La Última Esperanza

La hora de la verdad

Se estaban por cumplir las 24 horas de plazo máximo para estar en la Habitación del Tiempo. Ni Gohan ni Trunks han salido todavía.

Mientras esto sucedía, Bulma seguía atenta a las novedades del mundo debajo del Templo Sagrado. Los androides, por momentos, parecían calmar sus ansias destructivas. Pero cuando estas se reanudaban, nada quedaba en pie.

Incluso parecían empeorar con cada ciudad destruida, y cada vida que era arrebatada por las manos de N°17 y N°18. Bulma ya no aguantaba más y se la pasaba caminando de un lado al otro en la entrada del templo.

Bulma: ¡Rayos! ¡¿Qué tanto están haciendo que no han salido todavía?!

En eso, Míster Popo salió a su encuentro.

Míster Popo: Señora Bulmas, ¿Está usted bien?

Bulma: ¡No, Míster Popo, no estoy bien! ¡Los androides siguen destruyendo todo ahí abajo y tengo miedo de que lleguen a la Ciudad del Oeste! ¡Y ellos dos no han salido todavía de la Habitación del Tiempo!

Míster Popo: Yo sé que es una situación difícil. Míster Popo también está preocupados por lo que pasa. Pero Gohan y Trunks ya saldrán prontos de la habitación, y así podrán ir a pelear contra los androides.

Bulma: Espero que Trunks y Gohan ya hayan terminado su entrenamiento...

Después de esto, Bulma decidió retirarse a su habitación.

Cuando Bulma llegó a donde se había instalado dentro del Templo Sagrado, se sentó nuevamente en la cama y justo notó que en la mesa de luz cerca de ella había puesto una foto suya en la que estaban ella, Vegeta y Trunks cuando este era un bebé.

En la foto se lo podía ver al pequeño Trunks encima de su padre, como si fuera un caballito, mientras que con una de sus manos se agarraba de los labios de Vegeta para evitar caerse, mientras que Bulma se reía desde atrás por el sufrimiento de su pareja.

Bulma no pudo evitar sonreír al ver esta foto. Y en un momento, se puso de pie y se asomó a la ventana de su habitación, con la foto entre sus manos, acercándola a su pecho, para posteriormente levantar la mirada, casi como si estuviese elevando una plegaria.

Bulma: Trunks, Gohan...ustedes son...la última esperanza...de la humanidad...

En la Habitación del Tiempo

Gohan y Trunks estaban llevando a cabo el último tramo de su arduo entrenamiento. El progreso de ambos guerreros ha sido realmente notable entrenando en este sitio.

No solo que estaban por cumplir un día entero en la Habitación del Tiempo (algo que ni siquiera el mismo Gokú había logrado hacer), sino que además habían conseguido el objetivo que se habían impuesto cuando llegaron:

Superar los poderes de un Súper Saiyajin.

El primero en lograrlo fue Trunks, luego de pedirle a su maestro Gohan que pelease de una manera mucho más seria, llevando a cabo verdaderos combates a muerte.

Y Gohan, por su parte, fue incrementando su poder de manera exponencial con cada combate entre él y su pupilo, los cuales hacían aflorar no solamente sus ganas de superarse, sino también sus deseos de venganza hacia los androides N°17 y N°18.

Si bien Trunks superó al Súper Saiyajin antes que él, Gohan logró tener una subida de nivel que lo ponía casi a la par con su alumno.

Flashback

En uno de sus últimos entrenamientos, mientras estaba transformado en Súper Saiyajin, Gohan había llegado a un nivel que impresionó al mismo Trunks, con una apariencia verdaderamente imponente.

Trunks: ¡Gohan, ese nivel es impresionante! ¡Si sigues así, seguro le ganarás a los androides!

Gohan: No...no podré ganarles con esto, Trunks.

El hijo de Vegeta no podía creer lo que escuchó.

Trunks: ¿Qué? ¿Pero...por qué?

Gohan: Admito que la apariencia es sorprendente, y también el poder. Pero si mis músculos se han hecho increíblemente grandes, significa que mi velocidad no será la deseada y por esa razón, esos androides podrían matarme, Trunks.

Trunks: Ah...ya entendí...

Gohan: Aunque tenga este gran poder, también tengo que concentrarme para poder golpear al adversario. Así nunca podré ganarles a esos dos.

Después de estas palabras, Gohan volvió a su estado base.

Gohan: Además, Trunks. En ese nivel, se utiliza una enorme cantidad de energía en poco tiempo. Lo más recomendable por ahora será permanecer como Saiyajines normales. Eso lo entendí a la perfección. Escucha Trunks.

Trunks: ¿Sí, Gohan?

Gohan: Lo mejor será permanecer como un Súper Saiyajin salvo cuando duermas. Así es como debes permanecer para que lo controles. Tiene que empezar a desaparecer la desesperación que sientes cuando te conviertes en un Súper Saiyajin. Y después de eso, te será aún más fácil controlarlo. Imagino que puede llegar a ser algo fastidioso para ti. Pero creo que es la mejor alternativa, Trunks.

Trunks: Sí. Lo entiendo, Gohan. Así lo haré.

Fin del Flashback

Luego del último combate que tuvieron entre ellos, se sentaron sobre las baldosas de la entrada a la habitación.

Gohan: Muy bien, Trunks. Realmente me dejaste sorprendido. Has superado la fuerza de un Súper Saiyajin.

Trunks: Gracias Gohan. Y tú también te has vuelto muy fuerte.

Gohan: Sí. El haber entrenado en este lugar realmente mejoró mucho no solamente mis fuerzas, sino mis capacidades para sostener combates más difíciles.

Trunks: Oye...¿Y con estos nuevos poderes...será suficiente para derrotar a los androides?

Gohan pensó en la pregunta de su alumno.

Gohan: ¿Recuerdas lo que te dije antes de que tu cuerpo tenía que acostumbrarse a la fuerza del Súper Saiyajin?

Trunks: Sí.

Gohan: Bueno, ahora tanto tu cuerpo como el mío tienen que acostumbrarse a estos nuevos poderes. Y no podemos dejarnos llevar por ellos. El poder no es suficiente. Hay que saber ser inteligente a la hora de pelear. Ellos son muy astutos. Y si les damos la oportunidad, nuevamente volveremos a perder. No podemos equivocarnos otra vez. Tenemos que traerlos a nuestro juego y no caer en el de ellos. ¿Entiendes, Trunks?

Trunks: Si, Gohan. Esta vez seremos nosotros quienes marquemos el ritmo de la pelea y no ellos.

Gohan: Así es. Y me alegra que lo entiendas.

Trunks le devolvió una sonrisa a su alumno justo cuando las arenas de los enormes relojes, que rodeaban la entrada a la habitación, habían pasado al otro lado.

Se cumplieron las 24 horas. Ya era el momento de, finalmente, salir de la Habitación del Tiempo.