~𝟎𝟓~

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Advertencias: abuso sexual, si esto te hace recordar malos momentos o te incomoda, deberías saltarte este capítulo.

Advertencias: abuso sexual, si esto te hace recordar malos momentos o te incomoda, deberías saltarte este capítulo

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― Todos fuera de la habitación, ahora.― ordenó.

― Mikey, relájate.― dijo Draken intentando tranquilizar al más bajo.

― ¿No oíste lo que dije? Dije que todos fuera de la habitación, ¡AHORA!― soltó esta vez más alto, un grito que te intimidó y te hizo encogerte en tu sitio involuntariamente.

Aunque demostraras que eres fuerte, realmente por dentro estabas cagándote del miedo. Obviamente no se lo demostrarías bajo ningún concepto, pero es solo para aclarar.

Poco a poco, todos se marcharon de la habitación. Los miraste a todos de reojo, estaban serios, incluso Baji quien siempre solía estar con esa sonrisa burlona en la cara, se encontraba serio.

Oíste el portazo indicando que todo el mundo estaba fuera, quedándoos solos en aquel salón de reuniones.

Tus mejillas fueron apretadas con más fuerza, haciéndote soltar un quejido de dolor.

― ¿Cómo te atreves a escupirme?― preguntó con el ceño fruncido por el enfado y sus ojos oscurecidos por esto mismo, cosa que no sabías que podía pasar en un ser humano, pero parece que en esa especie así.

― Tal como os atrevisteis vosotros a secuestrarme, maldito.― gruñiste con rabia.

Soltaste un jadeo ahogado cuando soltó tus mejillas bruscamente y la mano que se encontraba sujetándolas pasó a tu cuello, rodeándolo con su mano y apretándolo con fuerza, privándote del aire.

― Vamos, atrévete a contestarme de nuevo.― gruñó con rabia, aunque igualmente parecía estarse conteniendo un poco.

Intentaste volver a hacer la técnica de pegarle un rodillazo en sus partes, pero previó antes el movimiento y golpeó con poca fuerza la cabeza contra la mesa, con la intención de aturdirte pero no dejarte inconsciente. Su cuerpo pasó a estar encima tuya sin quitar la mano de tu cuello, privándote así del poco movimiento que tenías antes.

Vuestros cuerpos estaban demasiado juntos para tu gusto, pero ahora te estabas centrando más en la falta de aire. Intentaste sacudir tu cabeza desesperadamente de su agarre, pero casi no lograste moverlo ni un poco.

― ¿Estás muy desesperada?― preguntó el pelinegro con una sonrisa malvada, parecía estar disfrutando tu sufrimiento después de lo que le acababas de hacer.

Abriste la boca para decir algo, pero no tenías suficiente aire como para decir algo.

― ¿Quieres decir algo? ― preguntó ladeando la cabeza y bajando su cabeza hasta la altura de tu cara, quedando a escasos centímetros de tu rostro.

― Ca...Cabrón...― susurraste con dificulad.

La sonrisa desapareció de su rostro, volviendo a su faceta enfadada. Quitó la mano de tu cuello y te empujó con mucha fuerza hacia la mesa, lo que te hizo soltar un grito, que se escuchó bajo porque lo ahogaste mordiéndote el labio inferior, no le darías el gusto de oírte gritar.

Tu espalda se arqueó por el dolor de la dura mesa chocar contra ella, lo que te hizo cerrar los ojos soportando el dolor. Intentaste patalear para alejarlo de alguna manera, pero él era mucho más fuerte que tú.

Tenías miedo de lo que pudiera hacerte, para ser sinceros. Pero tu miedo se triplicó cuando agarró el borde de una de las mangas de tu camiseta y la rompió con facilidad, dejándote en la parte superior del cuerpo un simple sujetador.

― ¡Para joder!― gritaste desesperada, olvidándote del orgullo por un momento al ver como estabas expuesta ante él.

― Ahora te voy a enseñar a respestarme.― dijo este con un rostro serio, acercando su rostro al tuyo.

Sin camiseta, vuestros cuerpos pegados, tú con las manos atadas y él apunto de besarte.

Podría haber sido bonito si esto no fuera totalmente contra tu propia voluntad.

― ¡Apártate mierda!- gritaste pataleando, tus ojos comenzaban a cristalizarse ante su cercanía.― ¡Que te apartes, quít-

Entonces te besó.

Lágrimas querían salir de tus ojos ante ese contacto de vuestros labios. Tus ganas de vomitar también aumentaron, te sentías asqueada. La situación te estaba sobrepasando, ya no podías pensar en mantenerte fuerte, lo único que querías es que no te tocara más, querías volver a tu casa y no estar más en aquel lugar.

Aprovechó uno de tus sollozos para introducir su lengua en tu cavidad bucal, ignorando por completo tus lágrimas y tus súplicas. De cierta manera le había gustado romper tu orgullo, quitar esa superioridad de ti, cosa que con ese acto consiguió. No tenía la intención de tener sexo contigo pues no le gustaría hacerlo sin tu consentimiento, solo quería aterrorizarte para mantener esa actitud tuya a raya.

Aunque tu pensabas que te iba a violar, haciendo que comiences a llorar con fuerza en medio del beso. Aquella fuerza que te caracterizaba y aquel orgullo estaban siendo corrompidos por aquel chico de pelo negro y ojos vacíos que no creía estar exagerando con sus acciones.

Ante la falta de aire abandonó tus labios, lo que intentaste aprovechar para darle un cabezazo y alejarlo de ti, pero tus movimientos eran demasiado lentos por la asfixia de hace un rato y el golpe con tu cabeza contra la mesa que predijo fácilmente tu movimiento, sosteniendo tu frente y manteniendo tu cabeza quieta.

Iba a bajar los besos a tu cuello, pero la puerta se abrió de un portazo, interrumpiendo las intenciones del chico encima tuya.

― ¿¡Qué narices haces, Manjiro?― gritó un chico muy parecido a Mikey, solo que este era más alto y no intimidaba tanto como él. Detrás suya estaba el chico de pelo lila y pestañas largas que habías visto cuando te habían secuestrado.

Se acercó a vosotros y apartó a su hermano de encima tuya bruscamente.

― ¿Estás bien?― preguntó tomando su rostro en tu manos pero manteniendo las distancias de ti, pero alejaste su rostro de sus manos rápidamente.― ¿¡A qué viene todo esto, Manjiro?!

― Relájate, Shinichiro. Lo estaba haciendo por su bi-

― ¡Ni por su bien ni mierda, está llorando!― dijo en voz alta, haciendo que Mikey se callara.― Fuera de la habitación, tú y yo hablaremos después.

Mikey abandonó la habitación sin poner ninguna excusa, pasando por al lado del pelilila sin dedicarle ni una mirada.

― ¿Estás bien?― preguntó "Shinichiro" mirándote con preocupación.― Lo siento demasiado por lo que te ha hecho mi hermano, mi nombre es Shinichiro Sano.

― Lo siento demasiado por lo que te ha hecho mi hermano, mi nombre es Shinichiro Sano

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Datos que hemos descubierto sobre los "Salvajes" en este capítulo:

- Sus ojos se oscurecen cuando está enfadados o excitados.

- Suelen dejarse llevar bastante por sus deseos carnales e impulsos, pero siempre hay alguno que se sabe controlar más.

En fin, sobre lo que acabo de escribir, yo dije que habría este contenido en las advertencias, igualmente esto no es nada romántico. En la vida real lectores, nadie puede obligaros a tener relaciones sin que vosotros queráis.

Bye bye~

野生  𝐒𝐀𝐋𝐕𝐀𝐉𝐄𝐒 - 𝗧𝗼𝗸𝘆𝗼𝗥𝗲𝘃 (𝗬𝗮𝗻𝗱𝗲𝗿𝗲)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora