chaoz) se dedicaron a vivir vidas más tranquilas, pero sin descuidar sus entrenamientos. Cabe destacar el hecho de que Vegeta terminó formando una familia nada menos que con Bulma, lo cual dio como resultado el nacimiento de un pequeño niño, que fue bautizado con el nombre de Trunks.

Hasta acá, no había ningún peligro a la vista.

Pero con el correr del tiempo, la condición de Gokú, increíblemente, comenzó a mermar. En los últimos entrenamientos, tanto Gohan como Piccoro notaban que el Saiyajin se cansaba demasiado, y sin ninguna explicación aparente.

Gohan: ¿Papá? ¿Estás bien? Te veo muy agitado.

Gokú: Si...Gohan. No te...preocupes.

Piccoro: Estás sudando mucho, Gokú.

Gokú: Tranquilo, Piccoro. Es...solo que...use demasiada energía...muy rápido.

Gohan: ¿No quieres una Semilla del Ermitaño, papá?

Gokú: No, Gohan, en serio. No es...necesario. Uf...creo que fue suficiente...por hoy, muchachos.

La explicación del Saiyajin no convenció del todo ni a su hijo ni al guerrero Namekiano.

En los días siguientes, Gokú seguía agotándose cuando quería entrenar. Le era imposible seguir el ritmo de Gohan y, mucho menos, el de Piccoro. Hasta incluso le costaba transformarse en Súper Saiyajin

¿Pero qué pasaba? ¿Cómo fue que su increíble condición decayó tan rápido? Fue entonces cuando Milk notó esto y tomó una decisión determinante:

Milk: ¡Gokú! ¡Tienes que dejar de entrenar y visitar a un doctor de inmediato!

Gokú: ¿Qué? Pero si...no tengo nada...de malo, Milk.

Gohan: Mamá tiene razón, papá. Algo te está sucediendo. Tú no eres de cansarte así de fácil.

Milk: ¡No pongas más excusas, Gokú! ¡Irás al hospital a realizarte estudios para ver si hay algo malo en tu cuerpo!

Gokú: ¡Pero...a mí...me dan miedo...los hospitales, Milk! ¿No lo recuerdas?

Piccoro: Bueno, creo que no hay de otra...

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