Esperanza

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El frío de la muerte invadió su mente.

Tenía los ojos abiertos pero no podía ver nada.

Tenía las manos frías y pegajosas. Su cuerpo pesado apenas podía moverse.

¿Qué le había pasado?

¿Dónde estaba?

Sus sentidos le dolían, sus oídos zumbaban, su garganta estaba seca como el papel.

Cerró los ojos y trató de recordar.

Había estado en la biblioteca con su hermana, buscando un libro. Luego, todo era confuso. 

¿Había habido una explosión?

¿Era eso lo que había ocurrido?

Sintió un peso apretándole el pecho, como si algo le hubiera caído encima. Trató de respirar, pero no pudo. Intentó gritar, pero su voz no era más que un débil gemido. Se supo atrapado debajo de los escombros. Se esforzó por moverse, pero no pudo.

Intentó gritar de nuevo, pero no hubo respuesta. Sus pulmones le ardían y estaba a punto de morir.

Y entonces lo vio. Un resplandor débil en la oscuridad. Una luz que se acercaba. La luz de la esperanza se acercaba cada vez más, hasta verla claramente. Era una figura humana. Alguien venía a rescatarle. La figura se acercó y él pudo ver su rostro. Era una mujer. Una mujer hermosa. Ella le sonrió y él supo que estaba a salvo. Ella levantó una mano y le tocó la mejilla.

–No te preocupes –le dijo–. Yoestaré contigo. Soy la muerte y he venido por ti. No temas, tu hermana teespera.

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